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Steve estaba seguro que compartía un par de clases con James Barnes. Lo conocía. Lo conocía como el chico que siempre respondía correctamente las preguntas de los profesores, que sacaba buenas notas, aunque nunca había escuchado que  ganó algún concurso de matemáticas o ciencias, y porsupuesto, que era popular. Muy popular. Era el tipo que casi toda la escuela conocía, en que si preguntaba por él, le dirían:  “ah, Barnes, claro, es buen tipo. Una vez me ayudo a cambiar la llanta de mi bicicleta” o “Barnes, ese chico es guapísimo” o “Barnes, buen alumno, aunque algo rebelde” diría eso último algún profesor, aunque eso de rebelde era porque solía bromear. Barnes no era ningún brabucon, Steve sabía bien quiénes estaban en esa lista. 

Por eso, había sido muy raro que Barnes interviniera en esa pelea hace casi un año, en el que a pesar de lo que decían él estaba ganando. Aquel día Barnes había sido el centro de atención... Otra historia.

Bien, Steve lo conocía sin conocerlo, incluso cuando apenas habían cruzado palabras. Y si miraba hacia un lado para recordar, cree recordar que una vez fueron compañeros de laboratorio, aunque luego el profesor los habían cambiado porque Sam Wilson había estado coqueteando con Romanov. Steve tenía claro que Barnes solo era otro popular en esa ridícula escuela. Por eso, cuando vio a Barnes en el cine se quedó desconcertado, literalmente se quedó sin habla hasta llegar a su casa. Y para el lunes, cuándo vió a Barnes en la clase historia, se sorprendió un poco, solo un poco; aunque no debería haberlo hecho,  después de todo no conocía a los alumnos de esa clase, apenas se hablaba con Sam. Mas tarde, volvio a ver a Barnes en el curso de filosofía, y luego en la clase de Química. Al final del día, Steve ya no estaba tan sorprendido, lo cual era contradictorio pues él había supuesto siempre ser una persona observadora, pero estaba pensado que los enormes lentes que usaba necesitaban aumentar la medida, eso o que debía dejar de pasar de sus compañeros, almenos con los que compartía mas de una clase. Incluso si fueran populares y no necesitara averiguar sus apellidos. Bien, Steve estaba siendo consciente consigo mismo para no sentirse como un patán. Solo un poco, no es como si importara conocer a la gente que pasaba de él. Pero regresó a su casa, haciendo una lista mental de los compañeros que recordaba.

Mientras tanto, al sur, Bucky viajó en bicicleta a su casa, saludó a la gente en su vecindario, almorzó lo que su padre había hecho –pues sus padres tenían un cronograma para esa tarea, dónde Bucky y su hermana mayor les tocaba los fines de semana– terminó su tarea, y ya libre por la tarde vio televisión. En la noche conversó con sus amigos por el chat grupal, y antes de dormir se preguntó si la razón por no haber tomado en cuenta la presencia de Rogers era porque su compañero no destacaba o porque Bucky realmente a veces podía ser distraído. Bueno, seguramente era lo segundo. Después de todo le paso algo similar con Natasha –dos meses para que recién la notara y se convirtieran en amigos– y sinceramente era difícil que Natasha, una de las chicas mas guapas, no destacara en la escuela, mas con ese cabello rojo fuego. Bucky se durmió pensado en la salida que habían planeado con su grupo para el fin de mes, irían a la playa.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora