𝑃. 𝐼: 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑑𝑖𝑒𝑧

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Los guardias estaban subiendo varias maletas a la cajuela de la camioneta, a Harry se le hacía extraño verlos trabajar y esperar a que todo estuviera listo para partir, usualmente él estaba del otro lado, acomodando cosas y asegurándose de que todo estuviera en orden. Louis a su lado estaba fumando un cigarro, observando a los demás alfas trabajar, y Harry sentía que debía romper el silencio.

— Gracias — musito, de repente observando con interés sus manos.

—No es nada, de todos modos ya sentía que necesitaba unas vacaciones de hacer cuentas y organizar mercancía —contestó tirando la colilla de su cigarrillo y avanzaron hacia la camioneta.

Harry quiso subirse al asiento del piloto, pero la mano del alfa en su hombro lo detuvo de abrir la puerta, sus orbes verdes lo miraron confundido y el castaño simplemente le regaló una sonrisa con arruguitas.

—Yo manejo —contestó Louis, luego le quitó a uno de los guardias las llaves y volvió a mirar a Harry a los ojos—. Te dije que yo te llevaría, ¿no?

El rizado solamente atinó a asentir y tuvo que rodear el auto para subirse al asiento del copiloto, debía admitir que se sentía extraño, pero estaba bien, puesto que la noche anterior se había desvelado hablando con Niall sobre cómo en esa casa nadie tomaba en cuenta su opinión y todo el mundo hacía lo que le daba su gana, a palabras del rubio.

Louis encendió el auto y salieron de la mansión, y las manos de Harry empezaron a sudar debido a que no había otros autos siguiéndoles, iban completamente solos, ¿En verdad estaba llevando a Louis a su casa, a conocer a su madre? Todo parecía bastante surrealista. El ojiazul encendió la radio y empezó a marcar el ritmo con sus dedos, mirando fijamente hacia el frente, Harry podría observar su perfil por horas, con el ceño relajado y concentrado en avanzar por la carretera, con una mano en el volante y el otro brazo recargado en la ventana abierta, ¿Es que acaso todos los alfas eran así de atractivos, o solamente Louis tenía ese encanto natural que jamás había conocido?

—Harry —Llamó Louis, sacando al ojiverde de su pequeño trance— ¿Podrías ayudarme a encender un cigarro?

Harry asintió y buscó el encendedor en los portavasos de la camioneta, encontrando el pequeño artefacto rosa en sus manos al mismo tiempo que Louis, ágilmente, sacaba de su cajetilla de cigarros uno y lo colocaba en su boca. Se inclinó un poco sin despegar la mirada de la carretera, luego de darle la primera calada, lo tomó con sus dedos y dejó su mano ligeramente fuera del auto, sacando el humo y maniobrando el volante con una sola mano.

—Gracias, Harry —agradeció y la camioneta volvió a quedar casi en silencio, a excepción de la música que sonaba desde la radio.

El rizado se acomodó en el asiento, regalándole a Louis miradas de reojo cada cierto tiempo, sin saber que esas miradas eran devueltas por el alfa, así hasta que se quedó dormido tan solo media hora de estar en carretera, Louis soltó un suspiro cuando miró al rizado, ya con los ojos cerrados, suspirando entre sueños y con sus rodillas abrazadas a su pecho.

Oh Harry, mira lo que me has hecho, pensó el castaño con una sonrisa, se atrevió a acomodar uno de los rizos que se salía de la liga que llevaba Harry en el cabello y siguió concentrado en el camino, pensando en un par de orbes verdes, aunque no podía ser posible que pensara en su guardaespaldas de esa manera, ¿por qué no podía sacárselo de la mente?

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Dos horas y media más tarde ya estaban entrando a Holmes Chapel, Harry ya llevaba rato despierto y se habían enfrascado en una muy amena conversación mientras Harry cada tanto le daba instrucciones a Louis de cómo llegar a casa de su madre. Estaba nervioso, a pesar de haberle advertido a su madre que su jefe no sabía que era un omega, esperaba que Jane no hiciera algún comentario referente a que no era un beta.

Icarus Rose |1D| [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora