1 (prólogo)

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Había tres cosas que Steven Rogers odiaba: los mensajes de texto de premios que resultaban ser fraudes, y aunque él las ignoraba, sabía que había personas que caían en esa vil trampa ¡y maldición! cómo podía haber gente tan cruel en el mundo. Lo segundo era los acosadores, esa gente que nunca entendían que no es no. Y por último, la élite de la escuela que incluían a: los bully, populares, y chicas y chicos malos, que no eran matones pero hacían muchas pendejadas.

Bueno, no los odiaba, pero tampoco los soportaba y era casi lo mismo, aunque con menos rencor y más irritación. Steve sabía que no era como si estuviera en una estúpida serie o película de Disney donde había una extraña jerarquía social en un pequeño mundo llamado escuela. Claro que no. No estaba en una serie o película juvenil, muchas gracias. Steve había estado seguro que estaba en una especie de jungla; con leones, monos y cebras, bueno eso también lo había sacado de una película, y es que Steve veía muchas películas. Le encantaba ir al cine, verlas en internet, sitios piratas con un poco de vergüenza pues nunca les diría a sus padres que paguen un streaming, y lo que encontraba en la televisión. Pero volviendo a su desdén por la élite de la escuela, para Steve, ellos eran como las hienas. Hienas que reían como estúpidos en todo momento, esperando la carroña o convirtiendo en carroña a los demás. Aunque luego vio un documental sobre hienas y Steve dejo de compararlas, es más, la escuela con la jungla. En su lugar comenzó a creer que su escuela podía ser como una sátira a la sociedad: con políticos corruptos, gente que quiere llamar la atención como si fueran la cura del cáncer, criminales, y los que aportaban pero que apenas eran notados. Aunque claro, el mundo real era mucho más complejo, mientras la escuela, bueno, la escuela se terminaría.

Después, Steve iría a la universidad y estudiaría arte, era muy bueno en eso, pues, aunque tenía la apariencia de un nerd: rubio, con lentes, bajito y delgado; solo era un chico promedio a nivel escolar. Los únicos profesores que le brillaban los ojos cada que veían sus trabajos eran el de arte e historia, quizá recordando que a veces valía la pena enseñar a un montón de niñatos hormonales. Steve había pensado que quizá debería estudiar historia del arte para contentar a los dos. Pero arte, arte sin duda seria a lo que se dedicara.

Entonces, un día apenas recordatoria que fue víctima de bully, que fue llamado rarito, que los populares nunca cruzaron palabras con él y que tuvo un par de peleas, o más bien fue golpeado tratando de defenderse o defender.

Sí, sí, claro que sí, solo tenía que resolver todos problemas de matemática y física, no permitir que rompan sus lentes, y por nada del mundo sentirse solo.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora