"Lo más bonito es que no eres consciente de lo dulce y tierna que eres, y es esa inocencia es lo que más me enamora de ti".
-¿Saben? Debería cancelar la fiesta en la playa de mañana.
Chris se cruzó de brazos y soltó con una seriedad inescrutable.
-¿Qué? No, Chris. No seas dramático.
-Ya invité a mis amigas, hijo. No puedes cancelar...
-Pero papá, ya le dije a Morgan y Nathan que vinieran mañana.
-Amigas de Rose venir a casa, papi...
Esas fueron al menos unas cuantas quejas que inundaron la habitación para abofetearlo. Chris levantó el rostro y escrutó con la mirada fija a las cuatro furias rubias del apocalipsis que tenía sentadas justo frente a él sobre el gran sofá del living, mirándolo como si quisieran desintegrarlo con esos enormes ojos claros y brillosos que tenían todas.
-¿Les parece poco lo qué pasó ayer?
Chris frunció el entre cejo cuando las cuatro se cruzaron de brazos y lo miraron mal. Estaba seguro que aquella era una lucha perdida, peor al menos sacaría la frustración de lo mal que había pasado la noche.
-¡Yo ni siquiera probé los cócteles de tía Liz, papá! -Lucy fue la primera en reprochar.
-Y jamás lo probarás, cariño. Ahora sube a la habitación de la abuela a ver televisión. -Evans le advirtió a su hija mientras Liz rodaba los ojos. El rubio esperó a que su hija desapareciera para continuar con su sermón.
-Solo mírense... -Chris les hizo una seña para invitarlas a verse unas a otras mientras avanzaba hasta ellas con una bandeja pequeña que contenía 3 aspirinas y 3 vasos con agua.
-Abuela Lissa y Liz bonitas.
Rose soltó con inocencia, causando que el hombre tomara una gran bocanada de aire para relajarse.
-Se refiere a la resaca, Rosie...
Liz le susurró a la rubia que ladeó su cabeza sin entender nada para después recorrer sus ojos sobre aquel guapo hombre de ojos azules y pijama aburrida que las miraba con un semblante molesto. Fue inevitable que Rose no llevara sus ojos hasta la entre pierna de Chris, recordando en un click todas las barbaridades que habían charlado durante las películas, pero para ella en ese preciso momento le parecía que debajo de ese chándal no había absolutamente nada. ¿Se habrían equivocado?
-Cariño, solo toma la pastilla, ¿ok?
Chris se aclaró la garganta con nerviosismo al sentir los ojos profundos de Rose examinarlo a detalle, le hizo una seña con la mano para llamar su atención y ella obedeció sin rechistar.
-A ver hijo, vamos a tranquilizarnos. No puedes cancelar la fiesta y si lo haces entonces me traeré a todos los invitados a mi casa. -Lissa fue la primera en abrir la boca mientras peinaba un poco la maraña revuelta que tenía en la cabeza.
-Mamá se trata de ser responsables. No pueden involucrar a Rose en sus locuras cada vez que se las entrego para pasar tiempo juntas. No debieron darle todos esos cócteles. Recuerden que ella aún está en recuperación. ¿Cómo se supone que les confiaré a Lucy cuando sea mayor? -Chris las miró con la frente arrugada y los labios apretados.
-Hijo, relájate. Te recuerdo que aquí la más grande soy yo. -Lissa se recargó en su asiento y cerró los ojos unos segundos. Comenzaba a sentir su cabeza palpitar en medida que la luz del sol atravesaba los ventanales de la terraza.
-De acuerdo, no estuvo bien, pero la pasamos de maravilla. Reímos y charlamos cosas de chicas. Rose estuvo más que feliz todo el tiempo, ¿no es así Rose? -Liz abogó por su vida.
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🌊 𝝝𝗖𝗘𝝠𝗡 𝗘𝗬𝗘𝗦 🌊
RomanceHace exactamente 5 años que una de las familias más reconocidas de España en el campo de la construcción había sufrido una ruptura irreparable que había dejado el corazón de Christopher Evans completamente despedazado. Con tan solo 28 años de edad y...