CAP 44 REENCUENTRO

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Marbella, España
Sábado, 9:00am

"El verdadero amor se da cuando dos mitades de una misma alma se reencuentran".

-¿Liz? ¿me dirás a dónde vamos hoy? ¿Me toca cita con doctora Betty?

Rosie entró aún adormilada a la habitación de visitas donde su cuñada se había quedado a dormir la última semana. Su barriguita de casi 18 semanas cada vez estaba más redondeada así que últimamente había tenido que usar como pijama unos enormes pants y sweater de Chris que había tomado de su closet. Si, toda la ropa de su chico le sentaba de maravilla, era cómoda, calientita y olía a él.

-Demonios, Rosie... Tu cita era ayer. Lo siento tanto, cariño. Con todo lo que ha pasado, y los pendientes en la constructora lo olvidé por completo, pero no. No se trata de eso, más tarde iremos a otro lugar.

Liz negó con la cabeza, se sentó contra el respaldo de la cama y peinó un poco su cabello revuelto tras sus orejas. Se sentía fatal y sin ánimos de nada.

-No te preocupes, Liz. Bebé siente bien, poquito triste porque papi no está, pero bien. -Rosie acarició su vientre con amor.

-Esperó que si, Rosie. Si algo les sucede mientras están bajo mi cuidado Chris va matarme. -Liz le dijo tratando de fingir que todo iba bien, pero su estado de ánimo era evidente.

-¿Sigues triste por cosa qué pasó con Bastián?

Rosie la miró fijamente desde el marco de la puerta, notando cuán agotada y pálida lucía. Sus ojos se veían un poco hinchados y las ojeras bajo sus ojos solo indicaban que no había tenido una buena noche.

-Ya no quiero hablar de eso, Rosie. Ya no tengo más lágrimas que derramar.

Liz hizo un intento por sonreír, pero fue una mueca lo que se dibujó en su boca. Sus ojos llorosos no tardaron nada en traicionarla.

-No mientas a mi, Liz. Dime qué pasa. ¿Por qué no pueden estar juntos si tú quieres mucho a él y Bastián a ti?

Rosie preguntó confundida, frunció el ceño y caminó hasta la cama para sentarse a su lado contra el respaldo. Liz, por otro lado, suspiró sin saber qué responder, trató de calmarse y antes de que la rubia dijera algo más se abrazó cuidadosamente a su cintura, recargando su cabeza sobre su regazo para que le hiciera cariñitos.

-Creo que fue todo mi culpa, Rosie. Lo lastimé mucho al rechazarlo y negarlo tantas veces y más aún al desconfiar de él, pero después él dijo todas esas cosas horribles sobre mi. ¿Qué se supone que debo pensar? ¿Si tanto me detesta por qué me sigue llamando? -Liz hizo una pausa cargada de tristeza.

-No hay persona perfecta, hermanita. -Rosie la consoló.

-Lo sé, pero si tú lo hubieses visto, Rosie. Fui hasta la estación de policía con las mejores intensiones y lo acompañé a casa para tratar de reparar lo que había hecho. Yo... Sólo quería disculparme y decirle cuán importante se había vuelto para mi en estos últimos meses, pero él reaccionó muy mal al verme ahí. Me miraba como si fuese la desgracia más grande que le hubiese pasado en la vida. Se expresó tan feo de mi frente a su madre, y se burló de lo que tuvimos. Él dijo que jamás sería más que un simple y repugnante chiste de mierda. Me dijo que esperaba no tener que verme jamás en su vida. Y puede que quizá lo merezca, pero quien te quiere no podría decirte algo así jamás por muy enojado que estuviese, ¿cierto?

Liz sollozó en silencio y se permitió llorar una vez más mientras Rosie peinaba y acariciaba su cabello enredado.

-Quizá estaba muy, muy furioso y resentido por lo qué pasó en hospital con Jay y ahora quiere pedir disculpas porque dio cuenta que se equivocó y lo siente mucho en verdad. Quizá no quiso romper corazón tuyo, Liz. -Rosie hizo una pausa y se encogió de hombros.

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