CAPÍTULO 29

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—¿Una amiga? —preguntó Harold con suspicacia a su amigo que ahora pretendía ser su cliente.

—Sí Harold, ya te he dicho dos veces que sí. Es una amiga que está en problemas —respondió Thor con una mueca llena de sarcasmo.

—Bien, ¿cuéntame qué problemas tiene? —contestó Harold divertido—. Y trataré de encontrar soluciones, y para que veas lo bueno que soy, no te cobraré por mis servicios de asesoría, así que desembúchalo todo, y se completamente honesto.

—Está bien —exhaló Thor con cansancio—. Te voy a ser completamente sincero, pero le dices una sola palaba a mi primo y te mando a cortar las pelotas —le advirtió acercándose amenazante, Harold se rio en respuesta.

—No diré una sola palabra a Samuel, aun cuando sea mi jefe, la confidencialidad es parte de los beneficios, que por ley protegen a mis clientes —le hizo saber para tranquilizarlo.

—Bueno, es una chica con la que estoy saliendo. Tiene problemas en la universidad con una compañera de nombre Erika Hayes, la asaltó sexualmente. Megan, la chica con la que estoy saliendo, se resistió y entonces la mujer la golpeó, el asunto fue tan grave, que mi chica terminó inconsciente.

—¿Hay testigos oculares?

—No Harold, y las grabaciones de las cámaras de la universidad no son suficiente apoyo al testimonio, sin embargo, ese no es el problema.

—¿Entonces cuál es?

—Iniciar un juicio en contra de Hayes, inevitablemente pondría en aviso a los padres de Megan, si bien es mayor de edad, aún vive con ellos.

—¿Cuántos años tiene? —preguntó Harold reclinándose en su silla.

—Diecinueve —masculló Thor.

—¿Con sed de carne tierna, Garnett?

—No seas cabrón.

—No te enojes, es simple curiosidad profesional, pero dime, ¿la conozco?

—Tal vez. Es Megan Brockman, la hija del presidente de Elitte, la compañía de publicidad.

—¿Estás cogiéndote a la hija de Brockman? ¡Mierda, Thor! ¿Brockman sabe que estás con su hija?

—No, y no me la estoy cogiendo.

—Ajá —murmuró Harold con ironía.

—¡Deja de portarte como un cabrón! —gruñó Thor, pasándose las manos por el cabello—. La situación es la siguiente, los padres no saben nada, ni de los ataques de Hayes, ni de nuestra relación.

—¿Relación?

—¿Podrías comportarte como un puto abogado decente y no como una vieja chismosa?

—Lo intentaré —lo azuzó Harold.

—El punto es que no hay manera de llevar el asunto a los tribunales sin el riesgo que la información se filtre.

—Claro, el sistema penal americano es público, con excepción de los menores. —Harold elevó una fastidiosa ceja—. Pero eso a tu Megan se le ha ido por poco.

—No me jodas más.

Harold se irguió en su silla y su semblante cambió por completo, de nuevo lucía como un poderoso abogado.

—¿Sabes que sí Samuel se entera que te estás cogiendo a esa chica te va a colgar de las bolas?

—¡Por enésima puta vez, que no me la estoy cogiendo! —gruñó Thor exasperado—. Y Samuel no sabe nada, ni de las agresiones que sufrió en la universidad, ni de mi relación con ella.

Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora