Abrumada por la visión de un futuro casi inminente Prim se preparó para ir a la cama, se cepillaba el cabello mecánicamente con los ojos perdidos, tanto que no notó cuando Dhalia entró a la habitación.
- Felicidades de antemano querida Prim- saludó Dhalia con voz triste, Prim saltó al escuchar la voz y se giró con gesto de desagrado.
- ¿Felicidades?, no me casaré con Edmond- afirmó Prim.
- ¿Y qué harás entonces?, tienes hasta final de temporada, cuatro meses y contando- señaló Hugh recargándose en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho.
- Irme-
-¿Irte?- preguntó Hugh.
-¿A dónde?- continuó Dhalia.
- De regreso a Cardos-
- ¿Cómo?- preguntó Dhalia.
- Hugh...- comenzó Prim, en ese momento no podía planear su escape, su mente estaba perdida, el rubio se acercó con un suspiro.
- Prim, ¿qué es lo que tanto te desagrada de Leonhart?- preguntó Hugh tan claro y directo como pudo sosteniendo a Prim de los hombros y mirandola directamente a los ojos.
Dhalia se acercó, su pecho dolía, no era justo, ella también necesitaba esa respuesta.
Prim dudó unos segundos, pero a final de cuentas, eran sus hermanos, si ellos no la entendían nadie más lo haría.
- Yo, sólo... no lo amo...- dijo Prim con sinceridad, después miró a Dhalia que tenía sus redondos ojos llenos de tristeza y pesar. -... ella sí- señaló, Hugh también miró a Dhalia.
- No, yo, eso no- trató de negar.
- No me voy a casar con ese sujeto que realmente no conozco, no amo y mucho menos sabiendo que eso no haría feliz a Dhalia-
- Prim, tu felicidad es mi felicidad- aseguró Dhalia.
- Edmond Leonhart no es mi felicidad, eso es seguro-
Mientras tanto Hugh pensaba, Edmond Leonhart estaba entre sus dos hermanas, él deseaba a una pero la otra lo deseaba a él.
- "Lamebolas" Leonhart no se detendrá hasta casarse con Prim, y no podemos casarlo primero con Dhalia- las hermanas miraron extrañadas al rubio, parecía que estaba sobrecargando su cabeza con información, ambas sintieron algo de lástima, amaban a su hermano, era un buen chico pero definitivamente no era muy brillante, pensar le costaba mucho.
- ¿Qué tratas de decir?- preguntó Dhalia.
- Prim debe conseguir un pretendiente antes de los cuatro meses para que Leonhart la deje- reflexionó Hugh.
- No, Hugh, necesito irme, me iré a Cardos unos años, volveré una vez que Dhalia y Edmond se casen, es simple- concluyó Prim.
- Eso es otra opción- aseguró Hugh.
- No, no lo es, Primrose no se irá nuevamente, mucho menos ahora que acabamos de llegar, debemos reinsertarnos en sociedad, todos debemos cumplir con nuestro rol, Hugh se casará con una buena señorita digna del apellido Birdwhistle, Prim y yo conseguiremos ser parte de buenas familias, si Edmond pide la mano de alguna de nosotras dos, la familia será bendecida, ahora, dejen de mortificarse, dejen de pensar cosas sin sentido y vayan a dormir- concluyó Dhalia con severidad, esa conversación se estaba alargando y no iría a ningún lado, Primrose era afortunada de tener la propuesta de Edmond, era lo mejor para la familia estar relacionada con los Leonhart.
Prim y Hugh quedaron en silencio solos esperando a escuchar la puerta de la habitación de Dhalia cerrarse.
- Dame dos meses- dijo Hugh en voz baja, Prim lo miró extrañada.
- ¿Para qué?- preguntó la rubia confundida.
- En dos meses puedo conseguirte dinero suficiente para que vuelvas a Cardos, solo unos meses, suficiente para que Dhalia pueda casarse con Edmond, él lo aceptará de inmediato, no podrá con la humillación de que lo abandones- explicó Hugh, la mirada de Prim brilló en seguida.
- ¿Estás hablando en serio?- pregundo Prim ahogando su grito de emoción.
- Solo no le digas ni a nuestros padres o Dhalia-
Prim saltó de alegría y abrazó a su corpulento hermano.
- Hughie eres el mejor-
- No me gusta la mala imagen que dejas a la familia, pero no quiero que tú y Dhalia sean infelices-
- Pide lo que sea, ¿cómo le pago a mi hermano favorito?- pregunto Prim aferrándose con fuerza al cuello de Hugh, el chico lo pensó un momento.
- Enseñame a hablar con las manos- pidió Hugh entre dientes, Prim pudo ver como la blanca piel de Hugh se tornaba roja ante la petición, la chica sonrió.
- Dhalia tendrá que limpiar la imagen de los hijos Birdwhistle- se burló Prim.
- Mientras Leonhart la haga feliz no me importa.- aseguró Hugh.
Al día siguiente, el trato de los hermanos Birdwhistle seguía siendo un secreto, ambos sonreían con su habitual y perfecta apariencia mientras asistían al primer desayuno de la sociedad noble del año, organizado por ni más ni menos que los Crawford, en su casa de verano, Raven Highs, un evento donde las familias de las clases más altas se reunían para conversar, desayunar juntos y dar inicio a la temporada de cortejo, conocerían a las jovenes en edad casamentera antes de poder verlas en los bailes, principalmente con el objetivo de crear estrategias y saber a cuales cortejar, y por supuesto, la primera en la lista era Lizabeth Windside.
Cada familia llegó y se sentaron en su mesa esperando la presentación de la reina, todos miraban a su alrededor, los rumores sobre Prim y Newt ya eran casi nulos, era evidente la interferencia del Marqués Crawford.
- Birdwhistle- saludó el Marqués, Fenrir Birdwhistle forzó su sonrisa, aún no confiaba en las intenciones del macabro Marqués, mas no podía negar, que la presencia de los Crawford era imponente, aún más estando en subpropio territorio.
- Su Excelencia.- saludó Fenrir, las chicas hicieron una reverencia, el sombrío Marqués deliberadamente pasó por alto cualquier saludo y formalidad para concentrarse en Prim.
- Pequeña Primrose, que bella luce hoy en ese vestido naranja, siempre un placer para la vista- halagó el Marqués en voz alta, lo suficientemente fuerte para que los que estaban cerca escucharan, algo planeaba ese hombre y no parecía nada beneficioso para Prim.
El Marqués era un aliado poderoso, pero, ¿qué querría a cambio?
Prim lo miró con sospecha.
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Por el beso de una dama
RomanceNewt Crawford, una eminencia opacada por la audacia de su hermano y el inalcanzable amor por una mujer, su vida cambiará al conocer a Primrose quien busca demostrar que el destino lo construyes tú