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Bucky se sintió en un predicamento. Era lunes por la mañana, debía ir a la escuela, y era la primera vez en mucho tiempo que no quería asistir. Alpine lo necesitaba.

No dejaría solo a Alpine.

La pobre gatita era una bolita de pelos que cabía en la palma de su mano. Lloraba cuando tenía hambre, sed, frío o buscaba cariño¡Y apenas había pasado un día! Era obvio que la gatita necesitaba a su mamá, y Bucky sería esa mamá, pero su propia mamá lo miraba como si: ni lo pienses, ni lo pienses.

Bucky suspiro mientras alimentaba a la gatita con una pequeña jeringa que consiguió en el botiquín de primeros auxilios .

—Lo siento, Alpine, pero estarás en mi cuarto. Solo que... —¿Quién te daria de comer? Y miró a su hermana. Ella estaba de vacaciones.

Pero su hermana le devolvió una mirada de: te va costar, te va costar.

Más tarde, Steve le dijo con cara de pocos amigos.

—Tu hermana no debería cobrarte por cuidar a un gatito indefenso.

—Al menos no es dinero —se encogió de hombros.

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No fueron las ojeras, el hambre o el mareo lo que lo mantuvo preocupado a Bucky el jueves por la tarde. Sino que para lunes debia presentar su primer escrito al profesor Erick. Y hasta el momento no sabía cómo rayos debía hacerlo.

Estaba sentado sobre su cama con la mirada en la hoja en blanco, hasta que Alpine apareció jugando con pescadito de peluche que Steve le obsequió. Aunque mas parecía que el juguete, un poco más grande, jugaba con ella. No pudo evitar reírse y grabar un pequeño video.

—Podria escribir sobre tí —le dijo—. Solo que no soy escritor.

Entonces la idea le llegó de golpe.

—¡Eso es! Solo debo buscar al mejor escritor de la escuela para que me dé una mano, Alpine —dijo mirando hacia la gata, ella asomo la cabecita entre el pescadito de juguete al escuchar su nombre—. Podría ser Steve.

Pero al ver su celular se detuvo. Lo último que quería era preocupar a Steve con tonterías, es decir, el chico tenía más cursos por ocuparse.

—O podría buscar a alguien más ¿no?

La gatita había logrado patear al juguete y parecía satisfecha. Luego dió un salto y llegó a las punta de la sabanas de la cama, empezó a escalar, con mucha dificultad pero decidida. Bucky no dejo de mirarla hasta que logro subir y se acercó a él. Si bien su madre le había obligado hacerle su propia cama, una caja con cojines a un lado de la suya, no quitaba que pudiera descansar fuera del horario nocturno.

—Verdad que eres tan linda y valiente —y la acarició—. Así que no me daré por vencido sobre este curso. Le preguntaré a Natasha si me puede dar algún nombre.

Alpine lo miró otra vez, sus grandes ojos celestes que eran imposibles para su cabeza.

—Oh, ella es una amiga. Ya te la presentaré aún día, a todos en realidad. Van adorarte como lo hace Steve —dijo y busco el contacto de Natasha, pero dudó. La última vez, habían estado algo molestos—. Pero ya se le habrá pasado.

Y le escribió.

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—¿Qué?  —dijo la chica.

Bucky sonrio. Habia esperanzas. Cuando pregunto a Kamala Khan si le ayudaría con su tarea esperaba un "No te conozco" o "te cobraré un extra" y Bucky estaba ahorrando para comprarle algo a Steve por su cumpleaños, además que ahora era prácticamente padre soltero.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora