El Fruminoso Bandersnatch

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Las divisiones de soporte, conocerían el verdadero terror, aunque no tardarían en seguir hasta el otro lado del infierno a quien tuvo el coraje y la amabilidad, por así decirlo, de ayudarlas a entrenar.

El enojo que Ross sentía, iba dirigido hacia quien atacó a Leen y hacia quienes osaran interponerse en su camino.

Cuando estaba a punto de encestar un latigazo a Terrence, Leen se interpuso en medio para detenerlo.

[-Detente! Acaso perdiste la cabeza. Ahora pareces un maldito desquiciado]

[-Ese tejón de mierda merece que lo azoten. Nadie toca a mi mujer y se sale con la suya. Apártate voy a mandarlo al conocer a sus ancestros]

[No. No hasta que mires lo que dejaste atrás por tu estupidez]

Ross se volteó a regañadientes en dirección a donde señalaba la vista de Leen y se percató que todo el anfiteatro lo estaba mirando aterrado

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Ross se volteó a regañadientes en dirección a donde señalaba la vista de Leen y se percató que todo el anfiteatro lo estaba mirando aterrado. El silencio era espectral al punto que empezó a entrar en razón. Cometió un error a causa del profundo temor de que algo le ocurriese a Leen.

[Lo ves. Eres un imbécil cuando te enojas. Ahora como piensas arreglar esto?]

Dirigiendo su mirada a todo el recinto, tomo una decisión y lo consultó con Leen antes de hablar. Acercó su mano para ayudar a Terrence, quien estaba huyendo mientras se arrastraba hacia las escaleras.

-Comprendo que a veces puedo salirme de mis casillas. Disculpa mi comportamiento.- Ross ayudó a Terrence y prosiguió

-No quiero que se tomen personal este inconveniente, por ello, espero poder llegar a ser alguien mas competente como un líder algún día...con esto dicho pido que empecemos de nuevo-

Volviendo a la normalidad, todos tomaron asiento y evitaron enojar a la pareja. Sylph como no acudió al anfiteatro de las hadas madrinas, eligió asistir al de las hadas de soporte.

Subió al escenario y ayudó con la reunión. El problema seguía siendo el mismo: como defenderse si no sabían cómo ni con qué.

La queja intensa retorno. Los archivos que descargó Sylph demostraron que nadie volvió a usar armas mágicas desde la batalla con los devoradores hace más de mil años y aunque se conservó la tradición de seguir creándolas, su penoso fin llegaría hace 3 siglos atrás, dónde el senado de Polaris, las removió de circulación y prohibió fabricarlas para dejar de gastar el tiempo y el dinero en algo cuyo uso se volvió inútil.

Todas las armas y archivos de como funcionaban, se guardaron en el Museo Ashmolean en Oxford. Pero un descendiente de los primeros armeros y último fabricante pidio llevárselas, después de ganar el juicio para obtenerlos y al ser un grifo, contaba con inmunidad diplomática. Nadie luchó o protestó por ello, ya que parecía una nimiedad, asi que el proceso de retiro se dió sin inconvenientes. Eso fue hace 280 años y desde entonces nadie pudo ubicar al último fabricante.

El Hada Madrina mató al Príncipe Azul (Reboot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora