Side Story: Cuídate y se feliz

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Verónica permanecía en la fila del supermercado. Todo el mundo salió a comprar a último minuto los regalos para la navidad y ella no fue la excepción.

Quería regalarle algo a Frank para sacarlo de su depresión. Entre todos los objetos de los estantes, halló un conejo de peluche de los que tanto le gustaban a Lucía, pero recordando como se sentiría Frank si se lo diera, prefirió llevarle herramientas.

Frank se la pasaba en su garaje arreglando su moto para distraerse pero cada vez que veía como quedaba, la imagen de su difunta esposa aparecía sonriendo y preguntando cuando irían de nuevo a pasear.

Tal era su remordimiento, que la desarmaba y volvía a armar una y otra vez. Solo llevó una vez a Lucía a dar una vuelta por el puerto. Acababan de casarse y ella era muy callada, temerosa e ignorante del exterior.

Pensó que no la dejaban salir porque siempre estaba enferma, o eso fue lo que le dijeron sus suegros y el se lo creyó. Estaba tan fascinada por el paseo que empezó a sonreír más seguido y desde ese momento, Frank decidió llevarla a todas partes con tal de verla feliz, pues fue esa misma sonrisa la que lo enamoró.

 Estaba tan fascinada por el paseo que empezó a sonreír más seguido y desde ese momento, Frank decidió llevarla a todas partes con tal de verla feliz, pues fue esa misma sonrisa la que lo enamoró

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Cada que venían sus suegros, Lucía se ponía mal y para que ella no los viera, usaba excusas de salidas o reuniones para evitar que le hablaran, logrando que ella fuera más feliz. Una tarde, llegó temprano y sus suegros estaban con su esposa hablando. En silencio escuchó lo que decían de el y como se ponían de acuerdo en tratar de embarazarla lo antes posible.

Lucía solo decía que si a todo y su cabreo hizo que se fuera sin terminar de oír la reunión. Habló con sus padres y les quedó claro que solo lo estaban utilizando y su enojo se volcó en ella, tanto que dejo de tratarla como solía hacerlo.

El pensó que vendría a engatusarlo pero para su sorpresa, ella empezó a comportarse extraña y lo evitaba a toda costa. Una noche llegó borracho y quiso tomarla a la fuerza pero ella se defendió y lo golpeó en la entrepierna. Desde ese momento ella dormía en el sillón del living y cada fin de semana volvía a la casa de sus padres para no cruzárselo.

Se trataban como extraños y la solución que vió fue el divorcio. Su amiga de la infancia, Verónica era abogada y lo guió en los temas legales, pues para ese momento ya no tenía ganas de seguir con la farsa del matrimonio donde la otra parte no lo amaba como el lo hacía.

Iba a decirle que deseaba el divorcio pero le faltaba más tiempo para prepararse, entonces llegó a su casa más tarde de lo habitual para no hablarle. Lucía había regresado de casa de sus padres y ahora dormía acurrucada en el sillón, se acercó a levantar las almohadas del suelo y lo que vió lo enfureció.

La pijama de Lucía se levantó un poco dejando expuesto la marca de un golpe en la espalda que cuando lo tocó, ella se retorció de dolor. Movió más la pijama y encontró marcas de azotes y rasguños. Guardó silencio sobre su hallazgo y pidió ayuda a Verónica quien le sugirió vigilar a Lucía para saber que estaba ocurriendo.

El Hada Madrina mató al Príncipe Azul (Reboot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora