Rachell regresaba con un vestido blanco de telas ligeras que le daban una caída y movimiento envidiables. Necesitaba colocárselo al maniquí y revisarlo por última vez antes de ponerle el forro. No se perdonaría que tuviese algún desperfecto.
Observaba como Sophia cantaba prácticamente en susurros, se había pasado toda la noche en el mismo plan, por no decir que ella había escogido la lista de reproducción.
—Estás muy inspirada hoy... —canturreó sonriente, reventando la burbuja musical en la que se encontraba Sophia.
—Es que esa canción me encanta, solo eso —acotó quitándole el vestido a Rachell.
—Y todas las demás también... estás, no sé. Sophie te conozco, te noto rara —curioseó esculcándola con la mirada.
—Rach... ¿Te crees telescopio? Simplemente me gusta el tema nada más o no... Creo que es hora —dijo soltando un gran suspiro, colocó el vestido sobre un diván de cuero blanco y la tomó por la mano, halándola a un lugar apartado. No podía seguir ocultándole algo tan importante a Rachell.
—Sabía que tenías algo que decirme —celebró sonriendo al saber que las suposiciones de qué algo le pasaba a su amiga eran ciertas.
—Estoy saliendo con alguien, ese es el tema —soltó sin más, porque eso no era lo difícil.
Rachell sin poder evitarlo le dio un abrazo y la hizo brincar con ella, mientras sonreía como adolescente, sintiéndose realmente feliz por Sophia.
—¡Qué alegría! ¿Pero ya confirmaste que no fuese gay? —preguntó alejándose un poco y le colocó las manos sobre los hombros, para mirarla mejor a los ojos.
—No, no es gay, es peor —murmuró bajando la mirada y sintiendo una gran presión en el pecho, porque no quería que Rachell se molestara a solo días de un evento tan importante para ambas.
—-Mierda, peor, entonces ¿es transformista? —inquirió tratando de aligerar la tensión que veía en la pelirroja.
—No —reafirmó su negación al mover la cabeza con energía, logrando que sus hebras rojizas se agitaran graciosamente.
—¿Es psicópata? —preguntó Rachell abriendo los ojos de manera exagerada.
—No —repitió el movimiento de negar con la cabeza.
—¿Es una mujer? ¿Es lesbiana? —indagó haciendo un mohín de desagrado.
—¡No! Definitivamente no —dijo casi horrorizada, porque ella estaba consciente de que le gustaba demasiado un hombre, y que su relación con mujeres exclusivamente era de amistad.
—¿Es hombre? —prosiguió con su interrogatorio, esta vez elevando la ceja izquierda y cruzando sus brazos ante la impaciencia.
—Sí, es un hombre con su orientación sexual muy definida. Solo que —farfulló las últimas palabras y bajó la mirada.
—¿Yo lo conozco? —preguntó Rachell mirando a Sophia a los ojos, como pudiesen darle la respuesta, pero fue la cabeza de su amiga quien se la dio, al afirmar con lentitud cómo si temiera hacerlo—. ¿Y me dirás de quién se trata?
—Bueno, no lo conoces personalmente. De hecho, yo no lo conocía personalmente, fue un accidente, nos conocimos por error... Y todo se dio, fue algo inesperado ¡demonios! Estoy más enredada que el cabello de Robert Pattinson promocionando Crepúsculo —bufó con nerviosismo.
—Y me estás enredando también, ¡solo dime un nombre! —exclamó casi con exasperación.
—Reinhard Garnett —lo dijo sin respirar y conteniendo el oxígeno en sus pulmones.
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Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)
RomanceEl director de una prestigiosa firma de abogados y exitoso fiscal del distrito de Manhattan Samuel Garnett, vive sin restricciones, experimentado, aventurero, apasionado e intenso. No le gustan los compromisos y se verá envuelto en una explosión de...