CAPÍTULO 38

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El profesor exponía en clases algunas de las técnicas de ventas y se paseaba de un lado a otro, mientras explicaba los tipos de clientes con los que podrían encontrarse en el campo de mercado.

Megan estaba completamente concentrada en cada una de las tácticas que daba para tratar con el tipo de cliente agresivo.

Desvió la mirada del profesor y se percató de que Foster, su compañero al lado derecho, la miraba. Por cortesía le regaló una sonrisa, pero él no le correspondió de la misma manera; sin embargo, no le dio importancia y regresó su atención hacia el profesor.

Lo que verdaderamente empezó a extrañarle fue percatarse de ser el centro de miradas de casi media clase. Era algo que verdaderamente no entendía. Volvió su cabeza en busca de Ciryl a su lado derecho, para que le diera alguna explicación.

—Revisa tu teléfono —le pidió en un susurro.

Megan antes de hacer lo que Ciryl le había ordenado, recorrió una vez más el salón de clases con su mirada, percatándose que quienes la miraban, tenían sus móviles en las manos.

No supo por qué inmediatamente el corazón se le instaló en la garganta y una agonía oprimió su pecho. Buscó su teléfono y vio que Ciryl le había enviado un mensaje instantáneo el que tenía un link que la llevaba a quién sabe qué página.

Era un portal de noticias y el titular en letras resaltantes anunciaba

"Ha sido detenido Henry Brockman, presidente de la exclusiva agencia publicitaria Elitte"

Cada palabra de ese comunicado la había confundido y el aturdimiento aumentó aún más al ver en la imagen a su padre siendo escoltado por dos oficiales de la policía.

Recordaba la cara del director de la policía cuando Samuel se lo había presentado en la clínica, pero lo que más la conmocionó fue ver también a Sam.

Cerró el libro que tenía sobre la mesa y lo guardó en su bolso. Levantó la mano para obtener la palabra y antes de hablar o de que el profesor le concediera el permiso se puso de pie.

—Disculpe profesor, tengo que irme. Se me ha presentado una emergencia —dijo mientras colgaba de su hombro el bolso con sus libros y mantenía el teléfono en la mano.

Se encaminó con paso rápido ante la mirada de desconcierto del letrado y de los que aún no se habían enterado de la noticia, porque media clase conocía la emergencia que se le acababa de presentar a Megan.

—Disculpe señorita Brockman, no le he concedido el permiso —dijo al ver que ella prácticamente se burlaba de la clase.

—Debe dárselo profesor, es que va a ver a su padre que ha sido detenido, seguro es un vil estafador —instigó Erika que se encontraba en uno de los primeros puestos y aprovechó que Megan pasaba a su lado para lanzar sus palabras colmadas de veneno.

Megan no estaba dispuesta a seguir soportando las humillaciones de Erika, ni mucho menos que tratara de ponerla en mal delante de toda la clase, por lo que volvió medio cuerpo y sin dejar de caminar le mostró su dedo medio.

—Jódete Erika —dijo determinante y más de un compañero de clases no pudo contener la risa ante el ataque verbal de Megan hacia Erika, la cual se hizo la víctima al quedarse de boca abierta, mostrándose falsamente alarmada.

Ciryl se puso de pie e igualmente guardó sus útiles escolares y siguió a su amiga.

—Disculpe profesor, voy a acompañar a Megan.

El profesor asintió en silencio concediéndole el permiso a Ciryl, al saber el motivo de la emergencia de la señorita Brockman.

Megan salió de clases y apenas se adentró al pasillo principal, marcó al móvil de su madre, pero lo tenía apagado; sin embargo, intentó una vez más.

Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora