¿Verdad o reto?

1.2K 197 97
                                    

Me tienes mirándote como un tonto, sí, sé que me quieres también cuando me regresas la mirada. Oh, sé que me entiendes —entonaba de forma perfecta el rubio —Mis ojos, tus ojos, la luz del sol, ¡está bien! Sí, ¿como podría mirar más allá de ti? ¡me tienes mirándote fijamente!

Shinsou negó con la cabeza mientras veía a Kaminari cantar alegremente sobre una silla y a Bakugou intentando que bajara de ella, ya que estaba a un solo mal paso más de romperse el cuello.

— ¿No deberías ir a ayudar, Hitoshi-kun? —interrogó divertido Midoriya a su lado —Es tu novio el que está a punto de caerse.

— ¿Quien te dio esa bolsa con regalos, Midoriya?

Si el pecoso había buscado burlarse de su primo, pues la jugada le salió bastante mal y en contra. Tímidamente, puso tras su espalda una bolsa de papel color blanco repleta de premios que cierta persona —la cual deprimida tenía una cantidad excepcional de suerte— le había regalado.

— ¡N-No esquives el tema! —tartamudeo rojo.

—Tú tampoco lo hagas —se defendió el de ojos purpura.

El pecoso hizo un puchero y prefirió no seguir con la discusión, lo que era beneficioso para ambas partes.

¿Donde estaban todos los revoltosos adolescentes a altas horas de la noche? Bueno, como el rubio alegre de la clase A propuso que debían festejar por su victoria, Yaoyarozou ofreció su mansión enorme y en la cual todos ya habían estado, para hacerlo. Así que estaban todos en el patio, Jiro no tardó en conectar un buen equipo de música y Aoyama en pasar la playlist que tenía a todos bailando al ritmo de la música y la voz del de ojos dorados que estaba cantando usando un peiné —que nadie sabe de dónde saco—sobre una silla de plástico.

El más bajo iba a seguir hablando con su primo cuando sintió una mano tocando su hombro y volteo para encontrarse con la sonrisa de Kirishima, junto con una mano extendida.

Tuvo por unos segundos, una sensación de dejá vú.

— ¿Bailas conmigo, Midoriya?

El de ojos esmeralda ni lo dudo, dejo su bolsa llena de regalos en el piso y tomo la mano del contrario, siendo arrastrado hacía las pocas parejas que bailaban en el patio cerca de donde cantaba su hermano menor.

Uraraka se había tomado muy seriamente su papel como la cita de Sero hasta que terminara el festival y como la fiesta era una extensión de eso —según la lógica de la femenina— estaba bailando con él alegre y entusiasta por todo el patio. El pobre azabache estaba verde de tantas vueltas que la castaña le daba pero no se quejaba en lo más mínimo.

Por otro lado, también estaban Asui y Tokoyami bailando a un costado, bien pegaditos y en lo que parecía un lento aunque la música no tenía ese ritmo. Iida resultó atrapado por Aoyama para bailar y ambos imitaban movimientos muy graciosos de ver.

Hagakure había sacado a Ojiro a bailar y en consideración a la pierna lastimada del chico —la cual si bien no dolía tanto seguía siendo delicada— bailaba a su alrededor y dejaba que él no hiciera tantos movimiento.

El resto de la clase A bailaba por separado o en grupos, como Ashido que logro el milagro de que Sato y Koda bailarán junto a ella. O Mineta que bailaba por sí solo en el medio de todos.

El de pecas sonrió entre medio de todos sus amigos, el ambiente alegre era contagioso aún si podía escuchar los gritos del cenizo a el rubio para que se bajará de la silla —maltratada por el peso de su ocupante y sus saltos— y no se rompiera el cuello.

Eijirou paso tímidamente sus manos por la cintura del menor e intento hacer lo posible porque su agarre no fuera brusco ni doloroso para él. Los moretones debían seguir en su abdomen y no quería que de ninguna forma Izuku los recordara.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora