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CAP 61 SILENCIO

"Para mí a veces un cielo de silencio es más expresivo que el rugido del mar".

Marbella, España
Mediados de Marzo

El siguiente mes prácticamente se desvaneció frente a los Evans. La remodelación del la casa y la habitación del bebé inició bajo la meticulosa supervisión de Chris, quien dejó salir su lado más creativo al rediseñar los planos de su viejo hogar para crear un espacio nuevo y aún más amplio en el que sus hijos, su futura esposa, la abuela Rose y sus mascotas pudiesen pasearse con tranquilidad.

La pequeña y joven familia se había mudado temporalmente a casa de Lissa Evans para permitir que la gente de la constructora pudiese moverse con facilidad. Ya que tanto Bastián, como Liz, Chris y sus empleados habían estado trabajado arduamente las últimas cuatro semanas para que todo pudiese quedar listo en el menor tiempo posible.

En la planta alta de la casa habían redecorado las cuatro piezas existentes, entre ellas la enorme habitación principal cuyo balcón tenía vista a la playa, al igual que el resto. Y por supuesto que Chris no había querido dejar a sus chicas fuera del proyecto así que ellas fueron quienes tomaron las pequeñas, pero más importantes de las decisiones. Colores, papel tapiz, pintura, muebles, cuadros, lamparas, color de cortinas, alfombras, sábanas y todo lo que se les pudiese ocurrir.

La habitación de Lucy había dejado de ser un castillo de princesas para convertirse en un arrecife precioso exclusivos para sirenas al igual que la habitación de la pelucita. Los colores pasteles, brillosos y claros no faltaron, ni aquel acabado blanco elegante sobre la madera de cada uno de los muebles dentro de ambas habitaciones.

La cuarta habitaciones de la planta alta se volvió una zona de juegos para las niñas mientras que el estudio casi abandonado de Chris había sido trasladado a la planta baja, justo frente a la habitación que en un inicio había sido de Rosie, con la mejor vista al mar. Esa fue acondicionada para que la abuela pudiese instalarse ahí con todas las comodidades que una mujer de su edad necesitaba.

Si... El rubio Evans había pensado absolutamente en todo... Tanto su familia como su grupo de amigos estaban creciendo, así que no dudó en construir un anexo en el patio trasero, justo frente a la triste piscina que nadie ocupaba para levantar un par de habitaciones para invitados y un pequeño y seguro cerco para que los conejitos pudiesen estar con sus crías sin causar problemas dentro de la casa.

Su hogar comenzaba a tomar forma y no hubo una sola parte de la propiedad que no fuese arreglada o pintada, e incluso la cocina sufrió algunos cambios ya que Chris deseaba que su chica contara con todo el espacio y utensilios necesarios para preparar sus deliciosos postres.

-¿Hace falta algo, hermanito? -Liz se asomó a la habitación del bebé en la que Chris solía encerrarse para trabajar el mismo.

-No, Liz... Quedó perfecto, esta tarde me sentaré con Rosie para ordenar en la tienda los últimos muebles y todas las cosas que nos faltan para la bebé.

Chris sonrió enorgullecido, para después caminar al balcón y echar un ojo. Sus hombres no habían parado de trabajar desde muy temprano y estaba seguro que al paso que iban, la casa quedaría lista para ser habitada en una semana.

-No olvides que el tío Hank ordenó una cuna para mi pequeña pulgita, mamá me mostró la foto así que no te preocupes por nada. Combinará perfecto con la decoración.

Liz fue con él y se apoyó del barandal del balcón para echar un vistazo también. Fue imposible que una sonrisa boba se escapara de sus labios cuando su mirada se cruzó con la de un sudoroso y sexy cavernícola que portaba un casco de construcción mientras supervisaba el trabajo desde la terraza. Barnes le guiñó un ojo y eso sin duda la hizo mandarle un beso juguetón.