𝑷. 𝑰𝑰: 𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂

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—Maldita sea, se nos hará tarde —se quejó el alfa de ojos grises mientras se levantaba de la cama, su cuerpo aún estaba completamente desnudo por la noche anterior, se dirigió hasta su armario y tomó dos camisas blancas y dos trajes de distintos colores y los arrojó a la cama—. Aaron, levántate, que no van a esperarnos, es la primera vez que vas a ver a los jefes —empezó a mover al alfa hasta que este abrió los ojos y soltó un quejido ronco.

—Está bien, está bien, ya me voy a levantar —Aaron se puso de pie y ambos se vistieron rápidamente, y en menos de cinco minutos ya estaban dentro del auto con una manzana cada uno en la mano, pues no tenían tiempo de tomar el desayuno con tranquilidad.

El viaje a Doncaster duró tres horas, en la que ambos alfas repasaban exactamente lo que dirían una vez que se reunieran con sus jefes, Aaron temía que no tuvieran los mismos pensamientos que él y que su plan no cumpliera con esa venganza que tanto había deseado, pero de una u otra forma ya estaba a punto de llegar, no había vuelta atrás.

Una omega los recibió en la puerta con una enorme sonrisa en el rostro, les indicó que su esposo se encontraba esperándolos en su oficina y les pidió que la acompañaran. Llamaron a la puerta y tras un "pase" los tres se adentraron en la oficina, encontrándose con dos alfas de edad avanzada visitiendo trajes negros.

—Hasta que por fin se dignan venir —exclamó uno mientras se levantaba de su asiento.

—Lo lamentamos, había mucho más tráfico del que anticipamos, pero ya estamos aquí, así que manos a la obra —dijo King.

—Así que tú eres el infiltrado —inició el alfa que no había hablado—, debió ser difícil fingir que tenías tu lealtad con ellos.

—No realmente, solo hacía lo que me ordenaban como cualquier empleado, hasta que decidí que era suficiente y me puse en contacto con ustedes —la voz de Stone era seria, no tenía la más mínima idea de con quién estaba hablando y eso le aterraba, pero debía mantener su compostura.

—Pues esperamos que sigas teniendo esa clase de pensamiento con nosotros cuando nos deshagamos por completo de Icarus Rose, pero ahora quiero que me hables un poco de las tres cabezas.

La omega caminaba en dirección a la cocina dispuesta a preparar cuatro tazas de té para los invitados que tenía su esposo, pero los gritos de sus hijas en el segundo piso la hicieron detenerse para asegurarse de que todo estuviera en orden. Subió las escaleras y abrió la puerta de la habitación de sus hijas menores.

—Niñas, ¿qué creen que hacen? —preguntó mientras miraba como ambas niñas se lanzaban zapatos de lado a lado de la habitación—, les dije que su padre tenía una junta de trabajo importante y que no podían hacer ruido, así que por favor hagan silencio.

—Perdón, mamá —dijeron al mismo tiempo y bajaron la mirada al suelo.

—Vayan con sus hermanas y no hagan ruido —luego de asegurarse de que ambas niñas estuvieran al cargo de sus hermanas mayores bajó de nuevo y fué a preparar el té.

Puso las cuatro tazas sobre una bandeja de plata y se dirigió a la oficina de su esposo, saludando a algunas de las omegas que la ayudaban con la limpieza del hogar, y antes de llegar pudo escuchar que estaban hablando y la curiosidad llenó su ser, así que se acercó en silencio y pegó el oído a la madera de la puerta.

—Háblanos de Tomlinson — dijo uno de los alfas.

—Pues no tengo demasiado que decir sobre él más que es un alfa bastante intimidante cuando lo desea, además de que está esperando un hijo y está comprometido con su omega —Habló Aaron.

—¿Está esperando un hijo? —exclamó molesto el alfa—, ¡Es una aberración!

—¿Por qué no nos habían dicho antes? —cuestionó el otro alfa.

Icarus Rose |1D| [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora