Lirios y Orquídeas

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Las Birdwhistle quedaron atónitas ante la noticia de la Reina, un bebé Real en camino, no se lo habían imaginado, Prim no podía esperar a contarle a Newt en su siguiente carta, Ada parecía orgullosa, genuinamente feliz por apoyar el embarazo de su prima, esa imagen tranquilizó a Prim, parecía que los Ascort en verdad serían el apoyo que la Reina Penelope tanto necesitaba.

Por un momento Prim imaginó un par de niños parecidos a Newt, a diferencia de la primera vez que se visualizó con hijos, esta no era una imagen de pesadilla, al contrario, suspiró con anhelo, talvez la maternidad no estaba peleada con su personalidad, solo era cuestión de estar con la persona indicada.

La voz de Dhalia sacó a Prim de sus pensamientos.

- ¿No lo crees Prim?- preguntó Dhalia.

Prim se volvió con sobresalto.

- ¿Cómo?-

- Que sería buena idea reunirnos en celebración del nacimiento del Príncipe, o Princesa.- dijo Dhalia emocionada.

- Sin duda, claro, algo íntimo, familiar, me encantaría conocer al resto de los Ascort y cuidar de Su Majestad en nombre de Newt.- aseguró Prim.

- ¡Sí, sí!, debemos organizarnos, hagámoslo este sábado, solo nosotros, yo quiero encargarme de las flores- Ada exclamó vigorizada.

- Perfecto, hagámoslo aquí, el jardín es amplio y privado, Maddie, mi hermana y yo nos encargamos del resto, ustedes solo lleguen en punto de, ¿qué les parece las 2?- organizó Prim.

- ¡Hecho!, mandaré los arreglos por la mañana del sábado para que lleguen frescos.- continuó Ada.

- No se preocupen por ello, en verdad no tienen que hacerlo.- Penny se sentía algo avergonzada, no esperaba que esa visita concluiría con una fiesta para ella.

- Nada de eso, déjanos organizarlo, es algo pequeño, no es preocupación ni molestia.- insistió Ada poniendose de pie.

- ¿Ya se van?- preguntó Dhalia.

Penny también se puso de pie.

- Sí, ya nos retiramos, me apena mucho que mi visita haya sido tan solo para alterarlas con chismes.- se disculpó Penny.

- Nada de qué disculparse Su Majestad, si no nos hubiera visitado no estaríamos organizando esta pequeña celebración para la noticia más grande en Isveria.- dijo Dhalia.

Penny sonrió, Dhalia irradiaba pureza.

- Gracias Señorita Dhalia, en verdad le deseo lo mejor, espero Niel regrese con la certeza de ser un buen hombre para usted.- concluyó Penny.

Dhalia sonrió tímida, y junto a Prim hicieron una reverencia de despedida.

Tan pronto Penny y Ada salieron de la residencia, Tulip, Antoinette y Maddie se acercaron para cuestionar la visita de la Reina.

Dhalia y Prim contaron a detalle los disparatados chismes que habían surgido a partir de la bofetada a Liz, y por supuesto la magnífica noticia del bebé Real, anticiparon que su casa sería la cede de una pequeña reunión en su honor.

En el Palacio, Ada no podía estar quieta, quería ya empezar a ver arreglos florales, por supuesto, Penny no podría acompañarla a pasear por las florerías, pero claro, siempre tendría a su chaperón por excelencia.

- Vamos Albert, serán solo unas horas.- imploró Ada.

El pelirrojo miró a su hermana con fastidio, Alphonse se alejó lentamente para que Ada no lo tomara a él también, tomó un libro y salió de la habitación discretamente, a su salida pudo encontrarse con la mirada reprochante de Albert, Alphonse solo se encogió de hombros, estaba solo en esa, era definitivo.

- Ese es el problema Adeline, "unas horas" no es poco tiempo.- replicó Albert volviendo a Ada.

- ¿Qué acaso tienes algo mejor que hacer?- sentenció la chica cruzando los brazos sobre el pecho.

- Cualquier cosa es una mejor inversión de mi tiempo que ver flores.- aseguró.

Cyrus, que se encontraba en ese mismo estudio escribiendo cartas a sus trabajadores en Mearlig suspiró con fastidio.

- Albert solo acompáñala, ya, salgan los dos que no me dejan pensar.- ordenó Cyrus y como por arte de magia, Albert no dijo una sola palabra y se puso de pie, las órdenes de padre eran definitivas para el chico, Ada ni siquiera celebró su victoria sobre su hermano, nunca le pareció la obediencia absoluta de Albert, podía apostar que algún día eso le traería problemas.

El par de hermanos se pasearon por cada florería de la capital, por supuesto no pasaban desapercibidos después de la presentación de Penny, los Ascort, la familia Ducal que ahora vivirían muy cerca de la Reina, para algunos admirable, para otros sospechoso.

Finalmente, en la cuarta florería que visitaron, Ada se debatía entre si usar orquídeas o lirios.

- ¿Cuál te gusta más Al?- cuestionó la chica.

- Ambas son igual que todas las demás, me resulta indiferente.- aseguró el chico con voz cortante.

Ada chasqueó los dientes ante la inútil respuesta de su hermano.

- Todo depende de lo que desea transmitir, blanco para pureza, amarillo para felicidad.- una voz le habló muy de cerca.

Ada se volvió a ver a la persona, era Lizabeth Windside, la chica bofetada, como la recordaba.

- Supongo que tiene razón- respondió Ada.

- Que imagino que a usted le gustaría transmitir la idea de que no tiene malas intensiones cuando es evidente que toda su familia está aquí para tomar el poder de la Reina Greengrass.- sugirió Liz con hostilidad, Ada levantó la mirada incrédula, ¿le había dicho lo que había entendido?.

- ¿Cómo?- preguntó Ada, de inmediato la pesada presencia de su hermano les interrumpió, Ada quedó perpleja, Lizabeth tuvo que haber dicho eso que escuchó, y lo tuvo que decir lo suficientemente alto para que Albert escuchara y en un par de zancadas estuviera frente a ella.

- Milady, sus acusaciones, además de falsas y ofensivas, resultan altamente peligrosas, si el poder de la Corona fueran nuestro último fin, ¿no cree usted que le haríamos pagar muy caro sus palabras?, pasaremos por alto este... incidente, y esperamos que por su bien no vuelva a ocurrir... es hora de irnos Adeline.- sentenció Albert con voz grave, a simple vista no imaginarían que el chico tenía tan solo 17 años.

Liz quedó paralizada e intimidada, por su parte, Ada no podía aún creer lo que le había dicho.

- Olvídate del asunto Ada, como ella, muchos pensarán lo peor, por tu bien, no los escuches.- murmuró Al subiendose al carruaje para regresar al Palacio.

De regreso a la mansión Birdwhistle, las mujeres no paraban de reír y disfrutar de ese hermoso día compartiendo noticias, más chismes y una que otra opinión picante, tan plena que era la imagen, que el sirviente dudó un par de segundos en interrumpir, en sus manos, cinco cartas.

- Señoras.- saludó el sirviente, las cinco mujeres lo miraron con curiosidad y luego a las cartas en sus manos.

- ¿Noticias?- preguntó Tulip.

El sirviente sonrió.

- Efectivamente, noticias, incluso una con la caligrafía de Lord Crawford.- aseguró el sirviente hacia Prim con sonrisa aliviada.

La rubia saltó de la silla con el corazón acelerado, ¿en verdad era una carta de Newt?, la tomó y no podía creer lo que veía, en efecto, era la letra de Newt, con manos temblorosas la abrió.

"Querida Prim,
Sé que no habías escuchado de mí, al menos no de mi propia mano, mas hoy finalmente puedo escribirte y asegurarte que el único mal que me aqueja es no poder estar a tu lado ahora..."

Era Newt, su letra, sus palabras, su certeza de que lo primero que Prim querría leer en una carta era el saber que estaba bien, la rubia no pudo evitar llorar de alivio y felicidad, tuvo que leer y releer la carta para creerse que Newt le había escrito, vivo y bien.

Por el beso de una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora