Pelea.

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El ambiente era frío, muy frío y eso que las calefacción estaba encendida. Incluso los seis gatos de la familia parecían entender que era un mal momento y estaban agazapados en los sillones, mirando atentamente la escena.

— ¿P-Por qué no? —tartamudeo impactado el de ojos esmeralda.

—Eres muy joven para dejar el país, además que pese a que el joven Kirishima es un buen chico...creo que es un poco apresurado que vivan juntos —argumentó el rubio —Se conocen hace mucho pero recién llevan un año siendo novios, no le tengo la suficiente confianza como para que viva contigo. Y no me has dicho cómo piensan mantenerse mientras estén ahí.

—Los dos trabajaremos y estudiaremos, ¡Y Eijirou-kun es confiable! —exclamo molesto el de pecas —Queremos vivir juntos por varias razones, no solo porque somos una pareja, sino también para compartir los pagos del alquiler y los servicios.

— ¿Los dos van a trabajar a la vez y estudiar? ¿Podrán con esas dos cosas? —cuestiono el mayor —Los dos son jóvenes e inmaduros para entender aún los sacrificios que conllevan esas dos cosas. Izuku, no puedo permitir que vayas al extranjero y esa es mí decisión final.

Se hizo un silencio en la mesa. Bakugou y Kaminari se quedaron viendo cómo Midoriya se ponía de pie en la mesa y apoyaba las manos sobre la misma, viendo directamente hacía los ojos azules de Yagi que seguían sobre él en todo momento.

—Yo...siempre admire lo mucho que te esforzaste, padre, por llegar hasta donde estas porque lo hiciste estando solo y sin apoyo —susurro el de ojos esmeralda —Quiero lograr algo así yo mismo, por mí cuenta y con lo que me gusta hacer, junto con la persona que me quiere en este momento, ¡y lo haré aún si te pones en contra! ¡lo voy a hacer!

— ¡Izuku! —gritó en forma de reproche el rubio.

Pero fue tarde, el de pecas ya había dicho todo lo que tenía que decir y corrió hasta su habitación, San y All Might le siguieron en el camino por las escaleras y entraron justo antes de que cerrará la puerta. Mientras tanto, el de ojos dorados y el cenizo se vieron en la mesa, para después ponerse de pie y antes de irse dedicarle un par de palabras a su padre que se quedó viendo las escaleras por las cuales había subido el segundo hijo de la familia.

—La cagaste, viejo —comento directo el de ojos rojos

—Con decirle a Izuku-nii que estás preocupado y no quieres que se vaya, hubiera bastado para que lo entendiera —suspiro el menor — ¿Era necesario hacerlo llorar?

El de ojos claros se quedó en silencio y los adolescentes subieron a sus habitaciones, tocaron una vez la puerta del pecoso y se escuchó el ruido que indicaba que fueron bienvenidos a entrar.

Aizawa se puso de pie, tomo unos platos de la mesa y antes de ir a llevarlos a la cocina, escucho la voz susurrante de su esposo.

— ¿No vas a reprocharme, Shota?

El azabache giro, dio un suspiro y dejo los platos sucios otra vez sobre la mesa, se sentó en el regazo de su esposo y le acaricio el cabello cuando lo sintió recostarse sobre su pecho.

—No, ya los chicos y tú mismo lo hicieron. No vale la pena que lo haga yo —dijo tranquilamente, pasando un mechón rubio por la oreja de su esposo — ¿Entraste en pánico, no? —el contrario asintió y él bufo —Supongo que era de esperarse, Izuku siempre ha sido muy unido a ti, te admira mucho y tú quieres protegerlo todo el tiempo. Él confía en ti, ven películas horriblemente cursis todos los sábados y se cuentan secretos. Es de esperarse que no quieras perderlo, amor.

—Lo hice todo muy mal, muy mal. Solo pensé en que decirle para que no quisiera irse...—murmuró el mayor contra el cuello de su esposo —Y no tome en cuenta sus sentimientos al hablar.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora