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Bucky observó la mano robótica con ojos brillantes y una sonrisa desbordante. No podía con ello. Con dedos formados de metal y cables para los nervios, aquella extremidad se mostraba como un esqueleto, pero era su esqueleto, el inicio palpable de una investigación de semanas.

—Barnes, el suyo también.

Era la voz de su profesor del club de mecánica y robótica. Bucky alzó la vista.

—Disculpe.

—Tu trabajo también estará para la feria tecnológica inter-escolar. Claro, si lo termina para finales de mayo.

—Por supuesto que estará listo. —Bucky alzó una mano en señal de promesa.

El profesor comenzó hablar sobre si alguien más quería presentar su trabajo para la feria, debían exponerlo para la próxima semana, pero Bucky apenas estaba escuchando. Si bien le gustaba como estaba resultando su proyecto, dudaba que fuera innovador para el público. Después de todo, había tomado esa idea de una película de los noventa, llamado los locos Addams. Lo había creado por diversión, sin idea que haría con él después, pero ahora había ganado un propósito. Por no decir un peso.

—Profesor Hank. —Bucky se acercó al escritorio de este una vez había concluido la clase—. ¿Realmente cree que este proyecto quedará bien para la feria? Podría crear algo más llamativo.

El profesor lo miró bajo sus lentes gruesos. Era joven, de cabello oscuro con tonalidad azul.

—Podrías hacer que este sea entretenido.

—¿Cómo que se mueva? — sondeó Bucky, claro que eso era parte del plan—. Tengo un prototipo de su aplicación, pero no sé, creo que igual se verá como algo ya hecho.

Hank le sonrió.

—Dudo que estudiantes de escuela pública presenten algo así, menos con materiales reciclados — dijo el profesor con una leve sonrisa, cargando de papeles a su portafolios—. De todas formas, podrías pensar en darle una función, una tarea. Para eso se crea la tecnología, no solo para observarla.

Bucky asintió, sintiéndose levemente avergonzado por haber olvidado ese punto importante. Suspiró.

—No te presiones tanto, Barnes —siguió el profesor—. Sé que un wakandiano estará en el jurado, pero...

—Espere —interrumpió Bucky—. ¿Dijo un wakandiano?

El profesor Hank, alzo ambas cejas y rió.

—Lo dije hace un momento, en la clase.

Esta vez el asentimiento de Bucky fue mecánico, ya que su mente estaba diciendo: "sin presión, pero vendrá alguien de Wakanda. ¿Está jugando conmigo?".

El profesor le dio unas palmaditas en el hombro, y le dijo algo sobre que lo busque si necesitaba ayuda. Pero Bucky se había convertido en un autómata. Sin palabra alguna, volvió a su mesa para guardar el dichoso proyecto en su locker personal del aula; tendría que buscar más materiales y había mucho que hacer, demasiado, estaba empezando a entrar en pánico cuando vio el pequeño objeto circular en el rincón de ese espacio de cuarenta centímetros cuadrado.

"¡Cierto!". Dejó la mano de metal dentro y sacó el otro objetó, cerro la pequeña puerta, lo aseguró y dio pasos rápidos para recoger su mochila.

–Nos vemos profesor, gracias profesor —se despidió alzando una mano, salió de ahí.

Debía buscar a Steve. Sacó su celular, busco el contacto, pero antes de encontrarlo tropezó con un par de chicos de primer año. Se disculpó y ellos, al reconocerlo, sonrieron incluso mientras se alejaban. Volvió la vista al celular, quedándose donde estaba para evitar otro tropiezo, cuando de pronto sintió frio.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora