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—Deberías invitarlo a salir, y no me refiero a ver sus películas raras, sino una cita de verdad.

Dos días después Jacques seguía  molestando con ese tema. Incluso cuando Bucky había replicado que fue un malentendido.

—Yo creí que tú creíste que estaba interesado —Bucky había dicho.

Pero Jacques había insistido el doble.

Entonces cuando él y sus mejores amigos estaban descansando en las gradas, después de un partido de fútbol, en el parque local.

—¿Cuando vas a parar con eso? —Bucky sacudía el sudor de su polo, deseaba lanzar la pelota que tenía a un lado en la cara burlona de su amigo.

—El que se delata pruebas trae —Jacques sonrió con elegancia.

—Esa frace ni existe —recrimino Gabe.

—Entonces, ¿le vas también a los chicos o solo a los chicos pequeños con apariencia delicada? —intervenido Jim, pues Jacques se fue con el chisme, tenía la misma cara que ponía cuando no entendía un problema en álgebra.

Bucky lanzó la pelota hacia Jim, le atino en el hombro y este se quejo, mirándolo con toda la ira que sus ojos rasgados permitan mostrar.

—Ah, entonces también te va los chicos —concluyo Gabe tranquilamente.

—Pues...

—Solo lamento —continuo Jacques recogiendo la pelota, haciéndolo rebotar con un pie — que nuestro amigo va salir del instituto más experimentado que todos nosotros.

Bucky como los odiaba en ese momento.

Pero para el fin de semana, Bucky no había dejado de dar vueltas a ese asunto. Más importante ¿Cómo se le había ocurrido esa idea antes de la mente sucia de Jacques? Aunque el francés ya había aumentado más contenido. Una que Bucky había escapado de escuchar.

—Que no es de esa manera —Habia dicho Bucky cuando Jacques le sugirió que lleve a Rogers a la fiesta de Jim.

—Ya —habia respondido Jacques y luego sonreído con malicia— pero averigüe por ahí que Rogers no es tan solitario como se pinta — y luego le había hablado de Peggy Cárter.

Peggy carter, la mejor amiga de Rogers, una chica que cambió de instituto ese año. Y fuera de eso, Bucky se preguntó cómo demonios su amigo se enteraba de esas cosas. Pensaba que enterarse de todo era cosa de Natasha.

—No habras ido con ese cuento a Natasha ¿Verdad? —Bucky exigió.

Jacques había jugado al misterioso antes de declarar que en ese drama no se metía.

—Pero si te lo propones, tu puedes ser un buen espía —le había aconsejando Jacques. Y el muy maldito lo había dicho con mucha seriedad.

—¿Que carajo pasa contigo? —Bucky se había horrorizado.

Y Jacques no había parado de reírse en su cara. Gabe había servido de escudo humano cuando Bucky había querido lanzarse encima del francés.
Bucky no era un acosador ¡Por todos los demonios! La gente acosadora estaba mal de la cabeza. Y si él quería saber más de Rogers solo debía preguntar, solo debía buscar un lugar con menos público para... Y eso no había sonado bien incluso en su cabeza.

—Barnes.

—Te juro que yo ni siquiera lo pensé.

Bucky cerro la boca. Giro sobre sus talones para encontrarse con Rogers. ¡Rogers! Bucky miro a un lado y al otro, estaban en el corredor, entre el aula de matemática e idiomas. Solos. Bueno, no exactamente solos, había alumnos por ahí caminado en sus propios asuntos.
Bucky volvió la vista hacia Rogers y lo miro mejor.  Como siempre, su compañero tenía puesto una inmensa polera con manchas de pintura que no eran parte del diseño, lentes descuidados y su cabello rubio alborotado. Un desastre de chico. Pero un desastre muy lindo. Bucky se preguntó si Rogers podría escuchar su mente, había leído un par de novelas sobre telepatía.

—Bueno —Rogers pareció murmurar, parecía confundido. Muy bien, no leía mentes —quería devolverte tu disco. Gracias por prestarmelo.

Rogers estiró su disco de la banda sonora de 'whiplash' y aunque la gente diría que es anticuado eso de comprar discos cuando todo se conseguía gratis en internet, Bucky respondería que lo había comprado como un regalo así mismo. La portada era muy bonita. Aunque tarde se dió cuenta que ese disco algún día podría valer mucho dinero pero, ya lo había sacado de su empaque.

—No hay de que ¿Que tal te pareció? —quizo saber, recibiendo el objeto, sonriendo como siempre para relajar el ambiente.

—Muy bueno, la calidad no tiene nada que envidiar al de internet.

—Además que se ve genial en mi librero—Bucky presumió.

Pero cuando Rogers se estaba girando reaccionó como un resorte, sin pensar sin plan — ¿Tienes algo que hacer mañana?

Sin plan.

Bucky podía jurar como el pequeño cuerpo de Rogers se tensó.  Y por un demonio, Barnes a veces se consideraba un poco idiota. Es que las buenas notas no hablaban de sus otras inteligencias.

—¿Que?

—Mañana — y Bucky pensaba en mil por mil y no le llega ninguna idea hasta que recordo— haremos una fiesta en la casa de Jacques por el cumpleaños de Jim—Bucky río sintiéndose ridículamente nervioso — será una sorpresa, va estar furioso.

—Pues...

—¿No te gustan las fiestas?

—No mucho, pero, bueno quizá si...

Bucky sonrió, su vigor estaba al cien nuevamente. Saco su celular y sin dar vueltas:

—Dime tu numero, te mandaré un mensaje con la dirección.

—Pero...

—Y puedes invitar a tus amigos —Bucky se apresuró a decir solo porque le parecía que Rogers estaba dudando. Aunque luego pensó en Peggy Cárter.

Mas tarde, Steve estaba mirando el techo de su habitación. Había hablado con Peggy sobre la fiesta y ella le había dicho que era perfecto para bailar sin colarse en un pub, dónde Steve no se atrevía ni cruzar la puerta.
Sin embargo, Steve estaba dudando, y dudando. Nunca había ido a una fiesta y su idea de una fiesta adolecente era como en las películas, con mucho licor, una piscina, música ruidosa, luces y vómitos.

Steve cerró los ojos y suspiro. No había motivo para ir, habría mucha gente que no conocía, pero Barnes estaría ahí, y el grupo élite, pero Barnes estaría ahí, y Peggy le obligaría a bailar, pero Barnes estaría ahí.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora