CAP 7 QUÉDATE

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"Las despedidas son solo para aquellos que aman con sus ojos. Porque para aquellos que aman con el corazón y el alma, no existe tal cosa como la separación".

-No puede permanecer aquí, Señor Evans. Apreciamos toda su ayuda, pero ahora las autoridades se harán cargo. -Un oficial le explicó con calma y se acercó a ambos para poder llevarse a la joven a unas de las salas de la estación.

-No, Rose, no... -La rubia negó con la cabeza y se abrazó con miedo al brazo de Chris mientras sentía sus ojos aguarse.

-¿Puedo hablar con la familia? -Evans quiso saber.

-Lo siento, pero el protocolo no nos lo permite. Confié en la autoridad, Señor Evans. -El hombre le sonrió de una forma que hizo al rubio dudar. Claro que no confiaba en la autoridad.

-¿Podría darme unos minutos con ella? A solas... -Chris miró con dureza al oficial que estaba plantado frente a él.

-Un minuto, la familia de la chica aguarda, deben partir hoy mismo de España. -El oficial le respondió y después abandonó la oficina.

-Rose, escúchame...

Chris se giró para quedar frente a ella y poder limpiar sus lágrimas con sus pulgares.

-Rose mucho miedo... -Ella negó con la cabeza sin poder parar de llorar.

-Ven aquí, mi amor. Estarás bien, Rose. Sabíamos que esto sucedería y quizá a un no tienes tus recuerdos de vuelta, pero ellos podrán ayudarte a recuperarlos.

Chris la atrajo con delicadeza a su cuerpo y la envolvió con ambos brazos para acurrucarla contra su pecho. Podía sentir como su piel se erizaba con terror mientras sollozaba, partiéndole el corazón él miles de cachitos.

-Ellos son tu familia, Rose. Debes volver a casa, a tu hogar. -Chris le explicó en un susurro suave al oído, pero ella insistía en negar con la cabeza.

-Casa con Lucy y tu, papi, Frank, Abuela, Liz... -Ella respondió y elevó su rostro para mirar al hombre con uno ojos terriblemente tristes y angustiados.

-Cariño, no me hagas esto. Debes irte ya. -Evans acarició su mejilla y sintió como sus ojos se aguaban al ver su semblante tan desconsolado mientras un gran nudo comenzaba a restarle la respiración.

-Por favor, Rose quedar aquí, casa aquí. -Ella insistió y no pudo evitar pegar un enorme salto cuando uno de los oficiales abrió la puerta. Habían ido por ella.

-Por favor, por favor... -Rose suplicó sin parara de llorar, aferrándose fuerte a la camisa de Chris, quien tuvo que soltarla a la fuerza cuando un oficial colocó la mano en su hombro.

-Se terminó el tiempo. -El hombre le informó y Evans asintió en silencio.

-Dios... Lo siento mucho... Estarás bien, Rosie.

Evans besó la frente de la rubia y la apartó bruscamente de su cuerpo para poder abandonar la oficina y dejarla ahí mientras lloraba desolada.

-Tranquila señorita, pronto estará con su familia. -El oficial tomó a la chica del brazo para ayudarla a caminar mientras Rose negaba asustada una y otra vez, mirando a todos lados para buscar a Chris, pero él ya no estaba.

Él la había abandonado.

-¡Maldita sea!

Chris pateó los neumáticos de su auto una vez que llegó al estacionamiento, tiró de sus cabellos con frustración y se echó a llorar con impotencia. Tenía que volver por ella, no podía entregarla así nada más. No después de todo lo que había sucedido en las últimas semanas.

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