Regalo Sorpresa

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Dhalia cerró la puerta, su respiración era entrecortada, sus manos temblorosas sudaban mientras estrujaban la seda de su bata, con los ojos muy abiertos miró a sus padres que desconcertados e impresionados se congelaron en las escaleras.

- Madre...- llamó la chica con voz frágil, Tulip salió de su sorpresa con el instinto materno encendido y se apresuró hasta su hija con los brazos extendidos.

- Oh mi niña, ya, ya- Tulip abrazó a Dhalia y acarició su cabeza, Fenrir se acercó a una de las ventanas, Niel ya se había marchado, podía verlo a la distancia en su caballo.

Tulip dirigió a su hija a la sala de estar, Fenrir sabía que él no aportaría nada en el tema del corazón, mas no quería irse sin más, por lo que él mismo se encargó de llevales una taza de té a ambas mujeres, con una sonrisa Tulip le agradeció, tal vez Fenrir no había sido el hombre de sus sueños, pero sin duda, había sido la mejor elección, un regalo sorpresa.

Ya solas, Tulip esperó a que Dhalia tomara de su té y se centrara de nuevo en su presente.

- No lo esperaba, mas no me sorprende en realidad.- comentó Tulip, Dhalia la miró extrañada.

- ¿De qué habla, Madre?-

Tulip se encogió de hombros.

- Niel Crawford es muy simple, hombres como él suelen ser instintivos, lo que se ve es lo que es, por más que intenten ocultarlo, su cuerpo, sus ojos, siempre los van a delatar, el trato que daba a ti y a tu hermana era muy distinto.- reflexionó Tulip.

- No había trato, Madre.- señaló Dhalia.

Tulip sonrió.

- O limitó su trato para no ser evidente, para su mala fortuna tuvo que ser más cercano a nuestra familia y fue ahí donde ya no pudo ocultarlo, ¿o acaso no has notado que no ronda a Lizabeth Windside como solía hacerlo?-

- Pero planea casarse con ella cuando vuelva.-

- ¿Lo hace?, yo no he escuchado ninguna certeza de ello por parte de los Crawford, ni siquiera Lyn Crawford ha hablado de ello.-

Dhalia centró la mirada en su té, Tulip acarició su mejilla.

- Aquí la cuestión es, tú que quieres, por un lado tienes la propuesta de Ed, lo que siempre quisiste, recuerdo que cuando eras niña, una vez dibujaste el día de tu boda, y aunque nunca lo dijiste, el novio era muy parecido a Ed...- rió Tulip ante el recuerdo.-... y por otro lado, tienes a alguien nuevo, alguien que cabalgó a estas horas de la noche a ofrecerte su corazón, alguien que no teníamos contemplado, un... regalo sorpresa.- sonrió Tulip.

Dhalia comenzó a sentir como su corazón se agitaba.

- Meditalo, no tienes que responder a nadie mañana, solo piénsalo bien.- se despidió Tulip antes de volver a su habitación.

Dhalia no durmió esa noche, por unos minutos dormitaba mas no logró conciliar el sueño por completo, las palabras de Niel giraban por su mente, su mirada suplicante, su voz honesta y desesperada, un dolor amargo invadía su pecho al pensar en las diferentes propuestas.

Por su parte, Niel no volvió a casa por la noche, se detuvo en el parque y pasó la noche sentado frente a una banca en el estanque, si tan solo hubiese tenido el valor de acercarse antes.

Pensaba en las ocasiones que la había visto pasear por ese parque, siempre tuvo la oportunidad, pero su cobardía lo mantuvo en los cumplidos ensayados para Lizabeth, mientras por dentro envidiaba a su hermano por pasar tanto tiempo con las Birdwhistle, ahora Newt podía vivir el consuelo de enfrentarse a lo incierto con un abrazo de Primrose, al tiempo que él se lamentaba en una banca.

Por la mañana siguiente, antes de que el sol saliera, Niel regresó a casa para prepararse, puso su mejor gesto, debía lucir impecable, a partir de ese día debía ser nuevamente el hijo perfecto.

Todos los que habían sido llamados esa mañana, se encontraban ya en la explanada del Cuartel reunidos con sus familias y amigos, uniformados, listos.

- Necesito que se cuiden, no se les ocurra en ningún momento separarse.- decía Prim a Newt y Hugh tratando de mostrarse fuerte.

Newt sonreía afable, sabía que Prim fingía, mas no desviaba la mirada, quería grabarse cada detalle de su rostro pues eso sería lo que lo motivara a volver a casa.

Niel se mantuvo a lado de Lyn, ligeramente alejados de los Birdwhistle, Lyn sabía que algo había ocurrido, pues Niel evitaba mirar hacia la familia de los Condes.

La hija mayor de los Birdwhistle también lucía extraña, e interactuaba poco con la familia.

Fue en ese momento cuando Edmond Leonhart se acercó a los Birdwhistle y habló en tono seguro.

- Lady Dhalia, he de asumir que recibió mi carta, tal como lo estipulé, me presento a la expectativa de una respuesta.- dijo Ed haciendo una reverencia.

Los que estaban cerca de la familia de los Condes se giraron curiosos, entre ellos los Crawford, menos Niel, quien se limitó a mirar disimulado por encima del hombro.

Dhalia se tensó, nerviosa, miró a su alrededor, todos esperaban una respuesta, todos, menos su familia, parecían presionarla, no era como su Madre había dicho, debía dar una respuesta en ese momento, bien podía decir que le esperara a su regreso por su decisión, esa era una opción, pero para poder optar por algo primero debía callar las voces de su cabeza y su corazón.

Las personas a su alrededor se veían borrosas, distorsionadas, mas detuvo su mirada sobre alguien en específico.

Niel.

La miraba disimulado, con las manos en su espalda, erguido en pose militar, fuerte, imponente, pero su mirada decía lo contrario, vulnerable, por primera vez lo veía como su Madre había dicho, con claridad, transparente, ¿siempre había sido así?, ¿por qué nunca lo notó?

¿Qué debía hacer?

Al fin, en un momento, las voces callaron, y solo quedó el sonido de su respiración, ignoraba el tiempo que se había tomado en encontrar su lugar, pero ya lo había hecho, y la decisión estaba tomada.

Miró a Ed, tan guapo, tan perfecto, justo como siempre quiso, frente a ella, pidiendole matrimonio, a ella, no a Prim, su sueño hecho realidad, su príncipe ofreciéndole su vida de ensueño.

- No...- respondió Dhalia, algunos suspiros de sorpresa sonaron a su alrededor, pero los Birdwhistle sonrieron, tan discretos como pudieron, la familia entera estaba satisfecha con la respuesta, Tulip miró con discreción hacia los Crawford, divertida amplió su sonrisa al notar la sorpresa de Niel. -... agradezco su propuesta, pero mi respuesta es no, gracias, Lord Leonhart.-

Por el beso de una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora