Festival deportivo parte dos.

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— ¡Buenas tardes mis queridos estudiantes! ¡Yamada Hizashi, su teacher de inglés favorito de todos está aquí para relatar las últimas news del día! ¡La clase A de segundo año esta dándoles una paliza a todos! ¡Y el próximo evento será de carácter grupal! ¡Por lo cual les pido que se dirijan de forma desordena hasta el patio!

Ashido sonrió radiante ante eso y junto con Asui, chocaron los cinco. Los chicos que estaban con ellas estaban igual de alegres, hablando de las competencias que ellos mismos habían ganado y sobre los que les quedaban a continuación.

Los eventos individuales que habían acabado hasta ahora eran, artes marciales, natación, la batalla de idiomas, arquería y danza.

Estaba por empezar el primer evento grupal del día. Así que las otras competencias se ponían en pausa.

— ¿Estás nerviosa, Tsuchan? —preguntó la femenina a su amiga —Estar arriba del tótem puede ser aterrador.

—A mí me gustan los lugares altos, así que estaré bien —aseguró Tsuyu —No me voy a caer, Mina-chan.

—El resto ya debe estar en el patio, ¿no? —comentó Sato.

—Seguramente —confirmó Shoji.

—Mejor corremos para llegar más rápido —propuso Mina — ¡Vamos, clase A!

El pequeño grupo asintió y siguiendo a la espontánea muchacha se dirigieron hasta el patio.

El pequeño grupo asintió y siguiendo a la espontánea muchacha se dirigieron hasta el patio

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Izuku reprimió una mueca de dolor cuando Ochako salto a abrazarlo fuertemente.

— ¡Deku-kun, eres genial! ¡Asombroso! ¡Un verdadero tritón!

—Lo hiciste increíble, Midoriya-kun —felicitó también Tenya.

— ¡Ni podíamos verte! —agregó Tohru.

Eijirou estaba junto con el grupo que felicitaba al campeón de la competencia de natación. El pecoso había ganado por un enorme margen contra los competidores mayores y todos estaban muy pero muy orgullosos de él.

Pero había algo raro en todo esto. En las expresiones de los competidores y en la forma en que el pecoso salió de la piscina cuando todo acabó.

Y el pelirrojo se horrorizo cuando lo noto.

— ¡Uraraka, sueltalo! —ordenó el de ojos rojos.

La castaña dio un brinco asustada por el grito y aunque en un inicio pensó que sería por los celos del pelirrojo —unos que nunca había visto ni presenciado— pronto vio que no era eso.

Midoriya seguía usando la ropa de natación y estaba mojado. Eso a ella le valió un rábano cuando corrió a abrazarlo y apretarlo, llena de felicidad por su victoria.

Pero ahora tenía su rostro blanco y el corazón latiendo con una ira que nunca había sentido.

—U-Uraraka-san, Kirishima-kun —nombró el de ojos esmeralda asustado por las expresiones de ambos y luego, por la de los otros dos —Iida-kun, Hagakure-san... tranquilos, no...duele tanto.

Quiero conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora