Incómodo

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"Querida Señorita Dhalia,

Me disculpo de antemano si mi carta le genera alguna incomodidad, tan solo deseo expresarle la dicha que su respuesta me causó el día que partimos, ese sentimiento me ha acompañado durante estos difíciles tiempos, los cuales no detallaré pues no me gustaría preocuparla a usted o su familia, escuché a mi hermano y mi padre afirmar que no lo harían por las mismas razones, por ello, yo tampoco lo haré.

Sepa que su recuerdo llena mis días de felicidad y tranquilidad, y aún si no recibo respuesta suya, su seguridad y futuro son mi motivación en esta guerra.

Siempre suyo.
Niel C. "

Niel leía y releía la carta que enviaría a Dhalia, acababan de llegar y levantar el campamento en las Montañas Rojas, compartía tienda con Newt y había aprovechado que su hermano había salido a revisar planos y estrategias, si Newt lo veía, seguro lo cuestionaría.

Tan pronto se convenció de que la carta no era tan patética como los intentos previos, la puso en el sobre y la escondió debajo de su almohada, por la mañana la entregaría al mensajero.

El mayor de los Crawford se recostó en su cama, fría, dura, pequeña, con una sola almohada y una sábana rasposa, parte de su entrenamiento militar lo había preparado para vivir en condiciones precarias como esas, pero eso no impedía que suspirara con incomodidad.

Después de varios minutos Newt entró, con gesto exhausto, pensativo, con un ligero gruñido se tumbó en su cama a lado de Niel, si las condiciones en sí ya eran incómodas, compartirlas en una misma habitación con un sujeto cuya relación no era la mejor, empeoraba las cosas.

- ¿Qué saben?- preguntó Niel vacilante con la mirada al techo de la tienda.

- Padre dará instrucciones mañana, pero lo que vimos es que los exploradores reportaron a algunos grupos de Miderya adentrándose al bosque por el Este.- comentó Newt con fastidio, su mirada curiosa se paseó por el escritorio improvisado en el lado de Niel, la pluma estaba acomodada delicadamente a lado del tintero pero la punta tenía tinta fresca, el cenicero estaba lleno de ceniza, y entre la ceniza, algunos trozos de papel, el bote de basura estaba vacío.

Newt soltó una risilla en resoplido.

- Ah, supongo que deberemos cargar los rifles cuando crucemos el bosque.- reflexionó Niel.

- ¿A quién escribiste?, ¿A Windside?- cuestionó Newt ignorando la conversación de guerra.

Niel se sobresaltó, mas de inmediato intentó recobrar la compostura.

- ¿De qué hablas?, yo no escribí a nadie.- aseguró Niel, la sonrisa de Newt se amplió, ¿por qué ocultarlo?, el hecho de que Niel se haya esmerado en esconder las pruebas llegando incluso a quemar los intentos fallidos le divertía.

- ¿No es para Windside?, dudo que sea para mamá.- insistió Newt divertido, se sentó con más comodidad para sacar la verdad de su hermano mientras jugueteaba con el amuleto que Prim le obsequió.

Niel se sentó en su cama, ansioso.

- ¿Y qué si fuera para mamá?-

- No lo es.-

- Es para Lizabeth, ¿satisfecho?- la voz de Niel sonaba vacilante, y un leve tic apareció en su ceja derecha, Newt entrecerró los ojos con sospecha, algo le decía que no era así.

- Ajá.-

- ¿Qué es eso?- preguntó Niel cambiando el tema señalando el dije de Newt.

- Ah, ¿esto?, un regalo, de Prim, es un "amuleto de protección".- sonrió Newt pensando en lo dulce que era la excusa de Prim para darle un obsequio.

- La Leona resultó sentimental, ¿quién lo diría?-  se burló Niel.

- Es mucho mejor de lo que imaginarías, tal vez deberías intentar llevarte bien con ella.-

- Tal vez.- asintió Niel, a Newt le resultó curioso como su hermano divagó unos momentos después de responderle.

A la mañana siguiente, todos tuvieron que despertarse antes del amanecer, aquellos que enviarían cartas a sus seres queridos se apresuraron a entregar la correspondencia al mensajero, Newt y Hugh se encontraron al entregar sus respectivas cartas.

- ¿Qué le contaste a Prim?- preguntó Hugh.

- Lo normal, el camino cansado, la lluvia de antier, las ampollas de mis pies por la botas, el dolor en mi ingle por el caballo, el nulo desayuno, ¡ah!, y que debo dormir a lado de Niel y su vejiga miniatura, ¿sabes que se levantó al menos tres veces a orinar en toda la noche?- se quejó Newt con las visibles ojeras oscuras de la falta de sueño.

Hugh soltó una risa divertida.

- Al menos Leonhart no resultó tan mal compañero de tienda.- Hugh se encogió de hombros.

- ¿Se llevan bien de nuevo?- preguntó Newt curioso, ambos entregaron sus cartas y se dirigieron a la fila para tomar desayuno.

- ¡Para nada!...- rió Hugh.- ... más bien me ignora, tiene su lado de la tienda, entra, sale y en ningun momento me mira siquiera.-

- El rechazo de la Señorita Dhalia fue un golpe inesperado.- comentó Newt, Hugh vio a lo lejos como Niel entregaba su carta.

- ¿A quién escribió tu hermano?-

- Windside, dice-

- Dice.- remarcó Hugh, Newt sonrió con picardía.

- No le creo, su ceja saltó como aquella vez que dijo que había pasado la noche con Lady Pickard y en realidad se había quedado dormido y ebrio en el establo de los Kipling.- recordó Newt.

- ¿Tendrá una amante secreta?- infirió Hugh con cierto brillo divertido en los ojos, Newt lo miró con una ceja arqueada.

- Si serás Birdwhistle.-

Después del desayuno, el Marqués, acompañado de Paul pidieron la atención de los chicos.

Tal como Newt había anticipado a Niel, se habían localizado algunos grupos de soldados de Miderya en diversas partes del bosque, el plan ahora era, dividir las tropas para avanzar esparcidos y cubrir mayor terreno, así poder atacar a los grupos que encontraran y debilitar al ejército central en la frontera.

Las divisiones habían sido determinadas, Newt, Hugh y Edmond estarían juntos en una tropa dirigida por Fenrir, mientras que Niel y Paul estarían en aquella dirigida por Lyn.

Las tropas comenzarían a marchar en un par de horas, dejando tiempo para levantar el campamento y afinar detalles.

Lyn reunió a sus hijos.

- Ambos, estén alerta, conocen las instrucciones, disparen primero, hagan preguntas después.- dijo Lyn con voz firme, los chicos asintieron, Niel dudó por un momento.

- Padre, permiso para hablar.- solicitó Niel.

- ¿Qué?- Lyn lo miró con fastidio.

- ¿No sería mejor que Newt fuera con nosotros?- preguntó el chico, Newt y Lyn lo miraron interrogantes.

- Newt organizó esta estrategia junto al Principe Consorte y yo, uno de los dos debe estar junto al Conde para dar detalle e instrucciones.- explicó Lyn.

- Madre nos pidió que no nos separáramos.- vaciló Niel.

- Este es un arreglo basado en el análisis de habilidades y aptitudes de cada soldado, yo lo hice, deja de actuar extraño.- afirmó Newt con un gesto extrañado y una risa burlona dando por terminada la charla dirigiéndose hacia su propia tropa.

Niel quedó con sus palabras en la garganta, tenía un incómodo mal presentimiento.

Por el beso de una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora