Despedida.

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Shindo Yõ fue a Yuei con un motivo pero debajo de ese motivo, había una razón de mayor peso y la raíz de eso, era que había pasado por una ruptura hacía muy poco tiempo.

En realidad, menos de un mes.

Yõ había estado saliendo con una amiga de la infancia, una joven que como él asistía al internado Aketsu y era brillante. Alegre, divertida y espontánea. Su relación había durado dos años, tiempo en donde el azabache creyó que todo estaba bien entre ellos y que eran felices.

Hasta que en el último año, todo se vino abajo.

Al ser un internado, Aketsu mantenía un horario bastante estricto que sus alumnos estaban obligados a seguir. El toque de queda empezaba a las seis de la tarde —cuando todos los clubes finalizaban su actividad deportiva o académica— y los fines de semana, los alumnos podían salir a la ciudad más cercana por un periodo de dos a tres horas. Ni más ni menos.

No importaba que el viaje en tren hacia esa ciudad tomará un total de treinta minutos.

El primer año para el azabache y su novia fue llevadero, los dormitorios estaban divididos en las alas masculina y femenina pero podían convivir en los espacios comunes hasta las ocho de la noche. Claro, como estudiantes ambos debían mantener sus estudios al día, actividades de clubes y su fachada de "buenos niños" para evitar que los profesores —muy poco permisivos— fueran a decirles a sus padres que su relación interfería con sus estudios o modificaba sus comportamientos dentro de la institución.

Shindo siempre tuvo una actitud bastante seria ante el estudio, no le bastaba con aprobar cuando a su novia sí y se frustraba bastante cuando no podía lograr sus objetivos. Durante su primer año, intento actuar relajado, salió con su novia los pocos días que tenían permitidos y pasaba tiempo con sus amigos, su promedio bajo varios puntos pero podía vivir con eso.

Luego, en el segundo año, quiso compensar su falta de esfuerzo y estudio bastante, llegando hasta a cancelar salidas con su novia y pasar más tiempo en la biblioteca de la escuela. El de ojos oscuros trato un par de veces que su novia se uniera a sus sesiones de estudio pero ella no quería, decía que prefería salir que pasar su tiempo encerrada entre libros y él lo entendía, claro que lo hacía, ¿cómo podría no entenderla?

La quería mucho, sabía de su gusto por estar libre de estudios y responsabilidades. Por eso, después de varios intentos, dejo de insistirle. No quería obligarla a hacer algo que no quisiera.

Pero ella tampoco podía obligarlo a dejar su tiempo de estudio que él consideraba importante y en parte, disfrutaba. Porque ella también sabía que él era de esa forma.

A medida que los meses pasaron, el promedio del azabache subió y él estaba contento con eso, pero su novia no y le dejo en claro que le estaba dejando de prestar atención. Yõ quiso compensar eso pasando su tiempo con ella durante las vacaciones y eso pareció opacar el problema pero no era una solución. Era temporal.

Porque una vez volvieron a estar en el internado su rutina volvió a ser la misma. El azabache estudiando y su novia, si bien también estudiaba como correspondía, no era tan aplicada y era feliz con solo aprobar las materias. No le importaba resaltar, la femenina era vivaz y jovial, como toda joven, quería disfrutar de su adolescencia sin pensar demasiado en el futuro que vendría.

Pero como los dos estaban siendo infelices con la situación, donde uno pedía más de lo que el otro podía dar, el espíritu de ambos empezó a verse afectado.

El azabache no podía concentrarse en sus estudios estando mal con su novia, así que los dejaba de lado y trataba de estar con ella, de hacerla feliz haciendo lo que quisiera pero ya no era lo mismo. Ella intentaba ser alegre, demostrar que estaba todo bien, pero la sonrisa nunca llegaba a ser como antes y al azabache le dolía eso, mucho.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora