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Bucky había estado seguro que la película iba ser buena, después de todo Steve lo había recomendado, pero no había pensado que fuera tan buena.

Estaba conmovido: con la vida de la profesora y alumnos en un ambiente de violencia. Fascinado de como había sido abordado el tema del holocausto. Entonces, cuando el bueno para nada del esposo de la profesora la abandonó. No pudo callarse.

—¡Pues jodete! —Maldijo, como si el hombre de la pantalla fuera a escuchar. Si estuviera en un cine ya le hubieran llamado la atención-. Yo me caso con ella.

Tenía la intención de lanzar más palabrotas, pero escucho a Steve reírse bajito a su lado. Estaban sentados sobre la alfombra, frente a laptop que descansaba sobre una mesita de patas desgastadas. Bucky movió la cabeza para mirar a su compañero, y este alzo los ojos, estaba apretando los labios como conteniendo la risa. Bucky puso pausa a la película.

—Enserio, Steve, es la mejor profesora del mundo. Mejor para ella que ese fue el imbécil.

—Y tu si eres buen prospecto. —Steve alzo una ceja.

—Bueno, hay una gran diferencia de edad y es ilegal en muchos estados.

—En todos —recordó Steve.

—Bien —aceptó a regañadientes—. Puedo esperar a cumplir dieciocho.

—¿Eh... no es ella la que va esperar?

—Tienes razón —Bucky reflexionó—. Mejor que sea feliz con alguien más o sola. Becca dice que es mejor estar sola que mal acompañada.

—Algo así también decía Peggy, pero ahora tiene novio.

En ese instante, Bucky olvido a la profesora, el drama e incluso la idea de leer los libros que se mencionó en la película. Su mente se bloqueó y sintió como si le hubieran pateado en las costillas.

—Ustedes —tropezó. La patada imaginaria le había sacado el aire—. ¿Volvieron?

—¿Nosotros? —Steve amplio los ojos— No, no, es con el primo de Dernier.

—¿Daniel?

Steve asintió más de una vez.

—Vaya —fue lo único que pudo articular. Quizá por reciente sensación de haber escapado de un tigre de bengala.

—Sí —Steve reafirmo, y se apartó un mechón de cabello rubio de su frente.

—Bien —Bucky se obligó decir—. Conozco a Daniel. Es un gran chico, tranquilo y amable. Quizá él es buena compañía. Si es que eso te preocupa.

Steve no respondió, pero se mostró tranquilo. Bucky sintió que respiraba con normalidad otra vez.

Terminado la película. Bucky se levantó para estirar las piernas, mientras Steve levantaba su equipo y lo ubicaba en el escritorio.

—Que buena película —Bucky opinó, aunque de por sí ya había dejado en claro con sus reacciones entre escenas—. ¿Cómo no lo vi antes?

—¿Ahora si estas inspirado a escribir? —Steve inclino la cabeza.

—Claro que sí, diablos, yo quejándome por cómo escribir y estos chicos... quiero decir —expuso, y se froto el cabello—. No es que desconozca la situación de los inmigrantes en el país, pero joder, siento que, de esa época a la actualidad, no hemos avanzado casi nada.

—Cierto. —Steve se apoyó en el escritorio—. Aún hay mucho racismo, discriminación y odio...

Era verdad. Todo eso permanecía como si estuviera penetrado en los sesos de la gente. Como un parásito. A Bucky le recordaba a ese ser mitológico que le cortaban una cabeza y creían dos más.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora