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La idea surgió en forma de interrogante: “¿y si lo invito?” y como el estribillo de una canción, la idea se retuvo en su cabeza, hasta que había preguntado a sus padres si podía invitar a un amigo a la casa. Y por supuesto dijeron que sí.

“Vendrá, vendrá, vendrá” y mientras ese nuevo pensamiento se repetía en su cabeza, limpió su habitación, aunque de por si siempre lo mantenía limpio, pero se pasó minutos acomodando una y otra vez su escritorio, su pequeño librero, su ropero y su bien tendida cama.

El timbre sonó y él se paralizó. No sabía si era emoción, pánico o vergüenza, solo que oprimía dentro suyo como quitándole todo el aire de los pulmones.

—¡Steve! —su madre llamó desde la sala. Ayudó a que reaccione.

—¡Voy! —alzo la voz.

Steve suspiro, y antes de salir, le dio una última mirada a la habitación. Bajo las escaleras y tan rápido como pudo, llego a la puerta y suspiro otra vez antes de abrir.

Bucky estaba ahí.

Con una casaca azul, una gorra de lana del mismo color y una chalina gris; los ojos de su compañero de instituto brillaron cuando sonrió.

—¿Qué tal? —Bucky alzo una mano en modo de saludo.

—Bien —Steve respondió y se sintió como un autómata. Quería golpearse a sí mismo para actual con normalidad—. Adelante—invitó y se hizo a un lado.

—Gracias.

Bucky ingresó, tenía los hombros encogidos y mantenía su sonrisa inicial. Steve apretó los labios antes de poder sugerir a su amigo que se podía quitar la chaqueta y colgarlo en el perchero viejo de la entrada.

—Mis padres están en la sala.

—Bien —Bucky asintió y al segundo sus ojos se ampliaron como si hubiera captado la idea— Bien.

Steve rio entre dientes y condujo a Bucky hacia la sala; sentados frente a la televisión, sus padres alzaron la vista apenas ingresaron.

—Hola —su madre se levantó y acerco a ellos— debes ser amigo de Steve: Barnes.

—Por favor, dígame Bucky —pidió levantando la mano con una sonrisa que hasta achinó sus ojos.

—Bienvenido, siéntete como en casa —su madre apretó la mano de aquel formal saludo.

—Gracias.

—Él es mi padre —Steve señalo a su progenitor, este también se había acercado.

—Buenas tardes —Bucky repitió el saludo formal.

—Buenas tardes, muchacho —su padre, cuyo nombre era Joseph, recibió el saludo con una sonrisa tranquila y asentimiento de cabeza.

—Veremos una película —Steve anunció.

—Claro hijo —su madre asintió, observo a Bucky con una cálida sonrisa—. Espero que te quedes para la cena, hicimos pastel de carne.

—Que delicia, me encanta el pastel de carne —Bucky aceptó— pero nunca me sale bien.

—¿Eso quiere decir que otras comidas te salen bien? —su madre preguntó, apoyando el mentón en una mano.

—Un poco, —Bucky ladeó la cabeza— pero el pastel de carne me sale fatal.

—¿Y tus padres? —interrogó su padre.

—A ellos también les sale fatal —Bucky enfatizó aquella declaración con un movimiento de cabeza.

Los padres de Steve se miraron y sonrieron.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora