Después de la fiesta

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Minutos después de que Newt volviera con Paul, Prim salió de su escondite alizando su vestido y arreglando su peinado con gesto indiferente, Hugh la esperaba cerca de la barra de postres con gesto irritado.

- Primrose, ¿dónde demonios estabas?- preguntó entre dientes el rubio.

- Tranquilo Mi General, estoy aquí en el ahora- respondió la chica sin temor.

- Es tarde, Dhalia está mareada, nos vamos a casa- informó Hugh en un suspiro resignado, Prim asintió.

Los Birdwhistle se marcharon de la fiesta sin hacer ruido alguno, aún así serían parte del cotilleo en días siguientes.

Al día siguiente en la residencia Birdwhistle los hermanos decidieron pasar la mañana juntos, a su manera, los tres salieron al extenso jardín trasero, Dhalia estaba aún pálida, la desvelada no le había caído muy bien, pero se mantenía serena y optimista con una bonita sonrisa, sentada con elegancia en una de las sillas blancas entretenida en su bordado, Prim estaba sentada en otra silla a su lado con las piernas recargadas sobre una tercera silla, con un cuaderno escribiendo borradores de una novela, para haber tomado al menos media botella de vino la noche anterior se le veía muy normal, sin resaca alguna, y Hugh, el rubio fornido practicaba su tiro con escopeta, el sirviente soltaba una paloma al aire y Hugh disparaba, siempre dando a la presa.

Los tres estaban inmersos en sus propios asuntos pero con una esquina de su consciencia en los otros dos.

- ¿Qué les pareció una fiesta en Isveria?- preguntó Hugh al fin después de disparar.

- Adorable- se limitó a decir Dhalia.

- Es lo mismo que Cardos, solo que los Burgueses de Isveria ocultan sus depravadas intenciones detrás de un acento elegante- dijo Prim sin despegar la vista de su cuaderno, Hugh suspiró con un gesto fruncido.

- Sólo debías decir "bien" o "mal"- indicó Hugh.

- ¿Acaso me equivoco Hughie?- cuestionó Prim.

- Prim- reprochó Dhalia con voz suave.

- No, no te equivocas, todos son escoria- confesó Hugh.

- ¡Hugh!- reprochó Dhalia más fuerte, Prim sonrió.

- ¡Leonheart!- exclamó Prim.

- ¡Lamebolas!- dijo Hugh disparando a su presa en el cielo, Dhalia los miró ofendida.

- ¡No lo es!, ¡Hugh, estás hablando de tu amigo!- Dhalia decía con su voz de muñeca, Prim soltó una carcajada descuidada.

- ¡Lindfield!- siguió Prim.

- ¡Ambicioso oportunista!- respondió Hugh acertando su siguiente tiro.

- ¡Crawford!- continuó Prim, Hugh se giró hacia su hermana con sonrisa malévola.

- ¿Qué Crawford?, hay dos basuras- se burló Hugh, de inmediato Prim no pudo evitar pensar en su compañero de balcón, rió para sí misma recordando la poca tolerancia al alcohol que el chico tenía.

- No sé sus nombres- mintió Prim, Hugh rió.

- Niel, el mayor, aléjense de él...- sugirió Hugh volviendo a su práctica. - ¡Cerdo frívolo de mierda!- exclamó Hugh con odio genuino, incluso Prim alzó las cejas, realmente Niel debía ser de lo peor para despertar ese nivel de repudio en su hermano.

- ¿Y el otro?- preguntó Dhalia resignada al juego de sus hermanos, Prim agradeció no tener que ser ella quien preguntara pues sería extraño que ella hiciera esa clase de preguntas.

Hugh volvió a bajar la escopeta y se acercó con sus hermanas bajando de un manotazo las piernas de Prim para poder sentarse en la tercera silla.

El hermano pensó unos segundos, parecía estar haciendo un repaso de lo que conocía de Newt Crawford.

- Newt, él... es raro... ¡Soberbio! ¡PIUM!- Concluyó Hugh fingiendo un disparo, Prim y Dhalia rieron.

- ¿Cómo encontraremos un buen marido si nuestro querido hermano rechaza a todos los candidatos?- dijo Dhalia divertida.

- Bien por mí- confesó Prim.

- Si mi hermana mayor desea desposar a alguno de esos bastardos, como su hermano pequeño no puedo hacer más que cargar mi escopeta y prepararla para cuando el desgraciado intente lastimarte.- dijo Hugh con su gruesa voz llena de cariño.

Dhalia acarició la mejilla de su hermano, seguía siendo su bebé aún si el sujeto era dos cabezas y media más alto que ella, después la amorosa sonrisa de Hugh se convirtió en una mueca de fastidio para mirar a la otra rubia a su lado.

- Contigo Bestia, es otra historia...- dijo Hugh señalando a Prim quien dirigió su mirada felina a su hermano. -... a tí te vamos a casar con el sujeto que tenga la mayor paciencia o el dinero suficiente para ponerte un bozal, el que sea que tenga el dinero para bajarte de tu nube- afirmó Hugh, Prim se acercó con una sonrisa malévola.

- Inténtalo- respondió Prim desafiante.

Prim y Hugh se miraron con los mismos ojos salvajes durante unos segundos, Dhalia los miraba con un suspiro, sus dos hermanos eran iguales, si ambos fueran del mismo sexo no habría problema, pero siendo él y ella, no había forma de que no intentaran tener el control del otro, se llevaban bien, siempre y cuando no interfirieran en la vida del otro.

- Niños, dejen de jugar, Edmond está en la puerta, no lo dejen esperando mucho- llamó su madre desde la entrada.

- ¿Quién llamó al lamebolas?- preguntó Prim sin despegar la mirada de Hugh.

- Viene por tí, no lo hagas esperar... Leonheart, tiene dinero y paciencia- sentenció Hugh, las hermanas comprendieron lo que Hugh trataba de decir, Dhalia sintió que el corazón le dolía y Prim se encendió con furia concentrada en su pecho.

Aún así Prim reprimió su enojo del momento y sonrió con burla.

- Lo que diga Mi General- dijo Prim en un siseo, no importaba lo que Hugh dijera, ella no se casaría y tendría que dispararle con la escopeta en su mano para obligarla.

Por el beso de una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora