Desahogó.

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Shinsou sabía que hubo algo mal con Kaminari y que se fue supuestamente arreglando a medida que pasaba la semana. Pero no creía que fuera así, no del todo.

El rubio no presentaba indicios de que algo estuviera mal pero, ¿lo haría de ser así? Por supuesto que no, era de ocultar las cosas malas y celebrar las buenas.

Como ahora.

— ¡Hey, hey! ¡Hagan silencio todos ustedes y escuchen a mí diosa, la fabulosa Jiro Kyoka, quien estará cantando para nosotros está noche!

Kaminari había armado un escenario improvisado en el dojo, con la ayuda de Sato y Shoji. Consistía en dos mesas pegadas la una con la otra, siendo iluminados por unas luces navideñas y con un "happy birtheday" colgando en papel de guirnaldas debajo de la misma.

También había conectado dos parlantes a los lados.

El de ojos purpura observó como su novio guiaba a una pequeña azabache —la cual lo estaba matando con la mirada— a subirse a las mesas junto con él. Jiro parecía aterrada, la guitarra eléctrica colgaba de su cuerpo delgado y sus ojos no querían ver otra cosa que no fuera el piso.

Pero cuando el rubio le menciono algo que nadie mas pudo escuchar, ella asintió y se subió junto con él, tomados de la mano.

A Hitoshi no le gustaba eso, pese a que Denki le había dicho quién era Kyoka y sobre su relación. Seguía sintiendo celos de algo tan infantil.

Pero eso se fue cuando los escucho a los dos cantar. O más bien, cuando quien inicio fue el muchacho de ojos dorados y la femenina le acompañaba con la guitarra.

Tenía un mal presentimiento.

Y solo incremento cuando vio la sonrisa pícara del rubio antes de ponerse a cantar.

Oh my, oh my, ¿qué me estás haciendo? Como un rayo cuando estoy nadando en el mar —empezo a cantar Kaminari —Desde la primera vez que nos amamos, desde la primera vez que nos tocamos.

Shinsou sintió su rostro enrojecer cuando el rubio guiño un ojo en su dirección. Aunque la clase A tomaba eso como parte de su personalidad seductora y atrevida, estaba bastante convencido de que ellos no estaban prestando atención hacía quien estaba cantando el rubio o, de por sí, creían que no lo hacía a nadie en particular.

Jiro parecía ser la única divertida con su expresión abochornada. Los demás miraban el concierto y reían ante la letra, avergonzados y otros se unían al rubio ya fuera en voz alta o leves susurros.

Caminando sobre cables de electricidad. Pones tu cuerpo encina del mío —siguió el de ojos dorados —Cada vez que me levantas, hacía el cielo y las estrellas. Oh, señor ten piedad. Te lo ruego, por favor. Me siendo agotado, necesito amor.

Hitoshi había visto desde que era un niño a Denki cantar, era algo que hacía con seguridad, confianza e inocencia. Como si él no fuera realmente conciente que tenía una buena voz o del efecto que tenía en los demás cuando aparte de cantar, sonreía y se movía al ritmo de la música.

Lo que estaba viendo no era diferente de otras veces, seguía siendo su novio cantando pero ahora con público. Semejante a la ceremonia de aparte del primer año pero también diferente. El de cabello purpura podía notar que quería lucir más confiado de lo que era y coqueto, lo que provocaba risas en el público, pero al final siempre lo terminaba viendo a él para ver si eso le molestaba.

No lo hacía, por aclarar, no le molestaba. Sabía cómo era su novio y lo adoraba de esa forma. Por eso, no le molestaba. Además, que el más alto podía ver cómo Kyoka empezaba a sentirse más cómoda sobre el improvisado escenario. Se reía de las payasadas del rubio cantante pero sin descuidar su guitarra y dejo de hacer muecas nerviosas hacía unos segundos.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora