Memorias de Egomedros

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Por la tarde del mismo día, Newt se preparaba para acudir al Club con sus nuevos amigos, había convencido a Paul de acompañarlo, suspiraba constantemente frente al espejo preguntándose si estaba adecuadamente vestido para la ocasión, ¿se reirán de su saco?, ¿de su cabello?, ¿cómo debía entrar?, la ansiedad se acumulaba en su mente y nublaba su juicio, más de una vez se sugirió no ir, pero los Birdwhistle retumbaban en su mente reprochándole su cobardía.

Finalmente dio el paso fuera de su casa y subió al carruaje donde ya se encontraba Paul.

- Podía apostar a que tu sirviente saldría y me diría que estabas enfermo o cualquier excusa barata, pero vaya que me trago mis palabras, aquí estás... pálido, buscando salidas alternas en un carruaje cerrado- se burló Paul, Newt lo miró con gesto fastidiado.

- Tú y Penelope tienen problemas de apuestas, y aborrezco ser yo el objeto de su pasatiempo...- se quejó Newt.-... y no estoy planeando huir.- indicó el chico.

Paul no pudo evitar soltar una risa divertida, extrañaba ya pasar tiempo con su amigo, Paul dejó que su sonrisa enmascarara sus pensamientos, esa noche sería interesante, no solo sería su primer enfrentamiento con los varones de élite sino que conversaría acerca de temas interesantes, como el avance en repeler las fuerzas del Rey Goro de Miderya en las Montañas Rojas, todos debían estar atentos a ese tema puesto que si el ejército principal de Isveria no lograba contenerlos entonces sería el momento de mandar a los jóvenes a la guerra como todos ellos, y otro tema que despertaba la curiosidad de Paul era como abordarían el incidente de la mañana, Windside contra Birdwhistle, poético enfrentamiento, ahí descubriría la verdadera posición de cada varón frente a cada chica, miró a Newt absorto en su ventana, con sus ansiosos ojos azules perdidos en la carretera, apostaría que en esta ocasión el favor del pequeño Crawford estaría con la rubia leona.

Arribaron al club siendo la noche aún joven, era un lugar relativamente pequeño y acogedor, justo a la entrada los sirvientes ofrecían bebidas, bocadillos y guardar los abrigos, Newt y Paul rechazaron cualquier servicio principalmente por no conocer las costumbres del lugar, se pasearon por el pasillo lleno de pinturas elegantes hasta el salón principal donde los dos grupos se dividían visiblemente tomando cada uno una mesa de billar.

Tan pronto entraron, ambos grupos les clavaron miradas analíticas, era evidente que eran los nuevos del barrio, Niel ya estaba en el Club y desde su lugar en la habitación gritaba con los ojos a Newt que se marchara, "sólo hay espacio para un Crawford en sociedad" pensaba Niel, Newt lo sabía, por lo que desviaba su mirada.

Para su fortuna, uno de los amigos de Hugh se acercó y se adueñó de los nuevos miembros, Guideon Sander, un acérrimo intelectual, no quería demostrarlo, pero era el más interesado en probar el intelecto del pequeño Crawford que había sido aplaudido por la Señorita más compleja de la sociedad, Primrose.

- ¡Crawfy, Lindfield!, vengan, Hugh aún no llega, pero ya les tenemos sus palos de billar, pidan un whisky o lo que sea que tomen, ¡Brendan, dos whiskys para los caballeros!- Guideon parloteó ignorando a Niel y su grupo, era un hombre atractivo, con finos lentes de aumento y porte amable.

Paul y Newt siguieron a Guideon con sonrisa incómoda, aceptaron los whiskys y los palos de billar sin más.

- Lindfield, escuché que usted es buen amigo de nuestra joven Reina- comenzó Guideon, Paul asintió dudoso.

- Su Majestad, Newt y yo nos conocimos antes de la coronación, por ello seguimos frecuentandonos sin ningún afán político.- aclaró Paul sutilmente en caso de que buscarán algún favor especial, pero para su sorpresa Guideon asintió sonriente e inocente con genuino interés.

- Apuesto a que el té es bueno, como su buen amigo espero la estén apoyando con el tema de la guerra, ha de ser un gran dolor de cabeza todos los días escuchar acerca de Miderya- comentó Guideon, Paul y Newt intercambiaron miradas sorprendidas, ¿sería verdad que con ellos no era importante su posición política?

- Crawfy, ¿has leído las "Memorias de Egomedros"?- preguntó otro chico, Newt sonrió ocultando su emoción, las Memorias de Egomedros era su libro favorito.

- Una maravillosa combinación de historia y poesía, el apartado del Rey Omen y sus sueños proféticos son la mejor parte.- confesó Newt.

- "Si desear a la Princesa de Gasostorm está prohibido..."- comenzó el chico hacia Newt.

- "...El Demonio de Mearflasgad sea mi verdugo y el mar limpie mi sangre de pecados."- completó Newt sin poder evitarlo, los chicos sonrieron, Paul cada vez se sentía más relajado, incluso Newt sonreía con alivio, como nunca lo había visto.

Justo entonces la imponente presencia de Hugh llenó la habitación, su gesto era duro, parecía molesto, su grupo de amigos intercambiaron miradas entre ellos, ¿era conveniente preguntar?

Nadie se atrevió... no al inicio.

- ¿El vestido de Dhalia tiene arreglo?- preguntó Newt al fin en voz baja, aún así el resto del grupo escucharon y detuvieron sus conversaciones con algo de temor por la reacción de Hugh.

El rubio gruñó levemente dándole un sorbo a su bebida.

- Solo fue jugo, no pasó a mayores.- se limitó a decir Hugh.

- Los accidentes ocurren, mas sí fue una lástima que tuvieran que marcharse pronto- dijo Guideon, Hugh lo miró sombrío.

- La mujeres de sociedad son malas y aterradoras, parecen inofensivas, pero no aceptan fácilmente a  alguien fuera de su círculo, lo mas aterrador es que esperan que nosotros tomemos a alguna de ellas como esposas... brujas, llaman a mi hermana "bestia" pero las verdaderas bestias se pasean altaneras en los bailes y parques- se quejó Hugh sin temor, era evidente que sus palabras se dirigían a Lizabeth y su séquito.

Paul apretó los labios y miró con el rabillo del ojo a Newt esperando su respuesta seguramente defendiendo el honor de su eterna amada.

- Por fortuna, las Birdwhistle son fuertes y resilientes, ni si quiera un Rey puede doblegarlas- dijo Newt con cierto orgullo en la voz, Hugh sonrió igual de orgulloso, y el resto de los chicos asintieron, sin lugar a dudas, el grupo de Hugh eran partidarios de las rubias Birdwhistle, Paul no pudo ocultar su desconcierto, ¿Newt Crawford, eterno enamorado de Lizabeth Windside, había defendido el honor de Primrose Birdwhistle por sobre Liz?

Eso era nuevo.

Mientras los chicos reían, Niel y sus amigos se acercaron con aires de grandeza y notoria molestia.

Por el beso de una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora