Icarus Rose |1D| [Omegaverse]

𝑷. 𝑰𝑰: 𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐

El primero de febrero había llegado y Harry fue despertado con muchos besitos en el rostro de parte de su alfa, sus ojitos estaban llorosos y sus mejillas aún permanecían rosadas. Sus labios estaban hinchados y el dolor no le permitió sentarse correctamente en la cama.

—Buenos días, osito — murmuró el ojiazul pegando a Harry a su pecho, este se acomodó y empezó a dar pequeños besos en el pecho del alfa.

—Buenos días, solecito — juntó sus labios en un profundo beso.

—Feliz cumpleaños, amor, ¿Quieres ver tu regalo? — el rizado asintió con una sonrisa y Louis se levantó.

Sacó un pequeño moño del cajón de su mesita de noche y se lo pegó en el pecho, todo bajo la confundida mirada del rizado, pero sin borrar su sonrisa.

—¡Sorpresa! Tu regalo es un hermoso alfa de ojos azules, dispuesto a cumplir todos tus caprichos — Harry soltó una adorable carcajada.

—Es un buen regalo, pero creo que mi alfa es mejor — murmuró con una sonrisa juguetona.

—No lo creo, ¿Qué es lo que tiene él que no tenga yo?

—Bueno, pues se preocupa, me trata muy bien, tiene un fisico hermoso, y cada noche me abraza y me besa hasta que nos quedamos dormidos, y lo más importante es que él tiene mi corazón — Louis lo miró con los ojos llenos de lágrimas y una hermosa sonrisa en su rostro.

Se acercó a su omega y lo envolvió en un cálido abrazo, las lágrimas habían empezado a caer por su rostro y Harry estaba más que confundido.

—¿Por qué lloras, amor? — preguntó el omega.

—Porque no pude haber pedido a un mejor omega en mi vida, te amo tanto, Hazz — volvieron a fundirse en un suave beso, Harry acariciaba el cabello de Louis y el alfa pasaba sus dedos suavemente por las mejillas del omega.

Cuando se separaron, el verde se mezcló con el azul, contándose cosas que probablemente nunca podrían expresar verbalmente, pues sus sentimientos eran tan puros que las palabras jamás serían suficientes.

—¿Qué te parece otra ronda antes de ir a ver tu regalo? — propuso el alfa levantando ambas cejas, el omega rió y asintió antes de que volvieran a la cama.

Todavía era temprano.

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Siete de la mañana y Niall ya tenía que levantarse de su cama, que todavía conservaba el olor de Shawn, para ir a la oficina de Zayn, no tenía ni idea de qué era lo que quería decirle, pues se supone que ese día era libre debido a la fiesta de cumpleaños de Harry.

—¿Cómo están mis manzanitas y mi precioso omega? — escuchó a Liam una vez que estuvo fuera de la oficina de Zayn, rodó los ojos con una sonrisa.

—Liam, ya basta por favor, no son manzanas, son nuestros cachorros — murmuró Zayn, pero aún en su tono de reproche, podía identificar el amor que le tenía al alfa.

—Pero son del tamaño de una manzana — y antes de que pudiera decir algo más, el rubio entró a la oficina, todavía arreglándose la corbata.

—Hasta que llegas, alfa inútil — reclamó Zayn con una sonrisa —. Necesito que vayas por el pastel de Harry.

—¿Por qué tengo que ir yo? ¿Acaso no puede ir alguno de los guardias?

—Si, pero estos últimos días estás tan pegado a Shawn que no has hecho nada, entonces ve, por favor — Niall asintió desganado y salió de la oficina.