CAPÍTULO 33

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Cuando Thor le dijo a Megan que necesitaban recurrir cuanto antes a un método anticonceptivo seguro porque habría momentos en que no tendría condones a mano, ella solo pensó en que su novio tendría ganas muy a menudo, pero jamás pensó que sería ella la que no podría controlarse, cada vez que lo tenía cerca la piel se le prendía en llamas y el deseo empezaba a devorársela por dentro.

Habían pasado muy pocos días desde que había dejado de ser virgen y después de pasar dos días con él en su apartamento, no habían tenido la oportunidad de poder estar a solas durante el tiempo requerido, debían conformarse con toquetearse en algunos lugares apartados del Central Park, durante su rutina de trote diario y eso solo la dejaba peor.

Apenas escuchó la corneta del Lexus, se paró de un brinco de la banca y le dio un beso a su amiga Ciryl en la mejilla, quien le hizo un gesto vulgar con su mano cerca de su boca y con su lengua en la parte interior de su mejilla como si estuviese proporcionando sexo oral.

—Aún no llegamos a esa parte —dijo con la mirada brillante por la emoción y excitación que de golpe la asaltaba.

—Bueno, no tardes... Aunque no lo hagas todavía, quedarás muy mal, te enseñaré como hacerlo para que tengas a ese fortachón en la palma de tu mano.

—Anótalo en la agenda —pidió con esa picardía que la caracterizaba.

Ciryl sacó una agenda rosada y morada de Barbie.

—Esto no cuadra en esta agenda, pero igual te haré un hueco en la clase del jueves a las siete... A ver, sí, aquí... Enseñarle a Megan cómo hacer una buena mamada —hablaba mientras escribía—. Si quieres no regreses a la clase, te prestaré los apuntes y si puedo te grabaré un poco la clase.

—¡Gracias Ciryl! No tengo cómo pagarte.

—No tienes que pagarme nada, me agrada verte tan bien, eso era lo que te hacía falta, un hombre que te distrajera de las tonterías de no comer y del soy horrible.

—Ya sé que no lo soy, Thor me dice todo el tiempo lo que le gusto, le gustan mis tetitas —chilló de emoción agarrándoselas, cuando la corneta del Lexus se escuchaba una vez más.

—Bueno, ya no lo hagas esperar que se le nota que está ansioso por coger.

—No más que yo amiga. —Le dio un nuevo beso y salió corriendo.

El corazón se le instaló en la garganta al ver el auto, pero no dejó de correr, hasta llegar y subirse.

—Larguémonos, que me muero por besarte y pueden vernos las cámaras, no quiero que me sancionen por inmoral —dijo con voz urgente.

Thor le regaló una sonrisa y le tomó la mano, entrelazando sus dedos con los de ella, sintiendo cómo esa pequeña mano tenía el poder para descontrolarlo.

Apenas habían avanzado una cuadra cuando el semáforo de la primera intersección se lo encontraron en rojo, Megan no pudo evitarlo, verlo vestido con ese gris plomo, pantalón de lino, chaleco y saco de lana, camisa blanca y corbata negra con rayas grises y plateada, lo hacían lucir de muerte lenta y ella no podía con la tortura, por lo que en un impulso y como un rayo se ubicó a horcajadas en medio de las piernas de su novio, con desespero le llevó las manos al rostro y lo besó con las ganas que la calcinaban.

—Megan... Megan —dijo alejándola un poco—. Estamos en plena vía pública, un segundo más y no te van a sancionar por inmoral, nos van a llevar detenidos. —La agarró por la cintura y la llevó de regreso al asiento del copiloto.

—Busca un lugar seguro cuanto antes —dijo metiéndose las manos por debajo de la falda a cuadros que llevaba puesta y que le llegaba por arriba de las rodillas, quitándose las bragas moradas de encaje que se había comprado para enseñárselas a su novio, ya no quería nada de ositos, ni manzanas o fresas, seguiría usando colores pasteles, pero con un modelo más sugerentes, estaba segura de que las transparencias ocasionarían erecciones que la frutas definitivamente no.

Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora