"El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son".
Apenas abrió los ojos de su inesperado desmayo Chris le suplicó a Barnes padre e hijo que lo llevaran de regreso al hospital lo más rápido que pudiesen. Aún le dolía la cabeza del golpe que se había llevado y estaba casi seguro de que le había brotado un pequeño chichón en la parte trasera, pero ni eso se comparó con la desesperación que lo estaba consumiendo.
Bastián lo ayudó a abordar el auto y sin haberlo visto venir se quedaron mirando fijamente y con el ceño fruncido al sujeto que un par de policías venían bajando de una patrulla.
-¿A caso ese es el doctorcito Hidd? -Sebastian susurró y tuvo intenciones de regresar para averiguarlo, pero Chris lo detuvo.
-Me importa un demonio si se trata del maldito doctorcito, Bastián. Debemos llegar al hospital.
-Si, lo siento...
Evans cerró su puerta de golpe, Sebastián abordó y el señor Barnes aceleró como todo un desquiciado. Lo que fuese que estuviesen pasando en el hospital lo tenía con los nervios de punta y no quería ni imaginar como se estaría sintiendo Chris.
El viaje transcurrió en completo silencio y después de varios minutos de completa angustia llegaron al hospital donde las chicas ya aguardaban por ellos en la sala de espera. El semblante destrozado que Chris vio en el rostro de su madre hizo que su corazón se encogiera hasta desprenderse de su pecho y dolió, dolió porque ya no sabía que más hacer para que aquello terminase ya.
Todo se había vuelto una completa pesadilla.
-¡Dios mío, al fin estás aquí, hijo!
Lissa corrió hasta el rubio para abrazarlo fuerte y soltarse en un llanto cargado de angustia que le heló la sangre al pobre rubio mientras Meryl alcanzaba a su esposo e hijo para abrazarlos también.
-Mamá por favor, dime que nuestro bebé sigue vivo... Dime que ambos están bien...
Chris sollozó en un hilo de voz que se quebró y se atoró en su garganta mientras su madre trataba de controlar su llanto para explicarle.
-Rosie sufrió de una segunda hemorragia, mi amor. Los doctores están haciendo todo por ambos...
Lissa le confesó entre sollozos mientras el rostro de su hijo se desfiguraba con agobio.
-¿Lo perdimos? ¿Perdimos a nuestro pequeño, mamá?
Chris preguntó aterrado mientras las lágrimas no dejan de escurrir por sus mejillas. El rubio cerró los ojos con fuerza y ahogó en su garganta un alarido de impotencia que se empeñaba en escapar de su ser. Sin embargo, Lissa lo hizo volver al ahora cuando tomó sus mejillas entre sus manos, lo obligó a mirarla y luego negó con la cabeza.
-No, amor... El bebé está luchando tanto como Rosie lo hace par quedarse con nosotros...
Lissa le susurró y el alivio que Chris sintió al escucharla lo hizo respirar finalmente hasta llenar sus pulmones de aire para después estrechar a Lissa y llorar en su hombro sin ningún pudor. Desde la muerte de su padre no había necesitado de un abrazo reconfortante de los que sólo su madre podía obsequiarle, pero justo ahora era incapaz de sentirse fuerte, ya no más.
-Oh Dios santo, gracias, mamá... -Chris sollozó mientras su madre peinaba su cabello con cariño.
Meryl se llevó a su esposo e hijo de ahí para darle más privacidad a su mejor amiga. Tomó a John de la mano y lo llevó con ella a la habitación donde Julia y María cuidaban de la abuela Rose mientras que Bastián se escabulló entre los pasillos para entrar a hurtadillas a la habitación donde Liz cuidaba de Lucy.
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🌊 𝝝𝗖𝗘𝝠𝗡 𝗘𝗬𝗘𝗦 🌊
Storie d'amoreHace exactamente 5 años que una de las familias más reconocidas de España en el campo de la construcción había sufrido una ruptura irreparable que había dejado el corazón de Christopher Evans completamente despedazado. Con tan solo 28 años de edad y...