Días contados

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Los hermanos regresaron en silencio, cada uno con sus propios temas en mente, por al menos medio camino.
 
- Crawford fue a buscarte a casa- recordó Hugh, Prim salió de sus pensamientos con gesto curioso.
 
- ¿Newt?-
 
- Sí, eso parecía, un sujeto triste, confundido, dramático, creo que era Newt- se burló Hugh, Prim soltó un resoplido divertido.
 
- ¿Para qué me buscaba? -
 
- Contarte sus penas, sufrir en los brazos de una nueva amistad, ya sabes, quejarse de su miseria y si había tiempo tal vez proponerte matrimonio- continuó Hugh.
 
- Y si tú sabes todo eso es porque a causa de mi ausencia, sufrió en tus brazos y te propuso matrimonio… ¡Felicidades querido hermano! - se burló Prim arqueando una ceja.
 
- ¡Primrose!, no digas tonterías-  
 
- ¿Qué? En el Inframundo, el matrimonio igualitario es algo muy común, incluso en la realeza. - dijo Prim encogiendo los hombros indiferente.
 
- ¿Cómo voy a encontrarte un buen esposo si dices puras tonterías? - suspiró Hugh.
 
- No lo hagas- concluyó Prim con su sonrisa burlona.
 
El carruaje llegó a la residencia Birdwhistle apenas cayendo la noche, Prim y Hugh estaban listos para cerrar ese extraño día, entre Newt, Madeline Berreth y los matrimonios igualitarios en el Inframundo terminarían por explotar la cabeza de Hugh.
 
Para su mala suerte, su día no terminaría ahí, tan pronto entraron a casa, sus padres se pusieron de pie junto a Edmond Leonhart, fresco, perfecto con su sonrisa radiante recibiendo a los hermanos.
 
- Hugh, Señorita Primrose- saludó con su voz de Príncipe, Hugh y Prim usaron todas sus fuerzas para evitar hacer alguna mueca.
 
- Lord Leonhart está aquí para hablar con Prim, Hugh, ¿podrías acompañar a tu hermana? - indicó Tulip, Hugh no podía más que aceptar la petición de su madre.
 
- Por supuesto-
 
Fenrir y Tulip salieron de la habitación, indicaron que irían a dormir, pero definitivamente escucharían la conversación desde otra habitación, y, al igual que ellos, Dhalia también se había escondido con la intención de no ser vista por sus padres, para poder escuchar la conversación también, todos tenían el presentimiento de que algo grande ocurriría.
 
- Lord Leonhart- saludó Prim nerviosa sentándose en el sillón que sus padres habían desocupado.
 
- Es muy tarde para visitas, ¿no lo cree? - reprochó Hugh, Ed sonrió.
 
- Lo sé, sin embargo, le pedí a los Condes una excepción, me parecía imperativo poder hablar con usted Señorita- las palabras de Ed erizaron la piel de los hermanos, sólo una cosa podía ser TAN importante en la mente de un joven noble como Edmond.
 
-  Milord si es sobre lo ocurrido en el parque, quiero dejar claro que no me arrepiento- soltó Prim.
 
- Primrose- reprochó Hugh entre dientes.
 
Edmond sonrió, eso aterró más a los hermanos.
 
- Lo sé, me disculpo, fue mi error asumir que ese paseo sería entretenido para la Señorita Primrose…- comenzó Ed. Hugh y Prim intercambiaron miradas confundidas. -… No consideré los intereses específicos de la Señorita…- eso era una sorpresa, el discurso de Edmond estaba muy bien construido en torno al objetivo principal de conquistar a Prim. - … pero cuando usted y yo convivamos en sagrado matrimonio puedo asegurarle que mis labores como esposo se enfocarán en sus necesidades. - ahí estaba, LA BOMBA, “sagrado matrimonio”, Hugh y Prim casi se asfixiaron con su propia saliva y sorpresa.
 
Al otro lado de la pared, Fenrir y Tulip saltaron en silenciosa alegría, era una propuesta de matrimonio, agresiva, impositora, pero eso era lo que alguien como Prim necesitaba.
 
Desde su escondite, Dhalia se cubrió la boca, su corazón dolía, no era ajena a esa realidad, pero sus oídos no estaban listos para escuchar esa propuesta, aún peor, sabía que, así como su amor no era correspondido, el amor de Edmond tampoco lo era.
 
- Lord Leonhart- llamó Prim.
 
- Si comenzamos los preparativos, la ceremonia se llevará a cabo este verano y para antes de navidad usted podría disfrutar de cabalgar libremente sobre la nieve en el reino de Liang durante las fiestas, eso si es que la Luz no nos bendice con hijos en ese periodo. - explicó Ed con emoción, Hugh y Prim quedaron boquiabiertos, tenía todo planeado, era terrorífico para Prim.
 
- Lord Leonhart- llamó Prim nuevamente con voz imponente, llamando al fin la atención de Ed.
 
- ¿Hay algún inconveniente? - cuestionó Ed como si no hubiera fallas en su plan.
 
- Milord…- comenzó Prim echando una miradilla rápida a Hugh asegurando que trataría de ser lo más cordial posible, Hugh suspiró temeroso. -… agradezco su interés, no dudo que sus intenciones sean sinceras, sin embargo… - Prim pensó un momento. -… sin embargo, mi hermana y yo acabamos de regresar a Isveria, me temo que aún no estoy familiarizada con las costumbres del país, me gustaría tener un tiempo para convivir con la familia a la que no vi durante varios años, y conocer el hogar del que partimos de niñas- dijo Prim con gesto de lástima y melancolía.
 
Tal y como funcionó con el Marqués Crawford, así funcionó con Ed, el chico sintió lástima por la chica.
 
- Tiene usted razón, estoy tan ansioso por pasar mi vida con usted que olvidé que necesita tiempo para su familia…- dijo Ed poniéndose de pie decidido a marcharse…por ahora. -… cuando termine la temporada de bailes de este año volveré para fijar una fecha. - Ed lanzó un último misil.
 
Prim  y Hugh acompañaron a Ed hasta la salida, en cuanto se marchó, Prim comenzó a sentir como sus días  estaban contados, tik-tok, y en un abrir y cerrar de ojos estaría pariendo a los hijos de Edmond Leonhart, gritos de niños inundaron su mente  y por un momento se visualizó cargando en un brazo a la pequeña Primrose y en el otro al pequeño Edmond, sus ojos vacíos, su cabello enmarañado, joyas  finas adornando su cuello, sus muñecas y sus manos, olvidando lo que era cabalgar, reír con ganas, perdiendo la inspiración y los sueños de ser escritora mientras su vientre se abultaba nuevamente y sin  parar hasta que su cuerpo no pudiera más.

Por el beso de una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora