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Eran más de la tres de la madrugada, y Bucky seguía despierto. No tenía nada que ver con Jim, acurrucado en su hombro izquierdo, murmuraba entre sueños que él era su mejor amigo; ni que a su lado Gabe roncaba, posiblemente por la mala posición en que se encontraba; mucho menos que Jacques dormía como un  tronco, usando su estómago de almohada.

No.

Era porque su cerebro encontró un buen momento para reflexionar. 

La fiesta había terminado, o Jacques los había desalojado, es lo mismo. Quedaron solo los cuatro, para beber la única lata de cerveza.

Bucky no había probado algo tan horrible en su vida

 ¿Tanto drama para eso? Había preguntado, aunque la segunda ronda no fué tan mal. Sin embargo, irónicamente, Jacques y Jim tuvieron lijeros efectos. Lo siguiente que pasó, fue que estaban peliando por quién era el mejor amigo de Bucky. Luego, estaban tratando de acabar la cosa esa que Gabe preparó.

Para cuándo los demás se habían dormido, Bucky comenzó a sentir  malestar en el estómago y un lijero mareo. Quizá su madre tenía razón, era muy joven para beber, realmente no era la gran cosa. Mejor era bailar y hablar con sus amigos, bromear y cantar como loco, estar lucido y pensar en Rogers. 

Rogers. 

El chico se había ido como alma que ve al diablo, y Bucky había tomado su mano ¡Había tomado su mano! En su defensa, fue una especie de reflejo. Bucky tenía excelentes reflejos y una gran puntería. Prácticamente era un francotirador. Y la mano había estaba ahí, bastó una décima para tomarla. Luego la soltó; Rogers se fué. 

¿Por qué?¿Fue por algo que dijo? ¿Fue por Natasha? ¿Fué por Carter?

Los había visto bailar. Si pedían su opinión, se veían muy bien juntos. Ahí debía terminar el pensamiento, pero Bucky no podía.

No podía dejar de pensar en Rogers, en como apartaba sus mechones dorados cuando estaba nervioso, en el brillo de sus ojos ante algo inspirador, en el sonido de su voz cuando estaba interesado. Entonces, mientras sus pensamientos giraban como lunas, había uno que brillaba como el sol:

Le gustaba Rogers.

Bucky cerro los ojos, exalo y se sintió como una pluma. A pesar de lo incómodo que estaba en ese momento. Le gustaba Rogers: el chico que era como una fascinante película, lindo y...¿Ahora qué? Abrió los ojos ¿Que seguía? ¿Debería quedarse quieto y mirar a la distancia? ¿Hacer caso al idiota de Jacques y pedirle una cita? ¿Y si no le correspondía? ¿Y si lo hacía? ¿Tenía que buscar información en internet? ¿O preguntar a los Dernier? 

Su cabeza comenzó a doler un poco, quizá por las bebidas o por tantas preguntas sin resolver.

En todo caso, tenía que descubrir si Rogers sentía alguna inclinación hacia los chicos, o quizá hacia Carter.

Si embargo, de repente se dió cuenta de algo aún mas grave...: ¿Rogers prefería el sabor dulce al salado, o quizá el picante? ¿Tenía ambos padres? ¿Le gustaba viajar? ¿Comprar por internet o tiendas? ¡Tenía que saber al menos su fecha de cumpleaños! Demonios, por un infierno; no conocía a Rogers realmente, y eso, era triste.

Triste e indignante. Los adultos decían que a su edad no sabía nada, Joder, hasta los libros y películas. Traidores.

Bucky se dejó llevar por  melancolía, no había más que hacer en ese momento. Bueno, empujar la cabezota de Jacques, pues tenía que ir a mear. Estúpida bebida. 

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora