Agosto llegó y todo el mundo estaba al pendiente de Zayn, pues parecía estar a punto de dar a luz a cada paso que daba, Liam no se despegaba de él y cada que se le acercaban en lo más mínimo, gruñía, por lo cual solamente sus hermanos podían acercarse a cierta distancia y las únicas personas que tenían permitido quedarse con el omega eran Harry, Shawn y Bárbara.
Harry ya tenía una panza de embarazo mucho más notoria, ya sabían que sería una niña y por supuesto sus abuelas habían sido las primeras en enterarse, cada mes se habían encargado de mandarles copias de sus ultrasonidos, Jay y Anne estaban emocionadas por tener a su primera nieta en sus brazos y las pequeñas Daisy y Phoebe habían hecho coronas de papel para ellas, sus hermanas y sobrina, Harry casi lloraba cuando se las mostraron. El embarazo iba bastante bien, ya estaba fuera de riesgo y eso no podía tenerlos más contentos.
Pero no había sido para nada sencillo, los primeros tres meses Harry se despertaba llorando, con ambas manos en su vientre intentando proteger a su futura cachorra, siempre con el miedo de perderla, a veces se desconectaba del mundo mientras acariciaba su abultado vientre, susurrando palabras bonitas hasta que Louis lo sacaba de su ensoñación, asegurándole que todo estaría bien, besándolo y mimándolo hasta que se quedaba dormido, en cada cita con el obstetra le mencionaban esa inquietud del omega, y el doctor les aseguraba que todo estaba en orden, la bebé estaba sana, al igual que la terapeuta de Harry le ayudaba, hasta que entrado el segundo trimestre, todo aquello pareció ser un recuerdo triste, Louis estaba orgulloso de lo mucho que estaba avanzando su omega.
Y en la madrugada del veintiuno de agosto, Zayn empezó a tener contracciones muy fuertes, tanto que despertó a todos los que estaban en ese mismo piso con el grito desgarrador que había soltado.
—¿Amor? ¿Ya vienen? — preguntó Liam bastante asustado, de repente Harry y Louis entraron a la habitación.
—¡No, alfa idiota, solamente grito para ver a qué idiota asusto! — gruñó Zayn y se levantó de la cama, sosteniendo con ambas manos su espalda baja. Miró a su alfa, que todavía estaba en la cama mirándolo con los ojos entrecerrados —¡¿Qué haces ahí mirándome?! ¡Llama al doctor, estoy teniendo a tus hijos!
Solamente en ese momento Liam terminó de reaccionar y salió de la cama de un brinco, tomó su teléfono y solicitó a un par de guardias para que los acompañaran a la enfermería, al igual que solicitó que fueran por el doctor Jackson.
—Tranquilo, Zy, respira, tú puedes — susurró Harry mientras ayudaba al omega a avanzar, si no fuera una situación seria, Louis habría reído por ver a los dos omegas intentando salir de la habitación.
Liam se apresuró a abrirle la puerta, donde ya los esperaban al menos cinco guardias para acompañarlos, Niall y Shawn llegaron corriendo, con sus pijamas bastante mal arregladas y Zayn al verlos solo rodó los ojos.
—¿No te faltaron más guardias, Li? — preguntó Niall burlón y Liam gruñó en su dirección —. Era broma, no seas amargado.
Los seis corrieron hacia la enfermería, Shawn y Harry estaban con Zayn, sosteniendo sus manos y ayudándolo a ponerse la bata, Bárbara llegó unos minutos después, emocionada por ver a sus primeros nietos nacer.
El doctor no tardó ni siquiera cinco minutos en llegar, acomodó todo lo que iba a necesitar y les pidió a todos que salieran, incluso a Liam, ese era el protocolo debido a que algunos alfas se ponían demasiado agresivos al ver a sus omegas sufrir tanto con el parto.
Estuvieron aproximadamente siete horas esperando afuera de la enfermería, Liam dando vueltas por el pasillo, escuchando los gritos desgarradores de Zayn, Harry había empezado a ponerse nervioso al escuchar el sufrimiento de Zayn, Louis intentaba calmarlo y Shawn y Niall estaban jugando con el teléfono del alfa.
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Icarus Rose |1D| [Omegaverse]
Fanfiction"Permíteme contarte una historia... Hace mucho tiempo, a un hombre llamado Ícaro, se le concedieron alas de cera para escapar de un laberinto en el que estaba atrapado. Se le advirtió que no volara muy alto, puesto que las alas no resistirían, ¿pero...