La solución al problema X.

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Izuku observó con una mezcla de pena y diversión como su hermano menor atravesó el umbral de la puerta el día lunes por la mañana.

Denki nunca se había visto tan cansado en su vida.

El rubio prácticamente lloriqueo cuando le vio a él tan cómodo en el sofá, tomando una soda y comiendo galletas mientras miraba tranquilamente la televisión. Para cuando Katsuki entro también en la sala, al oír la puerta abrirse, el de ojos dorados se lanzó hacía él y lo abrazo con sus cuatro extremidades como un koala.

—Pase por el bendito infierno —se quejo en voz alta — ¡El infierno de los números!

Bakugou rodó los ojos ante la exageración del menor pero lo sostuvo y se fue a sentar en el sofá junto con Midoriya quien reía limpiamente del tormento del rubio.

—Deberías ver el lado positivo, Denchan. Ahora tienes las vacaciones libres para hacer lo que querías —opinó el de ojos esmeralda —Deben ser el primer grupo que termino su trabajo tan rápido.

—No lo creo, Izuku-nii —hizo un puchero Kaminari —Jiro me mandó un mensaje diciendo que ella y los otros pasarían también el fin de semana en la mansión de Yaoyarozou haciendo el trabajo. Ellos debieron haber terminado antes.

—Igualmente, deberías estar feliz de ya no tener que hacerlo —repitió el de ojos esmeralda.

Denki suspiro y reconoció que sí, estaba feliz de haber terminado con ese trabajo pero más que nada estaba aliviado de ya no tener que lidiar con Tenya. Siendo honesto, el de lentes no era buen profesor y esos movimientos exagerados de sus manos no le permitían concentrarse.

El rubio dejó de acurrucarse contra el cenizo para pasar a sentarse en el sofá y pensaba habla un rato con sus hermanos, para luego irse a su habitación a dormir. Nunca creyó que dos días de estudio consecutivos en la casa de Iida pudieran dejarlo tan demacrado pero su cabeza seguía repasando números, teoremas y reglas de signos.

Pero cuando noto un cambio significativo en uno de sus hermanos, no pudo evitar ladear la cabeza con curiosidad y sonreír con picardía.

— ¿Te has cortado el cabello, Izuku-nii?

Era una pregunta estúpida y obvia pero hecha en un tono tan insolente que a Izuku le quedaron claras sus intenciones de burla. Aunque eso no evito que se sonrojara y que Katsuki se riera, sin la menor indicaciones que fuera a intervenir.

El cabello verde del pecoso había sido recortado bastante. Seguía siendo frondoso pero menos voluminoso que antes y en menor cantidad. Unos rizos verde quedaron más largos solamente con la idea de enmarcar su rostro y vaya que le quedaban bien, le hacían parece un poco más de su edad.

A Kaminari y Bakugou les molestaba las razones de su hermano para cortarse el cabello pero no podían ponerse en contra cuando se veía tan bien y a él le gustaba.

—Sí, padre me llevo el otro día —respondió el pecoso con un leve sonrojo — ¿Por qué tú aún no te lo has cortado? —cambio de tema para que no se enfocaran en él —Sueles hacerlo por estas fechas.

—Oh, creo que me lo dejaré largo por un tiempo más —se encogió de hombros el rubio, jugando con un mechón largo de su cabello que rozaba sus hombros y se puso de pie —Me iré a dormir...ustedes se irán hoy, ¿no?

El pecoso y el cenizo no pasaron desapercibido el leve temblor en la voz del menor y ambos asintieron con la cabeza. Ese día, el lunes de sus vacaciones de verano, habían acordado con sus respectivos grupos reunirse para empezar a hacer el trabajo.

Midoriya iría a la casa de Kirishima junto con Uraraka y Tokoyami. Y como seguramente no terminarían el trabajo ese día, acordaron también reunirse el martes, miércoles y hasta el jueves.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora