"Si tuviera que elegir entre respirar y amarte, usaría mi último aliento para decirte lo mucho que te amo".
Eran casi medio día cuando Chris escuchó entre sueños las risas lejanas, contagiosas y terriblemente dulces de las dos mujeres más importantes de su vida. El rubio frunció un poco la frente y agudizó sus sentidos para percibir la música tan alegre que venía de alguna parte la casa también, acto que lo hizo despertar finalmente y estirarse un poco bajo la manta de la cama mientras bostezaba.
Evans abrió sus ojos poco a poco para adaptarse al radiante sol que brillaba al exterior de su hogar a pesar de que las cortinas se mantenían cerradas casi por completo. No había necesitado mirar a su costado para saber que se encontraba solo en la habitación.
Sus chicas ya habían despertado.
-Son las 12 del día... -Chris susurró con un tono pastoso y ronco después de ver la hora en el reloj de su buró.
Hacía mucho tiempo que no dormía tanto y muy en su interior lo agradeció ya que se sentía descansado y con las baterías encargadas para pasar todo su domingo con sus dos amores. Evans se sentó en la orilla de la cama y sin más se puso de pie para correr las cortinas y abrir las puertas corredizas del balcón. El día estaba precioso para ser otoño, el sol brillaba con ímpetu y la brisa cálida bailaba sobre la arena, trayendo consiguió el relajante sonido del oleaje chocar contra la costa.
Nada podría arruinar ese día... Y una de las primeras sorpresas que había pedido para sus chicas no tardaría nada en tocar a la puerta.
Evans sonrió victorioso, inhaló hasta llenar sus pulmones de aire fresco y lo soltó después de un par de segundos. Sabía que pronto subiría alguna de las chicas por él así que se apresuró a quitarse el chándal de pijama y entrar al baño para asearse. Sin embargo, la sorpresa que se llevó al mirarse frente al espejo del lava manos lo dejó con una inmensa sonrisa de bobo dibujada en su rostro.
-Eres una niña muy traviesa, amor.
Chris sonrió todo enamorado mientras que con su mirada seguía el camino de besos color carmín que su chica había dejado marcados sobre su piel bronceada y por supuesto sobre su boca. Iniciando por un par de labios rojos en su frente y descendiendo por el largo de su cuello, pectorales y abdomen hasta llegar a su pelvis.
El rubio se desnudó sin poder borrar la felicidad que desbordaba su ser, se metió bajo la regadera y con un poco de pena fue lavando todos los besos que Rosie le había dado. El proceso había sido rápido, así que en pocos minutos ya se encontraba aseado, bien peinado y portando un conjunto de jeans negros y una camisa polo blanca que lo hacía ver bastante joven. Chris se puso unas sandalias para estar dentro de casa, tomó su celular y una vez listo abandonó el dormitorio de una buena vez. Encontrándose con una segunda y muy agradable escena que le derritió el corazón.
Ahí a mitad del living se encontraban sus dos lindas y adorables rubias descalzas y tomadas de las manos mientras reían, bailaban y daban varios saltitos al ritmo de Happy de Bruno Mars. Chris se detuvo en el último escalón de las escaleras y se quedó embobando mirando a aquellas dos hermosas mujeres que traían su mundo de cabeza y que además no perdían oportunidad para divertirse como si nada malo pudiese existir en este mundo.
Lucy se había puesto un adorable vestido blanco de tirantes gruesos y encaje que caía suelto hasta sus rodillas mientras que Rosie había elegido un corto y sexy vestido amarillo de botones al frente que se sujetaba a su cuerpo por los dos finos tirantes que se anudaban a la altura de sus hombros. La prenda se ajustaba a su busto y la falda caía ligera al rededor de sus muslos muy por encima de sus rodillas.
Evans no quiso perderse de ningún detalle e incluso pudo notar que ambas rubias llevaban una bonita trenza como diadema que abrazaba su cabello suelto mientras que su chica llevaba una capa de maquillaje bastante natural acompañada de unas mejillas rosadas y un labial extremadamente apetecible.
ESTÁS LEYENDO
🌊 𝝝𝗖𝗘𝝠𝗡 𝗘𝗬𝗘𝗦 🌊
RomanceHace exactamente 5 años que una de las familias más reconocidas de España en el campo de la construcción había sufrido una ruptura irreparable que había dejado el corazón de Christopher Evans completamente despedazado. Con tan solo 28 años de edad y...