𝑷. 𝑰: 𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒂𝒕𝒐𝒓𝒄𝒆

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Los Tomlinson tenían un viaje de descanso al pintoresco pueblito de Holmes Chapel, con un Louis de diez años, Dotty de tres años y Mia de apenas uno, querían ir a un lugar calmado y diferente a Doncaster para tomarse un respiro de todo el trabajo que estaba dejando la compañía.

Había una feria en el centro del pueblo y Ellie había convencido a Charles de llevar a los niños para que se diviertieran un poco, pues en todo ese tiempo lo único que el alfa quería hacer era dar la vuelta por el centro y visitar el campo de golf, pero Ellie sabía perfectamente que eso no era algo que divirtiera a sus pequeños, entonces se disponían a ver el desfile de payasos y a comprar unos pocos dulces para los niños, pero los problemas empezaron cuando Louis se aferró a subirse a la rueda de la fortuna.

—Mamá, sube conmigo — rogó el pequeño alfa ojiazul a su madre.

—Debo cuidar a tus hermanas, Lou, no puedo subirme contigo — contestó la omega.

—¿Papá? — preguntó el niño, pero Charles miró con desagrado el panorama y negó con la cabeza.

—De ninguna manera voy a subirme a ninguna de estas cosas, súbete a una atracción que sea adecuada para ti, no esas tonterías de omegas — sentenció su padre.

La sonrisa del pequeño empezó a decaer y las lágrimas empezaron a inundar sus ojitos, las limpió con sus manos hechas puños y pretendió que no pasaba nada, pues lo último que quería era enfadar a su padre y que le dijera lo típico de los alfas no lloran.

Pero el llanto de un niño interrumpió sus pensamientos, y al parecer su madre lo escuchó también, pues ambos miraron a una mujer que estaba intentando calmar a un pequeño rizado de unos seis o siete años, quien lloraba por alguna razón. El alfa de Louis quería saber por qué lloraba ese pequeño y calmar su llanto, ¿Alguien le había hecho daño? ¿Su madre no quería comprarle un algodón de azúcar? Louis pensó que él podría compartir el dulce que su madre le había guardado en su bolsa para más tarde.

—Mamá, por favor, vamos a subirnos —lloró el niño.

—Hazzie, no puedo subirme contigo a la rueda de la fortuna, necesito cuidar a tu hermana hasta que salga de la atracción en la que está, ¿Por qué no esperas a que Stella salga y se suben juntos? — dijo la mujer, ya no encontraba qué hacer y eso era evidente en su rostro. Ellie se acercó y le habló tímidamente.

—Porque Ella no quiere subir conmigo — contestó el pequeño niño haciendo un puchero.

—Disculpa, no pude evitar escuchar que tu pequeño quiere subir a la rueda de la fortuna — empezó la madre de Louis, la omega la miró con una sonrisa. El pequeño ojiverde se ocultó de inmediato detrás de su madre.

—Oh sí, pero no puedo subirme con él, mi otra hija está en una atracción y él es muy pequeño para subir solo, y más a una atracción tan grande.

—Mi hijo quiere subir también, pero ni mi marido ni yo podemos ir con él y pensé que sería buena idea que subieran juntos, ¿qué te parece? — propuso Ellie y la otra mujer sonrió ampliamente.

Mientras tanto, Louis miraba embobado al pequeño identificado como omega con curiosidad, sus rizos caían con gracia y sus enormes ojos verdes lo miraban de vuelta con curiosidad detrás de las piernas de su madre, con sus puñitos apretando la tela de los jeans de la omega. Louis podía jurar que jamás había visto a un omega tan bonito.

—Hola —saludó el pequeño alfa, el rizado se ocultó más detrás de su madre, ¿qué hacía un alfa hablándole? —. No te asustes, no soy un alfa malo, ¿cómo te llamas?

—Lou, amor — llamó Ellie, llamando la atención del pequeño ojiazul — vas a subir con este pequeño, ¿está bien?

—Sip — contestó Louis y extendió su mano hacia el ojiverde —. Ven, nos espera la rueda de la fortuna.

Icarus Rose |1D| [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora