Bakugou Katsuki cree que hay cosas peores que soportar la ropa sucia tirada en el baño, los lloriqueos a medianoche por parte de un adulto y un adolescente que ven los dramas románticos de los sábados, y los regaños constantes de un hombre con demas...
Izuku y Katsuki habían notado un poco raro a Denki durante el fin de semana pero luego del martes, el menor pareció regresar a la normalidad, así que aunque los dos prometieron estar al pendiente decidieron no presionarlo con decirles qué le ocurría.
Ahora estaban en el día miércoles. Faltaban dos días para la fiesta sorpresa —y no tan sorpresa— que preparaba la clase A para uno de sus compañeros. Era increíble el nivel de unión que había tenido la clase para formar tal evento aunque ninguno se salvaba de las miradas o cejas alzadas de Bakugou cuando detectaba algún comportamiento extraño en ellos.
Era casi un completo milagro que a nadie se le hubiera escapado algo.
Demasiado bueno para ser verdad.
—Izuku-nii, ¿sobreviviremos al viernes? Hoy Sero tuvo que darle un pisotón a Mina bajo la mesa para evitar que preguntará si en la fiesta habría pizza o no cuando estábamos almorzando todos juntos.
Kaminari quería ser positivo, ¡pero le estaba costando mucho!
El pecoso se rió una vez más de las muecas expresivas de su hermano menor sobre su preocupación y temor de ser descubiertos. Le pasó una mano por la cabeza y tiró un par de mechones rubios sobre su oreja. Eso le relajo y calmo, hasta el punto en que se quedó cómodo en su pupitre para después caer dormido.
Izuku sonrió con cariño y dejo de lado su cuaderno en lo que veía a Denki dormir. Estaba muy preocupado por él, su hermano menor era bueno ocultando cosas y a la larga, sabía que eso no era bueno para él. Quería que confiará en ellos pero tampoco podía exigirle que les pidiera ayuda.
Es decir, era la verdad. El pecoso sabía que si el problema fuera suyo o de Katsuki, ambos también lo mantendrían oculto e intentarían resolverlo por su cuenta.Sin ayuda de nadie más.
Realmente somos hermanos.
El de ojos esmeralda rió y acaricio el cabello rubio un poquito más, disfrutando de lo suavecito que era y luego, cuando sonó el timbre que indicaba el fin del receso, despertó a su hermano que se vio algo aturdido y sin entender porque se había quedado dormido en primer lugar.
Midoriya se sintió feliz al ver que el rubio se había relajado un poco con esa corta siesta.
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Kirishima era bueno guardando secretos pero era malo mintiendo y actuando. Pero a él se le había encargado la importante tarea de hacer que Bakugou invitará a Todoroki a celebrar su cumpleaños. Porque seguramente el cenizo no lo haría a no ser que lo influenciaran para hacerlo.
El tema era como lograba eso.
Midoriya y Kaminari le habían dado una lista de consejos y especificaciones para lograr que el cenizo hiciera lo que quisiera. Una lista que el pelirrojo estaba seguro estaba hecha a base de observación del pecoso e intentos —victoriosos o fracasados— del rubio a lo largo de años de convivencia con quién era el mayor de los tres.
