"El hombre quiere lo que todo el mundo quiere, un amor que lo consuma, quiere pasión, aventura, e incluso un poco de peligro. Aunque la mayor parte del tiempo no lo desee en voz alta".
-Hmmm, Dios... Eres tan bella, Rose...
Chris gruñó completamente excitado mientras mecía sus caderas entre las piernas de aquella hermosa mujer que venía asechando sus sueños desde hace ya una semana completita. No recordaba como habían terminado haciéndolo en el sofá, pero la embriagante sensación tan húmeda al estar hundiéndose dentro de ella lo tenía trastornado.
-Por favor, dime algo... -Chris se deslizó entre las paredes de su sexo mientras Rose arqueaba la espalda contra el sofá y arañaba su espalda de arriba a bajo hasta apretarle fuerte el trasero.
-Vamos preciosa, di cuanto te gusta sentirme dentro de ti. -Chris reclamó sus labios hinchados y enrojecidos con lascivia y brusquedad, atrapando cada uno de sus gemidos contra su boca mientras la envestía cada vez más duro.
Evans jadeó en su oído mientras bajaba sus besos por todo su mentón hasta llegar a su cuello tan blanco y suave, disfrutando de la sensación que sus cuerpos al estar desnudos y sudorosos le regalaba cada segundo en el que se frotaban con tanta sensualidad.
-Déjame escuchar tu voz, por favor...
Chris se hundió tan profundo dentro de Rose que fue un gemido ahogado y ronco lo que la obligó a abrir sus labios en busca de más aire. El rubio no podía controlar más la violencia tan pasional con la que se encontraba devorando el cuerpo tan puro de aquella hermosa sirena y sus arañazos y lamidas sobre su piel bronceada no hacían más que encenderlo. Necesitaba correrse en su interior, necesitaba marcarla, necesitaba escucharla al menos una vez decir su nombre.
-Dios, dilo, di mi nombre, Rose... -Chris jadeó mientras empujaba frenéticamente su pequeño cuerpo contra los cojines del sofá, enterrando su hombría en ella una y otra vez con los ojos cerrados mientras ella tiraba de su pelo y abría sus labios extasiada.
-Dilo, dilo, maldita sea...
Evans suplicó ante los espasmos de sus cuerpos temblorosos, esperando ansioso por el momento en el que ella lo dejara escucharla. Era lo único que pedía y la espera lo tenía vuelto loco.
-¡Papá! ¡Papi!
-¿Qué? ¿Rose?
Chris levantó la cabeza completamente descolocado para después de pegar un gran salto en su propio lugar abrir abruptamente los ojos y encontrarse completamente solo sobre el sofá mientras una gigantesca erección bajó su chándal de pijama le daba los buenos días, de nuevo...
-¡Papá! ¡Papi!
Evans se sentó de golpe sobre su lugar y escuchó nuevamente la voz divertida de Lucy llamarlo desde algún punto de la casa mientras varias risas de fondo llenaban la atmósfera de su hogar.
-Santo cielo... ¿Qué fue todo eso? -El hombre suspiró frustrado, secando con su dorso la capa de sudor que tenía húmeda su frente.
-¿Qué está pasando contigo, Chris? ¿Te volviste loco? -El rubio se cubrió la entre pierna con un cojín y se dejó ir de espaldas totalmente agotado y afectado sobre el sofá.
Era domingo y hace exactamente un mes que él y su hija, Lucy, habían encontrado a Rose flotando muy cerca de la playa. Liz y su madre habían sido de gran ayuda también, había apoyado a Rose durante toda la semana para enseñarle cosas básicas de chicas en las que él se sentía verdaderamente inútil, la ayudaban con su aseso y vestimenta. Mientras que Lucy hacía cada vez más fuerte el extraño vínculo que existían entre ambas y poco a poco él era excluido de su pequeño club de chismes y cosas de chicas que él no comprendía. Si, los días habían volado y de cierta forma lo agradecía ya que su ansiedad al no saber nada aún sobre la joven lo tenía muy inquieto, cansado y un poco distante y eso lo tenía mal, muy mal.
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🌊 𝝝𝗖𝗘𝝠𝗡 𝗘𝗬𝗘𝗦 🌊
Roman d'amourHace exactamente 5 años que una de las familias más reconocidas de España en el campo de la construcción había sufrido una ruptura irreparable que había dejado el corazón de Christopher Evans completamente despedazado. Con tan solo 28 años de edad y...