Cumpleaños.

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Shinsou pensó que tendría un domingo normal. Común y corriente. Y así fue en parte.

Ordenó su departamento y organizó un par de cosas. Dentro de dos días tendría que volver a su hogar por las vacaciones de invierno y sus padres seguramente lo hostigarian las primeras semanas con preguntas sobre Yuei, su monoambiente, su trabajo, sus tíos y sus primos.

En especial, preguntarían por Kaminari. Lo adoraban y sabían que ellos se llevaban muy bien.

O eso seguía creyendo.

Kaminari.

El de ojos purpura seguía sin creer lo que había visto pero la prueba de eso era el gatito Thunder que se pasaba por todo su hogar con una fuente inagotable de energía. Yendo de aquí para allá con saltitos y destrozando la tela que hubiera a su alcance.

Esa pequeña bestia destructiva era la prueba de lo que vio aquel día no fue una maldita alucinación. El rubio sentado en el borde de su cama, con la boca abierta y su rostro brillando de color rojo. No, no fue su imaginación.

Tampoco la posterior huida de Denki fue una fabricación de su mente. Es más, desde entonces el rubio le evitaba bastante y Hitoshi no era tan ingenuo como para creer que no estaba relacionado a lo que pasó.

Pero, ¿qué debía hacer al respecto? ¡nunca pensó que tendría la mínima oportunidad con el rubio y por eso mismo había estado intentado salir junto con Neito!

¡Porque Kaminari pusiera el rostro más adorable que le hubiera visto hasta la fecha no significaba que podía ir así como así a romper con Monoma y luego declararse!

Shinsou se apretó el puente de la nariz y suspiro fuertemente mientras se tiraba sobre su cama. Quizás tendría que hablar con el de ojos claros y escuchar un par de sus verdades para saber qué mierda hacer. Dudaba que al rubio le afectará en algo si rompían, pero aún así, prefería hablarlo antes.

Siempre era útil cuando alguien más la decía que estaba siendo un idiota esperanzado.

Kaminari, eres malvado por retener mí corazón de está manera, ¿acaso nunca piensas dejarlo ir? Es mío, ¿sabes?

Casi podía ver la sonrisa del rubio, divertida e inocente, frente suyo. Más brillante que el sol y mucho más cegadora.

Dolía. Mierda que dolía.

Unos ruidos en su puerta hicieron que el de cabello purpura saltará de la cama. Thunder se había adelantado con curiosidad a la entrada y estaba rasguñando la madera de la puerta, como si quisiera que se apurara en abrir.

Hitoshi tuvo la precaución de tomarle en brazos —no fuera que el gatito saliera por el pasillo hacia la aventura— antes de abrir la puerta y revelar a dos personas. Tetsu y Neito.

El de ojos purpura elevó un ceja de forma inquisitiva y su novio se rió. El platinado lució incómodo.

— ¿Me habías dicho que vendrían hoy? —pregunto el de ojos purpura —Porque habría comprado algo para comer.

—Nope, no te olvidaste de nada ni es necesario que compres la cena. De todos modos, la comida congelada ya me estaba cansando —respondió Monoma —Venimos a buscarte para salir.

—Es el cumpleaños de Kendo —se unió Tetsu a la conversación.

—Oh, ¿y está bien que yo vaya? —cuestiono el de cabello purpura.

— ¡Por supuesto que está bien! Por eso vinimos a buscarte.

Shinsou tuvo un mal presentimiento cuando vio la sonrisa del de ojos claros ensancharse y como el platinado parecía no saber dónde meterse.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora