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El cine del centro comercial era gigantesco, aparte de su decena de salas regulares tenían salas en 3D, 4DX y screenX, los cuales era un lujo; costaban el triple de una regular. Pero a toda esa tecnología, su cartelera era, pues, no era la mejor. Bueno, para el gusto exigente de Bucky y Steve, eran malísimos. Sin embargo, estaban ahí, observando la pantalla de autoservicio para escoger alguna.

—¿Qué tal esta de Robín Hood? —señalo Bucky.

—Me gusta las películas épicas —Rogers admitió- pero esta no parece ser fiel a la historia.

—¿Aquaman? ¿Spider-man, multi-universo?

—Dejame adivinar: ganan los buenos.

Ambos se rieron.

—¿Alguna de terror?

—Puede ser —Rogers deslizo el dedo en la pantalla colorida- leí en internet sobre La herencia del mal o algo así -sin embargo, de la dichosa película ni el cartel.

—¿Y esta? Tiene buena pinta —propuso nuevamente Barnes. El poster de aquella película era de un espantapájaros donde se leía "Historias de miedo para contar en la oscuridad"

—Uhm sí —acepto Rogers como "no queda de otra" igual era la última en la lista.

Como lo más cercano a una tarjeta de débito o crédito eran sus pases de autobús, compraron sus entradas a la antigua: haciendo una larga cola en la boletería ¡tardo más de diez minutos! Algo que jamás pasaba en el Cinema; aunque ambos estuvieron de acuerdo que, a su cine favorito, no vendría nada mal ese número de público. Obtenido las entradas, tuvieron media hora libre hasta que empiece la función, por lo que fueron por algo de comer al supermercado que estaba en el sótano del edificio. Compraron snacks, gaseosas y algunos dulces, pagando por igual para ahorrarse unos dólares. Curiosamente tenían el mismo gusto en ciertos productos altos en azúcar.

—El cine no prohíbe alimentos, Barnes, no es necesario que lo escondas —Steve indicó, sosteniendo la risa al ver a su compañero acomodando los productos dentro de su mochila, mientras sostenía entre sus dientes un cuaderno.

—peho posco.

—¿Qué?

Barnes terminó de poner las cosas en la mochila y lo cerró, tomando entre sus manos el cuaderno que había sacado. Se leía "Literatura" en la portada.

—Por si acaso, además es divertido.

—¿En qué? —Steve arrugó la frente sin poder esconder su sonrisa.

—Es como meter contrabando.

—Bien, parece que haces esto a menudo.

—Bueno, venimos de vez en cuando con Jim, y él siempre invita la canchita, pero si veo otra película de "Rápidos y furiosos" ¡voy a enloquecer! —Barnes hizo ademan con las manos, poniéndolos tenso por unos segundos —y cuando vengo con mis padres y hermana ellos lo compran, ciertamente soy el que siempre invitan —se relajó, sonriendo con elegancia— como ahora.

—Lástima que conmigo no tendrás palomitas caras —Steve asintió sonriendo, se sentía tan ligero, tan suelto, y Barnes era tan chistoso, que no dudo en alzar la mano en su dirección— puedo guardar tu cuaderno.

—Genial —agradeció el muchacho, acomodando su mochila en un hombro. Steve guardo el cuaderno en su propia mochila, y cuando alzo las pestañas, Barnes lo estaba mirando.

—¿Qué?

—¿Eh? ¡nada! —Barnes sacudió la cabeza y sus manos a un mismo ritmo— creo que ya podemos entrar —se dio vuelta, dejando a Steve con puntos suspensivos en el aire por unos segundos.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora