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—¿Cuál fue la primera película que viste? —preguntó Bucky. Y alzó un dedo para enfatizar—: En el cine.

Steve acomodó la mochila en su espalda. Era el esperado domingo. ¡Cinema reabriera sus puertas!

—Sherk.

—No. ¿En serio? —Bucky soltó una risa.

Steve se encogió de hombros.

—Y era la última de la saga.

—¿Así de golpe la cuatro?

—Mis padres me llevaron un día, cuando fui dado de alta del hospital. No recuerdo porque estuve ahí, solo recuerdo que vi esa película. Tenía muchas dudas de que trataba, parecía de cuentos que me había leído mi madre, pero a la vez era demasiado diferente.

—Bueno —razonó Bucky—. Al menos esa película no es tanto como una continuación de las tres anteriores.

—Lo sé. Después vi las demás. Todo es un fantástico caos.

—¡Sí! En la tres el rey sapo y el rey Arturo están en el mismo universo: el multiverso de reyes.  
Ambos rieron, siendo observados por un par de amigos que caminaban frente a ellos. Otros estaban detrás. Todos sobre una acera en dirección al viejo edificio de una concurrida calle.

Steve había pensado que no siempre lo concurrido encuentra un buen lugar para hacer negocio. Su madre le había dicho que cuando su padre y ella eran novios, habían paseado por esas calles, pero que no recordaba ningún cine bajo el edificio.

—¿En serio ese es un cine? —preguntó Dernier señalando cuando el edificio finalmente apareció a la vista.

—No, abajo es el cine —respondió Bucky, arrastrando las palabras—. Abajo donde te quitan los órganos.

Jacques hizo un gesto de desagrado mientras los demás rieron. Eran un grupo grande. los tres mejores amigos de Bucky, junto a Sinclair, Moonstar, Dugan. Este último miraba a cada tanto su celular indicando que un amigo llegaría en cualquier momento, aunque no había rastro de este supuesto amigo.

—Bueno, en marcha —dijo Moonstar, con una radiante sonrisa, mientras tomaba la mano de su novia.

Ella le devolvió la sonrisa con dulzura.

—¿En serio no desconfían? —preguntó Jacques paseando la mirada en el grupo, deteniéndose unos segundos en Bucky.
Bucky rodó los ojos y Steve a su lado solo pudo negar con la cabeza.

—No es que me de miedo, pero esa cosa —continuó el francés y señaló el edificio—, pero esa cosa parece caerse en cualquier momento. No quiero morir aplastado.

—No creo que sea tan viejo —argumentó Jones—. Solo se ve descuidado, aunque debieron arreglar la fachada un poco para atraer mas gente.

—Mente de tiburón, amigo, no obstante, lo mejor está por dentro —indicó Bucky con certeza—. Y no a la vista de gente superficial.

Ahora fue Dernier quien rodó los ojos.

—Pues yo lo veo como misterioso —opinó Sinclair con la vista en las escaleras que conducían al sótano.

—Ya, pero igual le enviaré la localización a mis padres —replicó Dernier al tiempo que sacaba su celular.

Bucky soltó un sonido de exasperación y miró a su amigo como si quisiera ahorcarlo. Steve quería reírse, pero suspiró pensando que podría decir para relajar el ambiente. Sin embargo, una pareja pasó hablando entre ellos, bajaron las escaleras y desaparecieron en la oscuridad. De acuerdo, quizá debieron ponerle luces.

Bucky & SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora