CAPÍTULO 31

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En la sala de emergencias del hospital revisaron una vez más a Rachell y descartaron cualquier complicación. Solo necesitaba descansar un poco para que los nervios dejaran de acecharla.

Las heridas de Samuel afortunadamente habían sido superficiales y muy pequeñas, solo tres cortes que no necesitaron más que desinfectarlos y cubrirlos con apósitos de gasa, los cuales sujetaron con una venda.

Al preguntar por Oscar, les informaron que se encontraba en cirugía. Rachell pidió permanecer en el hospital para estar al tanto y los enviaron a la sala de espera.

En el lugar había tres personas más, una de ellas dormida en las sillas de aluminio que le daban un toque tan pulcro haciéndolos sentir como si hubiesen viajado al futuro, con tanta luz y tanto color blanco, tal como algunos cineastas se esmeraban en su versión de lo que sería la decoración en algunos años. Además de un silencio que hacía que el tiempo pasara con mayor lentitud.

—¿Qué pasó Rachell? —preguntó Samuel sentado al lado de la chica mientras la acobijaba con uno de sus brazos.

—Entraron a robar, cuando llegué Oscar salió a recibirme y al entrar no nos percatamos de la puerta y la dejamos sin seguro. —La voz volvía a vibrarle ante las lágrimas—. Estábamos conversando cuando tú llamaste y cuando entré al baño escuché a Oscar, pidiéndole que se fueran, yo salí... eran tres chicos, no pude verles bien las caras llevaban gorras... —Un sollozó interrumpió su versión de los hechos y Samuel la abrazó y le besó la coronilla.

—Shhh tranquila, tranquila —pidió en un susurro—. Cuando estés más calmada me cuentas.

El teléfono de Samuel vibraba sin parar dentro del pantalón y decidió atender la llamada. Lo buscó percatándose de que era Thor quien quería comunicarse con él.

—¿Qué pasó Pantera? —La preocupación se podía sentir en la voz de Thor—. ¿Dónde estás? Logan acaba de comentarle por radio a Salvatore que pasó algo con Rachell.

—Estoy en el Bellevue con Rachell, hubo un accidente en la boutique, se ha incendiado.

—Mierda —masculló Thor consternado ante la situación-—. Y ella ¿está bien?

—Sí está bien, pero Oscar no. En estos momentos está en cirugía.

—¿Le avisaste al viejo?

—No Thor, ahora no tengo cabeza para llamar a mi tío. —Liberó un suspiro que se le escapó ante el cansancio.

—Salgo para el hospital, pero antes voy a llamar al viejo, porque creo que es justo que Sophia se entere.

—No me gustaría preocuparla. Está embarazada y esas noticias podrían afectarle, esperemos que Oscar mejore y le avisamos.

—Bien, entonces en unos minutos estoy contigo.

—Está bien —Samuel finalizó la llamada, regresó el teléfono móvil al bolsillo del pantalón y estrechó a Rachell entre sus brazos—. Todo va a estar bien, ya verás.

Jackson irrumpió en la sala de espera con dos cafés en un porta vasos y en una bolsa dos botellas con agua.

—Gracias Jackson —dijo Samuel recibiendo lo que amablemente el hombre le entregaba y que él no había solicitado—. Toma —le tendió uno de los vasos con café a Rachell.

—No, gracias. No quiero.

—Solo un poco Rachell.

—Un poco de agua, café no quiero.

—Está bien, agua entonces —Le entregó una botella y ella bebió un poco.

Samuel dejó en un asiento contiguo los cafés y el agua.

Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora