El Bentley gris estacionó frente a la NYU y Megan no esperó que Robert le abriera la puerta. Bajó y acomodó su bolso atravesándolo sobre su pecho, al tiempo que su chofer la interceptaba.
—Señorita estaré aquí a la hora de su salida, por favor si necesita salir antes de clases no dude en comunicarse conmigo. Recuerde que su padre me exigió que la llevase apenas culmine su horario —le dijo solícito y cerraba la puerta del auto.
—Está bien Robert no voy a escaparme de clases. Hoy no te van a regañar por mi culpa —dijo con una sincera sonrisa para tranquilizar al hombre, mientras se subía la cremallera de la sudadera morada con las siglas de la universidad en amarillo—. Ahora ve tranquilo —pidió palmeándole un hombro.
Al entrar el lobby los pasos rápidos de los estudiantes acompañaban a los murmullos de las conversaciones que mantenían, buscó en el bolsillo delantero de la sudadera su teléfono móvil y buscó la conversación iniciada con Thor.
¿Sabes algo? Te quiero ;)
Lo envió y buscó a Ciryl entre esos contactos recientes con los que había conversado, para comunicarse con ella mientras esperaba la respuesta de su novio.
Con la cabeza prácticamente metida en la pantalla del teléfono, le mandó el mensaje a su amiga y estaba segura que ni siquiera lo había leído cuando vio la pantalla iluminarse con una llamada entrante de Ciryl, presionó la pantalla y contestó.
—Meg, ven al área de los lockers —le pidió Ciryl en voz baja.
—¿Una vez más han colocado una calavera en mi locker? —preguntó tragando en seco para armarse de valor una vez más y afrontar la situación con estoicismo. Ella que empezaba a creer que ya no la molestarían nunca más.
—No, está vez no es contigo. Apresúrate —le pidió a punto de orden y colgó sin esperar una respuesta.
Megan regresó el teléfono móvil al bolsillo de la sudadera y aceleró el paso. Sintiéndose completamente desconcertada ante la llamada de Ciryl y su interés por que acudiera con tanta prisa al área de los lockers
Mucho antes de que Megan llegara, escuchó los murmullos y algunos sollozos provenientes del pasillo, eso hizo que corriera para acortar la distancia, cruzó a la derecha y con el aliento quemándole la garganta se detuvo al ver gran parte de la comunidad estudiantil invadiendo el pasillo.
Trataba de asimilar la situación cuando Ciryl la sorprendió tomándola por un brazo la arrastro hacia el mar de personas.
—¿Qué pasó Ciryl? ¿Por qué hay algunos están llorando? —preguntaba cada vez más aturdida.
—Permiso, permiso por favor —pedía la chica rubia de ojos verdes, mientras seguía arrastrando a Megan.
Todos se arremolinaban frente al locker de Erika, donde había un pendón de su fotografía colgado y en el suelo había velas encendidas formando un arco.
Megan desvió la mirada Ciryl con grandes interrogantes en sus ojos y su amiga le asintió confirmándole que ese rito era porque la chica había muerto.
Muchas personas la lloraban y le encendían velas, era de esperarse porque la chica era realmente popular en el campus universitario.
—¿Qué le pasó? ¿Cuándo? —balbuceó las preguntas y una extraña sensación la invadía, suponía que no debía sentir pesar por la muerte de alguien que tanto daño le había hecho, pero era todo lo contrario, una gran tristeza la invadía.
Ciryl la haló fuera del tumulto de personas y se fueron a un lugar apartado, para poder conversar mejor.
—Lo único que sé es que la encontraron muerta ayer en la noche en el apartamento que compartía con una compañera, que bien sabemos era su pareja. Se han escuchado varias versiones, algunos dicen que fue por sobredosis, otros dicen y es la que cobra más fuerza es que fue por asfixia durante una práctica sexual. La compañera está detenida.
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Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)
RomanceEl director de una prestigiosa firma de abogados y exitoso fiscal del distrito de Manhattan Samuel Garnett, vive sin restricciones, experimentado, aventurero, apasionado e intenso. No le gustan los compromisos y se verá envuelto en una explosión de...