CAPÍTULO 45

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La mejor manera para recuperar su seguridad y olvidar definitivamente la debilidad de haberle dado prioridad a sus sentimientos, entregándoselos completamente a una mujer que no los valoró, era sumergirse íntegramente en el trabajo.

Así como cada lunes Samuel Garnett, retomaba sus actividades laborales con la justicia y no perdía el tiempo en su camino a la sala de conferencias de la Torre Garnett donde tenía una reunión prevista con los treinta y dos abogados que conformaban el bufete más prestigioso del país.

Vivian apresuraba el paso para llevarle el ritmo a su jefe, mientras le leía la agenda pautada para el primer día de la semana.

—Señor en su escritorio he dejado los requisitos para el doctorado. Lo he revisado como me ha pedido, no necesariamente tiene que inscribirse con el título de la maestría, así que puede gestionar la inscripción mientras le entregan el título. Según el cronograma durante los primeros dos años del programa deberá asistir a clases y seminarios, estos términos no son discutibles, son obligatorias las ocho horas de créditos semanales.

—Son razonables esas horas. ¿No lo crees? —preguntó mientras observaba la hora en su reloj de pulsera que siempre usaba en la muñeca derecha, se le hacía más cómodo llevarlo en esa mano por ser zurdo. Constatando que aún tenía tiempo para llegar puntual y dar el ejemplo.

—Sí, sé que podrá cubrirlas perfectamente. Usted sabe cómo organizarse. Por cierto, hace unos minutos llegó un sobre a su nombre y es de una agencia de viajes.

—Ese sobre no es para mí. Son cinco paquetes por doce días para Hawái, son tus vacaciones. Yo me iré a Brasil a pasar las navidades y tú te irás con tu familia a pasar una navidad diferente —le dijo y antes de que su secretaría pudiese protestar de alguna manera por la decisión que había tomado. Las puertas de la sala de reuniones activaron los sensores ante su presencia y se abrieron.

Como era de esperarse las conversaciones de los abogados iban y venían. Algunos hablaban sobre el trabajo, otros sobre deportes y políticas, algunos sobre sus familias, pero al ver llegar a Samuel cesaron en sus comentarios y correspondieron al saludo del brasileño.

En la reunión acordó los días de vacaciones y que regresarían el día quince de enero. El viernes tendrían un almuerzo en el restaurante Masa, como despedida y para dedicarse los mejores deseos para las fechas decembrinas.

También repasaron las actividades laborales realizadas durante el año en la Torre Garnett, discutieron los puntos débiles del bufete y se enorgullecieron por los logros obtenidos. Al final lo que parecía ser una reunión sencilla se llevó cuatro horas.

Samuel secretamente agradecía tener la mente ocupada en cosas que eran verdaderamente importantes y no en sus estúpidos recuerdos de lo vivido con la mujer que le había pagado mal y por mucho que se empeñaran a torturarlo él se proponía a restarle importancia. Estaba seguro de que terminaría erradicándola, aunque fuese muy pronto se alentaba a él mismo y se juraba que en poco tiempo ya no le afectaría.

El martes lo dedicó para poner todo en orden en la Fiscalía. Se reunió con el Fiscal Carl Joseph, el fiscal general Eric Schneiderman y la jueza Darnell. Solicitó el permiso para poder ejercer como el abogado de la víctima, algo que ellos no podrían negarle porque las Leyes norteamericanas lo amparaban. Estaba involucrada su madre y según la Ley él podía abogar ya fuese por él mismo, los hijos o los padres.

La reunión que tuvo encuentro en el despacho del fiscal general obtuvo resultados positivos y negativos para Samuel, ya que le otorgarían la representación de Elizabeth Garnett, no obstante, limitaron crudamente sus encuentros con Joseph, para evitar que la parte interesada viciara al fiscal.

Dulces mentiras amargas verdades (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora