Ian y Samuel, trataban de mantener una conversación agradable para distraer a Sophia y evitar que se sintiera mal ante la actitud inesperadamente grosera de Thor.
Rachell prácticamente había enmudecido en su proceso de asimilar, como tantas cosas habían cambiado de golpe en un fin de semana. Tal vez era egoísta de su parte permitirse pensar que las decisiones que Sophia había tomado sin consultarle previamente a ella eran inaceptables. Sentir que Sophia traicionaba su amistad era ilógico, pero no podía evitarlo, no podía siquiera hacerse a la idea de que su amiga en un par de meses ya no estaría a su lado, que la dejaría de lado para ser madre, para formar su propia familia. Estaba completamente segura de que sin su compañía nada sería lo mismo, había creído que una dependía de la otra, pero estaba equivocada; la única que siempre terminaba dependiendo de alguien era ella.
Aunque los chicos intentaran distraerla con sus anécdotas, no lograban hacerlo. Verdaderamente no esperaba una reacción de rechazo tan vehemente por parte de alguno de los hijos de Reinhard y mucho menos de Thor que era al que conocía y que se había mostrado muy satisfecho con la relación que mantenían. Tampoco sabía cómo lidiar con la actitud y mirada acusadora de su amiga. Esperaba que la apoyara, que comprendiera y la ayudara a prepararse para el cambio que tendría su vida.
Las puertas del ascensor se abrieron en la sala de estar del tercer piso de la suite champagne y Reinhard salía en compañía de su hijo.
—Alexander —llamó Reinhard al mayordomo que estaba parado solemnemente en una esquina de la sala de estar.
El hombre con su paso recio fue al encuentro del señor Garnett y le hizo una sutil reverencia, demostrándole que estaba a su entera disposición.
—Pide desayuno, por favor. —le ordenó con amabilidad y se mantenía bajo el cobijo que el brazo de su hijo le prodigaba.
—¿Algo en específico señor? —indagó, adelantándose a los deseos del exclusivo huésped.
—No... ninguna excentricidad, desayuno americano estará bien.
—Enseguida se lo ordeno, señor.
—Gracias. —Reinhard asintió levemente invitándolo a que se retirara e hiciera su trabajo y siguió con su hijo el camino hacia la terraza externa.
—¡Vaya han vuelto! —exclamó Ian divertido—. ¿Se le pasó el berrinche al niño de papi? —hizo un puchero, como si estuviese tratando con Liam.
—Viejo le voy a partir la cara. —advirtió Thor sintiéndose avergonzado ante la manera en que su hermano lo exponía.
En ese momento Sophia tragó para pasar el nudo de angustia que se le había instalado en la garganta, nunca se había imaginado en una situación remotamente parecida. Tanto como para sentirse diminuta con ganas de enterrarse en el asiento. Esperaba que en algún momento esa situación pasara y sentirse completamente segura nuevamente.
—Tranquilícense los dos, están dando la impresión de ser unos niños delante de la mujer que dentro de poco será mi esposa, y empezará a dudar de mi capacidad para criar hijos. —dijo con seriedad, para demostrar el temple que lo caracterizaba y no quedar como un alcahuete delante de Rachell y Sophia. Estaban demostrando que la familia era un desastre, sin ninguna clase de comportamiento.
Thor regresó a su puesto al lado de Ian y Reinhard se sentó junto a su futura esposa, apenas si podía creer que una vez más cambiaría su estado civil y sobre todo darle un giro tan drástico a su vida cuando menos lo esperaba.
—Sophia... —empezó Thor a hablar intentando explicar su proceder infantil y hasta grosero de minutos atrás. Juntó sus labios y los apretó mientras buscaba en su cabeza las palabras adecuadas que lo hiciesen salvar la situación—. Eh... hace un momento sé que fui un poco grosero... admito que no estaba preparado para una noticia tan inesperada... Sabes que tú me caes muy bien, hasta tenemos caracteres parecidos y todo. —intentaba decir con una sonrisa bailándole en los labios, cuando Sophia intervino.
ESTÁS LEYENDO
Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)
RomanceEl director de una prestigiosa firma de abogados y exitoso fiscal del distrito de Manhattan Samuel Garnett, vive sin restricciones, experimentado, aventurero, apasionado e intenso. No le gustan los compromisos y se verá envuelto en una explosión de...