Encubrimiento.

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Kaminari había pensado en usar a Kirishima como escudo durante el receso primer. Su amigo era alto y lo bastante grande para cubrir su delgada silueta pero su cerebro estaba siendo reanimado por Ashido y Sero quienes lo sacudían de un lado al otro en un intento inútil de que pudiera dejar de balbucear algo relacionado a su hermano mayor y regalos.

La situación era lo bastante sería para que hasta Bakugou estuviera intentando ayudar.

Así que el rubio se quedó sin escudo y sin amigos o hermanos que pudieran ayudarlo. No quería pedir ayudar a Midoriya porque le diría que estaba siendo infantil y el cenizo estaba ocupado con el pelirrojo, aparte que le diría algo similar. Le quedaba de única opción recurrir a Jiro pero su amiga se había adelantado a esconderse en su propia madriguera como la chica tímida que seguía siendo.

El de ojos dorados pensó que podría ser divertido buscarla mientras intentaba pasar desapercibido para Shinsou. No que no quisiera ver a su primo...¿o estaba mejor llamarlo su novio?

No, no, Denki. No pienses en la palabra novio y Shin en la misma oración o vamos a terminar muy mal ambos.

Denki podría llorar. Por fin aclaraba todo con Hitoshi y las vacaciones de invierno se interpusieron en su relación. Ni siquiera vio a su primo por las fiestas porque hubo una avalancha de nieve en las cercanías de la estación de trenes de Hokuriku que dejó sin salida a los habitantes del pueblo. Se tuvo que conformar con llamadas y muchos, muchos mensajes.

Y ahora que finalmente —fue una espera larga— su primo estaba a su alcance quería huir de él por miedo a ver el cambio que tuvo en menos de dos meses.

¡Todo por culpa de una foto que su tía Miyuki subió a redes sociales! El de ojos purpura no usaba Instagram pero tenía una cuenta y una madre que sí usaba las redes sociales de forma regular. Aunque mayormente subía frases de libros, fotos de su café y de algunos paisajes.

Pero por azares de un cruel destino, el rubio vio una foto donde su tía etiqueto a su primo y, mierda, lo que vio fue lo más caliente que pudo haber visto de Shinsou en su vida.

La foto era en un entorno blanco, como todo lo era en Hokuriku, hasta ahí todo bien. El problema era el adolescente sin remera en medio del campo nevado, aparentemente terminando de cortar leña con una hacha y sin mirar a la cámara para nada mientras con un paño se limpiaba la frente.

Kaminari trago saliva varias veces antes de hacer zoom en la foto y verificar que realmente se trataba del hijo de su tía, su primo, su flojo y vago primo.

¡¿Como alguien que no hacía deportes tenía el abdomen tan malditamente marcado?! ¡Aparte que el pantalón le quedaba suelto, casi podía ver el hueso de su cadera y tenía pinta de que había estado sudando!

El rubio babeo por dos días con esa condenada foto, le saco un screenshot y la guardo en una carpeta privada de su celular, pensando seriamente si debería usarla de fondo de pantalla. Después de unos días, cuando volvió a ver las redes sociales de su tía, descubrió que la foto había sido borrada y se sintió el doble de afortunado por haberla guardado.

Pero claro ahora tenía dos de tres problemas que debía resolver. El número uno era que quería ver a Hitoshi pero no deseaba hacerlo sentir hostigado con su nueva relación, la cual les faltaba aclarar aún del todo. El número dos era lidiar con la extraña vergüenza y timidez —mezcladas con un estúpido deseo hormonal adolescente— que sentía cada vez que estaba con su primo, lo que le dificultaba el verlo a la cara. El número tres era entender las razones porque su primo gustaba de él, no se las podía preguntar por el celular y era un pésimo detective, preguntarle era una solución más práctica.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora