Niel sentía la presión de las miradas interrogantes, era lo que se esperaba de él, casarse con Lizabeth, disimuladamente encontró en una mesa aparte a Liz riendo divertida con sus amigos, con aquellos con quienes Niel debía estar, pero por algún motivo estaban ya fuera de su alcance y de su interés.
Por un momento se perdió en sus propios pensamientos, en su desvariado escenario imaginario.
"-No, pediré la mano de la Señorita Dhalia.- se imaginaba diciendo con toda seguridad poniendose de pie para después arrodillarse frente a la rubia que seguramente lo vería confundida.
-Lord Crawford- lo llamaría con su voz de princesa.
-Por favor, concedame el honor de hacerme el hombre más feliz de la Tierra, Birdwhistle es la debilidad de Crawford y no puedo negarme a mi corazón.-
Dhalia le sonreiría, con sorpresa y felicidad aceptaría y al fin lo envolvería en su cálido abrazo, su hermano y el resto de los invitados le aplaudirían con genuina alegría."
- ¿Niel?- la voz de Newt lo sacó de sus pensamientos, la mirada de su recién casado hermano le indicaba que se había quedado mudo por demasiado tiempo, sus mejillas se sonrojaron y no pudo evitar echar una miradilla nerviosa a Dhalia quien ya había notado desde días atrás que Niel Crawford estaba como ausente.
-Yo... creo que esperaré hasta regresar de las Montañas, sería injusto robar el momento de Newt, además tres bodas en tres semanas es más que suficiente.- rió Niel inseguro, Hugh frunció el ceño.
- Sorprendentemente considerado de tu parte... supongo.- expresó Hugh, Prim arqueó las cejas.
- A Windside no le gustará eso- dijo Prim con ligera malicia y burla en su voz, Newt se sobresaltó levemente ante la imprudencia de Prim.
- Seguro lo entenderá, como militar, Niel tiene cosas más importantes de qué ocuparse, y eso nos permite estar ahora... tú y yo, en nuestra boda.- dijo Newt con una media sonrisa, tomando la mano de Prim, la chica entendió que tal vez tenía que ser un poco amable con el sujeto.
Prim tensó la mandíbula, no quería ser amable con Niel, pero se forzó a sonreír y asentir.
-Que si no te gusta Windside y por eso no te quieres casar con ella, nadie te juzga, a nadie le gusta Windside.- soltó Prim.
-Primrose- la llamó Hugh con leve reproche, Newt solo saltaba su mirada de Prim a Niel y viceversa, en cualquier minuto ambos estallarían.
-¿Qué?, Crawford es insoportable pero no por eso debe casarse con Windside.- la rubia seguía.
- Insoportable.- repitió Niel con gesto sombrío, pero por alguna razón estaba menos molesto de lo que podría esperar.
Penny estaba sosteniendo su risa, le agradaba Prim, no había tenido oportunidad de hablar con ella, pero sin duda, una fierecilla como aquella era la única que podía sacar lo mejor de su amigo.
- Insoportable será ver animalitos rubiecillos con el apellido de mi padre y los modales de un mono.- respondió Niel.
- Niel- lo llamó Newt con voz ofendida, Prim se volvió con una sonrisa maliciosa.
- Mejor monos rubiecillos que vívoras babosas venenosas.- dijo Prim, ambos sostuvieron la mirada desafiante.
- Yo creo que la posición de Lord Crawford es honorable, y coincido en que tres bodas son suficientes, si Lady Windside realmente desea esa unión, no debe molestarse por el cuando.- Dhalia salvó el momento, la tensión de la mesa desapareció en un instante.
La furia de Niel desapareció en segundos, Hugh trató de seguir el paso de Dhalia.
- Y yo coincido en que los hijos de Prim y Newt serán monos rubios.- dijo Hugh con torpeza, Dhalia le dirigió una mirada asesina, de nuevo atraía la atención a lo que ella estaba desviando.
Newt creyó que para remediarlo, solo quedaba empeorarlo.
- Yo diría más bien que los hijos de Niel serían más como jirafas.- reflexionó Newt.
Niel miró con extrañeza a su hermano, estaba entendiendo lo que estaban haciendo.
- Pero si seguimos la lógica de Prim, ¿no estaría haciendo falta el gen Windside?- sugirió Penny divertida.
- ¿Jirafas babosas venenosas?- reflexionó en complemento Paul.
La conversación se estaba tornando extraña, sin sentido, Hugh cada vez mas batallaba para traducir las palabras para Maddie, y aún así, el ambiente se relajaba, y poco a poco algunas risas divertidas salían de cada uno.
Hasta que las risas se volvieron más fuertes, auténticas, constantes, tanto que atrajeron la atención de otras mesas.
Por una parte, Lizabeth notó con disgusto la felicidad de la nueva pareja y junto con el resto de sus amigos la extraña ligereza de la actitud de Niel.
Por otro lado, Edmond maldecía con sus labios pegados a su vaso de licor una unión que no pudo evitar, con un único pensamiento, que la guerra remediara esa abominación.
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Por el beso de una dama
Roman d'amourNewt Crawford, una eminencia opacada por la audacia de su hermano y el inalcanzable amor por una mujer, su vida cambiará al conocer a Primrose quien busca demostrar que el destino lo construyes tú