Control.

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—A mí me parece un buen muchacho, Izuku —argumento Toshinori —Pero si te sientes tan incómodo, podría hablar con él.

—No es necesario, solo te lo conté porque fue un poco estresante tratar con él —hizo un puchero el menor —A mí también me parece un buen chico. Es inteligente y pese a sus bromas, no es desagradable. Si no me pusiera tan incómodo cuando está cerca hasta podría decir que es divertido.

—Eso no es tu culpa Izuku, forma parte de tu personalidad ser introvertido —alegó el rubio —No te mortifiques.

Izuku sonrió levemente, algo que realmente le gustaba de hablar con su padre es que siempre parecía saber que decirle para animarlo o hacerlo sentir seguro con pocas y significativas palabras.

Padre e hijo terminaron de lavar y guardar los platos, cubiertos y vasos que habían usado aquella noche durante la cena donde participo su invitado, Shindo Yõ.

Shindo se empezó a comportar muy diferente desde que descubrió con qué personas iba a convivir y sus padres. No es que hubiera dejado de lado los halagos —aunque al cenizo no le estaba molestando, de momento— sino que parecía menos frívolo al hacerlos y hacía más conversación con los hermanos.

Denki se llevaba bien con él, incluso compartieron un par de bromas durante la cena y los mayores estaban a gusto con su presencia en la casa, ya que parecía ser un joven educado. Katsuki no le dirigía la mirada desde que habían salido de la escuela pero como era algo mutuo y que no causaba problemas, todos le restaron importancia.

El pecoso ponía de su parte para no estar tan incómodo con el azabache a su alrededor pero se le dificultaba bastante. Al menos Yõ era un poco considerado con él e intentaba no tocarlo tan seguido, a no ser que quisiera molestarlo.

—Buenas noches, padre —saludo el de pecas a el mayor antes de dirigirse a las escaleras.

—Buenas noche, hijo.

Midoriya sonrió y fue rumbo a la escalera para subir a su habitación. Una vez llegó, abrió la puerta y se metió dentro siendo recibido por All Might y San quienes estaban acostadas en su cama.

El pecoso procedió a ponerse el piyama —una imitación del traje de Superman— pero en medio de eso, escucho el sonido de su puerta siendo tocada y no tuvo más remedio de ir a ver de quién se trataba.

La sonrisa amable y algo cansada del azabache se hizo presente en su campo de visión.

—Lo siento por molestarte Midoriya pero necesito un cargador. Toque la puerta de Kaminari antes y no me contesto. Ni quise arriesgarme con Bakugou, así que eras mí única opción —hizo un puchero el más alto — ¿Podrías ser el ángel que eres y ayudarme?

El de ojos esmeralda se sintió incómodo por el halago pero trato de no mostrarlo en su rostro. De todos modos, Shindo parecía demasiado dormido como para tomarlo en serio.

—Claro, dame un segundo —pidió el menor.

Izuku dejo la puerta de su habitación abierta y busco entre sus cajones algún cargador que ya no usará. Una vez lo halló, estaba por salir a dárselo al azabache cuando encontró al mismo dentro de la habitación y sentado en su cama.

San y All Might estaban junto con él, disfrutando de sus leves caricias.

—Mí mamá es alérgica a los gatos —comento al aire el de ojos oscuros —Es agradable tener la oportunidad de convivir con unos cuantos. Aunque sea por una semana.

—Me alegro por ti —sonrió el más bajo —Ten, este cargador debería serte útil.

Yõ se puso de pie de la cama y tomo el cargador de la mano del contrario, sin rozar sus dedos ni nada que pudiera causar más incomodidad en el pecoso.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora